Por RICARDO DE QUEROL
1. Me acojo a mi derecho, que va a ser reconocido de una vez por todas en la Región de Murcia, a impedir que a mis hijos se les eduque en lo que llaman diversidad afectiva y sexual, como si merecieran igual respeto todas las prácticas o tendencias. Por lo mismo, no deseo que se les imparta educación sexual, ni por supuesto sobre anticoncepción. Del feminismo, perdón, de la ideología de género ni hablamos. Nosotros les formaremos en que solo existe un tipo de matrimonio, tradicional e indisoluble, que no pone impedimentos antinaturales a la concepción. Vivirán sin mezclarse con un gay ni, cielo santo, con un depravado que se hace pasar por mujer. Pongo la mano en el fuego por ellos por que jamás usarán un condón.
2. Objeto la educación física. Mi hija no se pondrá un chándal. Eso también entra en mi concepto de la moral, en el que nadie debe meter sus narices.
3. Me niego a que a mis hijos se les instruya en la evolución de las especies. Nada de dinosaurios, nada de Atapuerca, nada de fósiles de conchas. Mis pequeños no recibirán información que ponga en duda la creencia de que el universo se creó en seis días y seis noches, y que el séptimo día el Creador descansó. Por supuesto, mis hijos no conocerán la existencia de otros credos distintos del único verdadero.
4. Los terraplanistas tenemos derecho a que nuestros hijos se les explique, como mínimo, que hay dos hipótesis sobre la creación de la Tierra, sin dar prioridad a ninguna. Que no les digan que los satélites y los aviones dan vueltas al supuesto planeta cada día, ni que cuando es de noche en Europa es de día en América, ni que desde el hemisferio sur se ve otro mapa de estrellas.
5. Objeto que en la asignatura de Historia se ponga la etiqueta de totalitarismo a ideologías que podamos profesar los padres. Eso es adoctrinamiento político.
6. Los contenidos históricos hieren nuestra sensibilidad nacional en lo que respecta a los Reyes Católicos, a 1714 y a todo lo que ocurrió en medio.
7. Exijo que el temario de Historia obvie la Revolución Francesa, madre de todos los males que han corrompido la sociedad moderna. Mis hijos vivirán de acuerdo con el Antiguo Régimen, antes de que la Humanidad se extraviara.
8. Impugno el canon literario del Siglo de Oro por falta de diversidad. Está copado por hombres blancos, cishetero, de cierta extracción social. Sin nombres femeninos, menos aún no binarios, ni racializados.
9. No me diré escéptico sobre las Matemáticas, ya sé que dos y dos son cuatro. Pero rechazo la informática y los algoritmos, y deseo que mis hijos vivan ajenos a la manipulación social de las Big Tech.
10. Los hijos de los antivacunas no deberán ser instruidos en que las inmunizaciones han salvado miles de millones de vidas; en que la esperanza de vida se ha duplicado desde el siglo XVIII gracias a los avances de la medicina. Elegimos que vivan de acuerdo con la naturaleza, aunque lo natural sea no vivir de media más de 40 años.
11. El inglés es una lengua imperialista. El francés también, solo que ya no tanto. El latín y el griego también fueron instrumentos del imperialismo, si lo piensan bien.
12. ¿Filosofía? ¿Acaso pretende que mi hijo se haga todas las preguntas? ¿Que se cuestione todo? ¿Pensamiento crítico? Aléjese de mis hijos, haga el favor.
Lo llaman pin parental. Está pasando. Están dejando que pase. No existe el derecho de los padres a mantener a sus hijos en la ignorancia. Sí existe el derecho de los alumnos a que la escuela les abra los ojos a todo eso que se les oculta en casa. (El País, 23 de marzo de 2021)
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