29 enero 2024

Los placeres de viajar llegada la jubilación: tres trotamundos nos lo cuentan

Las personas entre 65 y 85 años aumentan en interés para la industria turística por su capacidad de romper con la estacionalidad y por su creciente número. Los destinos se adaptan para atraer a esta población que tiene tiempo y dinero.

Por SANDRA NAVARRO y GALO MARTÍN APARICIO

El País Viajero, 28 de enero de 2024

El tren que las iba a llevar del palentino pueblo de Espinosa de Villagonzalo a Santander tuvo que parar en Reinosa por una avería. Era de noche y hacía frío. A pesar de tener móvil, ninguna avisó a sus respectivas familias. Estaban bien, de camino a donde querían ir, y se tenían la una a la otra. Domitila Calvo tiene casi 90 años, y María del Carmen Polo, 71. Que no llamaran abrió los ojos al resto de los familiares cuando nos enteramos del percance. Nos ayudó a entenderlas y a no envejecerlas con nuestras miradas. Para nosotros no había razón para hacer aquel viaje, para ellas era tan necesario como emocionante subirse a aquel tren. Era su manera de decir que se sienten bien y un acto romántico, como lo es El caminante sobre el mar de nubes (1817), un cuadro de Caspar David Friedrich en el que se ve a un hombre de pie en una cumbre rocosa y dando la espalda a quien lo mira. Frente a ese hombre, un precipicio se extiende hacia un horizonte de cimas escarpadas que parecen resistirse a que la niebla las vuelva invisibles. Condición que experimentan socialmente las personas, más las mujeres, a partir de cierta edad.

El envejecimiento de la población es una combinación del incremento de la esperanza media de vida y el descenso de la natalidad. Un problema social y fiscal que requiere de soluciones creativas. Japón, junto a Corea del Sur y Hong Kong, es el país más longevo, su esperanza media de vida supera los 84 años. La de España es de 82. En ese contexto, el segmento de personas entre los 65 y 85 años cada vez genera más interés a la industria del turismo por su capacidad de romper con la estacionalidad a la hora de viajar y por su número. Según las perspectivas de la población mundial de 2019 de la ONU, en 2050, de los 9.700 millones de personas que se estima que haya, 1.552 millones, algo más que la población de China, tendrán más de 65 años. Ahora hay unos 720 millones. Y la Organización Mundial del Turismo calcula que la población mayor de 60 años supondrá más de 2.000 millones de viajes para 2060. Un dato suculento.

La croata Sania Jelic tiene 67 años y desde que se jubiló, después de una trayectoria profesional en el sector turístico, ha realizado un viaje en solitario de cinco meses por Sudamérica y ahora está recorriendo parte de África. Todavía no ha regresado y ya tiene en mente viajar a Asia y a la Polinesia Francesa. A los que no les queda lejos la jubilación, Sania les adelanta: “Con un poco de suerte la mayoría de las personas llegarán a los 65 años en buena forma física y mental. Con la capacidad de disfrutar plenamente de por lo menos 10 años más de vida activa”. Ella es parte de los jubilados muy activos, segmento generacional entre otros dos; el de los mayores de 50 años y hasta los 65, y el de los adultos mayores, a partir de los 80 años, más o menos. Juan Carlos Alcaide, profesor de ESIC Business & Marketing School, explica que las personas como Sania, que gozan de buena salud, disponen de tiempo y tienen poder adquisitivo (pensión, ahorros o a una herencia), buscan vivir nuevas experiencias en destinos naturales, históricos y culturales: “Les gusta la integración con el paisaje y el paisanaje. El aprendizaje y la vivencia en el eje de la actividad hace que el turismo que practican sea mucho más activo que el que hacían antes las personas de su edad”.

A Isabel Martínez Higueras (68 años) la pandemia le coincidió con su jubilación como psicóloga clínica, lo que la obligó a posponer su viaje a Japón. Fue en otoño de 2023, y pasó dos meses en calidad de visitante, que es como ella denomina su perfil en ese país. Isabel asegura que la jubilación es una ventana de oportunidades para redirigirla hacia cosas que le interesan y no requieren una necesidad económica. En una cafetería de Pozuelo (Madrid), vestida con una chaqueta roja de tejido de quimono, cuenta: “Fui a Japón a sentirme yo allí”. Según ella, lo suyo no es un viaje turístico, sino experiencial. Lo hizo sola, aunque conocía y conoció a japoneses durante su estancia. “No voy a sitios en los que no conozco a nadie. Me atrae ir a ver a gente y ver qué surge”. Para conocer gente hace uso de Couchsurfing, una aplicación que sirve para contactar con lugareños que ofrecen su tiempo, compañía y hasta su casa. Para buscar alojamiento recurre a contactos previos y a la plataforma Homestay, una red mundial de hospitalidad y alojamiento en familia.

Las personas a las que llamamos mayores, veteranas o viejas tienen conocimientos y habilidades que no se les presupone no por su edad, sino por ideas preconcebidas por los de 40, 30 y 20 años. Sania cuenta sus viajes en Instagram con fotos, vídeos, reels y directos. Conoció a Isabel a través de esta red, que ella también usó para contar su día a día en Japón. El contenido que crea Sania durante su periplo africano se lo envía a Isabel y ella lo cuelga. Isabel, a diferencia de Sania, dice que no quiere ser modelo de nadie, pero si hay alguien a quien le interesa lo que hace, que mire @japonconcanas: “Comparto vivencias que otras personas no pueden tener, aunque mi objetivo primordial es experimentar, aprender y conectar”. Lo que sí hacen las dos, además de publicar en español e inglés, es viajar ligeras; maleta de cabina con ruedas y mochila.

En solitario o en grupo

Katrin Dams (71 años, @katrindams2) es una belga afincada en Hondarribia para quien hacer una maleta pequeña es su gran trauma. “Siempre llevo demasiadas cosas”, cuenta por teléfono. Los primeros viajes los hacía en vacaciones, cuando aparcaba su trabajo como traductora, monitora de aeróbic y como propietaria del pequeño hotel en el que convirtió su casa al divorciarse. Cumplió los 70, se jubiló y siguió viajando. No le sorprende que sus nietas de 19 años le digan que no es como las abuelas de sus amigas, ni tampoco que sus hijos no sepan ni adónde va ni de dónde viene. En 2023 ha estado en Angola, Congo, Sudán, en el norte de Nigeria, Chad, Mauritania y Senegal. En 2024, de momento, tiene previsto ir a Pakistán y Afganistán. Es consciente de que para viajar como lo hace ella hace falta dinero, también voluntad. Viaja más que Tintín y lo hace sola y a lugares conflictivos, con el apoyo que le brinda la agencia Last Places.

Cuando viaja en grupo, la edad del resto no le importa, lo que no le gusta es hacerlo con parejas. Parejas que cada vez se animan más a viajar en grupo por una cuestión práctica y económica, como Eva Sanz Arévalo (50 años, economista), quien fue a Islandia con su marido. Lo hizo al abrigo de Huna, turoperador del grupo Huakai orientado a personas entre los 40 y 60 años, a las que acompaña una líder de grupo, encargada de coordinarlo, gestionar la logística y ayudar en caso de necesidad. Las personas que han viajado con Katrin, aunque sean más jóvenes, le piden que vuelvan a viajar juntos, su familia le pide que haga lo que hacen las personas normales. A sus nietas, que siempre le dicen el miedo que les da que se vaya, les responde que ya ha vivido su vida, que quiere morirse haciendo lo que quiera en ese momento y mientras pueda, aunque quiere vivir todo lo posible para disfrutar de ellas: “Nuestra vida nos pertenece a nosotras, no a los demás”, concluye Katrin, quien añade que Benidorm no es para ella, todavía. Ella no es parte de esos 30 millones de turistas extranjeros de más de 50 años que visitan España y se gastan de media 1.100 euros por persona.

Mayor oferta

Benidorm, Levante, Canarias y Baleares son la geografía por excelencia de los destinos de los jubilados (en 2019 los séniores aportaron a la industria turística española, según estimaciones del Libro Blanco de la Silver Economy, casi 9.000 millones de euros, el 28% del total), aunque José de Juan Saboya, director general de Silver Economy Group, cuenta: “Cada vez hay más destinos que se esfuerzan por ofrecer una propuesta atractiva para este segmento; adaptando la oferta en destino y trabajando la comunicación y la comercialización. En los últimos años ha ido surgiendo una oferta mayor, comercializada por agencias de viaje especializadas en los turistas séniores, que dan respuesta a las nuevas necesidades y expectativas de este público, que ya no espera lo mismo que hace 10 o 20 años”. Que se lo pregunten a Domitila y a María del Carmen, dos veteranas con ánimo para seguir haciendo escapadas.

28 enero 2024

Hoy 28 de enero celebramos el Día del Bibliobús

Desde hace varios años, el 28 de enero se viene celebrando en nuestro país el Día del Bibliobús. Esta conmemoración es una iniciativa de la Asociación profesional española independiente para la defensa y la difusión de los servicios bibliotecarios móviles (ACLEBIM), junto con la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (FESABID).

El bibliobús, tal y como su nombre indica, es un autobús o furgoneta, en general de grandes dimensiones, reacondicionado como biblioteca pública. Su objetivo es acercar la lectura de libros y revistas, materiales audiovisuales (las baldas de las furgonetas están divididas en público infantil, novelas, biografías, fondo local, cómic, poesía y teatro, además de películas y series), incluso puntos de acceso a internet a zonas rurales o de difícil acceso que no cuentan entre sus instalaciones locales con un edificio permanente de biblioteca pública.

El lema elegido para el Día del Bibliobús es: “Los bibliobuses facilitan la vida de nuestros pueblos”. Este lema destaca la relevancia de las bibliotecas móviles como agentes dinamizadores de la cultura, el conocimiento, la cooperación y la animación a la lectura en las zonas rurales más pequeñas y alejadas de los núcleos urbanos.

Además, este servicio de biblioteca pública, al proveer a los niños y adultos de estas zonas de productos culturales de forma continuada, es un gran aliado en la actual lucha contra la despoblación rural y permite contrarrestar la creciente adicción a las pantallas.


La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, se suma a esta iniciativa un año más para visibilizar, apoyar y destacar la imprescindible labor llevada a cabo por todos los profesionales de los bibliobuses españoles, una actividad que sin duda entronca con la que desarrollaron los maestros y maestras de las Misiones Pedagógicas llevadas a cabo por la República Española para llevar la cultura a las zonas más aisladas del país.

Según los últimos datos extraídos del informe Bibliotecas públicas españolas en cifras, en España circulan un total de 75 bibliobuses que recorren diferentes puntos de la geografía española. (En las fotografías, el bibliobús que recorre los pueblos apartados de Cantabria.)

Los 75 bibliobuses activos en 2019 recorrieron 2.008 municipios, con 3.167 paradas, y dieron servicio a una población de 11.327.019 habitantes, que representan el 24% del total de la población, cifra que pone de manifiesto lo imprescindible de este servicio público.

En el portal de Bibliotecas públicas españolas en cifras se pueden consultar todos los datos detallados por Comunidades Autónomas o Bibliobuses.


Artículo relacionado: 
De ruta con el Bibliobús: “Hay gente que viene y te dice que la lectura le ha salvado la vida”

27 enero 2024

Plan B para aficionados a sustancias tóxicas

Por Carlos Martín Gaebler

Tras ver el documental británico sobre la epidemia de sexo químico Chemsex (Filmin), que advierte de una bomba de relojería en ciernes, se me ocurren algunas ideas para gestionar la soledad sin tóxicos, y de modo saludable.

Suelta el móvil de las manos por un rato y coge un libro (de Almudena Grandes o de García Márquez, por ejemplo); siempre se ha dicho que leer enseña a vivir. Métete una buena serie por los ojos (tipo Breaking Bad), o una película en versión original por los oídos (tipo Perfect Days). Hazte unos largos en la piscina, o suda levantando pesas en el gimnasio, y verás qué subidón de endorfinas. Inyéctate a los Rolling Stones o a Prince por vena (son eternos). 

Siéntete libre bañándote en bolas en el mar. Únete a una sesión de senderismo por el monte con la peña. Organiza una quedada en bicicleta con tus colegas (sin dopaje previo). O, si eres una persona de posibles, móntate en unos esquíes y date un chute de adrenalina lanzándote montaña abajo. Inféctate de emociones fuertes. ¿Has probado a cerrar los ojos al despegar o aterrizar en un avión? 

Si eres aficionado al poliamor, cómete a tu chica, o a tu chico, o ambos, de arriba abajo. El sexo lento y sin drogas proporciona placeres indescriptibles. Métete sustancias recreativas por boca que producen un gran placer, no tienen efectos nocivos sobre la salud y no destruyen neuronas irremplazables: chocolate negro, jamón de pata negra, unas gambitas, unos berberechos, un sorbete de limón al cava, una copa de rioja o de champán, y, a vivir, que son dos días. 

Protégete a ti mismo y a tus parejas sexuales; conseguirás no reinfectarte una y otra vez y contribuirás a no saturar el servicio público de salud. PD: Las Autoridades Sanitarias advierten de que EL TABACO MATA. Y el chemsex también. cmg2024

Esta columna fue publicada originalmente en elDiario.es. Puedes leerla aquí.

19 enero 2024

Iconos que un joven (gay) cosmopolita debe conocer

Por Carlos Martín Gaebler
SE LEE EN 9 MINUTOS

El gay contemporáneo, el homosexual salido del armario, vive, le guste o no, en una sociedad globalizada, no sólo en lo económico sino también en lo cultural. Si en nuestra era digital la cultura es un fenómeno internacionalizado, para el hombre gay moderno lo es aún más pues éste se construye a sí mismo sobre la obra o el legado de figuras mundiales cuya contribución a la libertad de las personas gays les ha convertido en iconos que aquél debe conocer. En este hipertexto me propongo presentar al lector personas eminentes y logros artísticos que han moldeado la vida y la cultura occidentales a partir de 1969, el año en el que algunos armarios empezaron a abrirse de par en par.

Empezar por Harvey Milk no es sino hacer justicia al primer cargo público electo en EEUU abiertamente gay. Su valentía para defender la causa de la igualdad de derechos le costó la vida, pues murió asesinado por un homófobo ultra tras ganar el escaño de concejal por San Francisco. Activistas como él inauguraron la lucha política contra las legislaciones homófobas. Su vida fue llevada al cine en la excelente cinta Milk, protagonizada por Sean Penn.
Si Marilyn Monroe se erigió en el símbolo sexual femenino para el hombre hetero de la segunda mitad del siglo XX, el actor Joe D’Allesandro fue sin duda el primer mito erótico occidental para generaciones de gays a partir de los años 70. Su participación en la trilogía fílmica del alternativo Paul Morrissey (Flesh, Trash y Heat) catapultó a este joven italo-americano como el primer chulazo de la historia del cine. Su rubia naturalidad y su generosidad epidérmica ante la cámara (desnudos integrales incluidos) siguen hoy cautivando a todo aquel ávido de contemplar la hermosura viril. Joe era el canon de belleza masculina sin necesidad de musculación, depilaciones ni demás marikonadas, con perdón.

El artista neoyorquino Keith Haring revolucionó el diseño gráfico en la década de los 80. Su obra, pletórica de alegría y colorido, parecía ilustrar aquel mantra del “Gay Is Good,” y su estilo particular creó escuela por doquier. Fue un creador comprometido con la denuncia de las injusticias sociales desde el apartheid hasta la homofobia, y sus grafismos, copiados hasta el infinito, forman hoy parte del imaginario de la sociedad globalizada.

En Europa la obra de los franceses Pierre et Gilles representa la apoteosis del kitsch como objeto estético y jovial.  Como resulta patente en su célebre retrato pacifista “Un monde parfait,” contribuyeron a crear un mundo idealizado pero posible, al menos en la imaginación del espectador. Sus barrocas fotografías retocadas son una de las más importantes aportaciones a la cultura popular de nuestro tiempo. Por otro lado, la obra fotográfica del norteamericano Robert Mapplethorpe ha sido fuente de inspiración para generaciones de artistas plásticos. Sus retratos, desnudos y bodegones son una celebración de la vida en blanco y negro y forman parte del acervo cultural del siglo XX. Mapplethorpe fue el pionero en retratar al hombre negro en todo su esplendor, más allá de rancias controversias moralizantes. Su legado hedonista pertenece por derecho propio al imaginario contemporáneo.

En la que podríamos denominar prehistoria gay hay que situar al brillante científico británico Alan Turing, el matemático e informático homosexual que durante la Segunda Guerra Mundial fue capaz de descifrar los códigos secretos de la aviación nazi, salvando así miles de vidas humanas. Imaginó la inteligencia artificial y creó una máquina precursora de los ordenadores actuales. Más tarde fue condenado a la exclusión social y denostado públicamente por su condición sexual. Las autoridades de su tiempo le aplicaron un “tratamiento” profundamente agresivo para “curar” su homosexualidad que acabó provocándole la muerte.

Beautiful Thing es la película que todos hubiéramos deseado y necesitado ver cuando éramos unos adolescentes invadidos por dudas y temores. Esta cinta británica de 1996 es hoy de obligado visionado para jóvenes en formación, pues ilustra el logro de la visibilidad pública y la belleza de la valentía gay. Otra historia de amor imprescindible es la magistralmente narrada por Ang Lee en Brokeback Mountain (2006): los vaqueros Jack Twist y Ennis del Mar son ya iconos del cine universal. Probablemente la mejor historia de amor entre hombres jamás filmada, Brokeback Mountain ayudó a cambiar la vida de muchos hombres armarizados en todo el mundo. La excelente película británica God's Own Country (2017), deudora de la anterior, ofrece un novedosa reflexión sobre la nueva masculinidad basada en la empatía, la ternura y la inteligencia emocional, en un historia situada medio siglo después de la ambientada en la America profunda de 1963.

La cultura pop arranca con la música electrónica de club que los británicos Pet Shop Boys empezaron a tocar allá por los años 80, cuando su primer éxito, West End Girls, les catapultó al estrellato. Con el tiempo, y con su casi himno gay Go West, el dúo formado por Chris Lowe y Neil Tennant, se han convertido en uno de los iconos musicales de la sociedad global, igual que le ocurrió al cantante George Michael, el blanco que bailaba como los negros, convertido en luchador institucional contra la homofobia en el Tercer Mundo. Sus vídeos hedonistas y rompedores contribuyeron a engrosar la imaginería visual de la cultura pop internacional.

Finalmente, debo mencionar dos novelas imprescindibles en el imaginario homosexual: The Swimming Pool Library, del escritor británico Allan Hollinghurst, y The Lost Language of Cranes, del novelista norteamericano David Leavitt, quizás dos de los textos mejor narrados y más cautivadores que ha producido la literatura occidental de temática gay. Incluso traducidos, son dos títulos para disfrutar de la lectura en estos aciagos tiempos de prisas y gratificación inmediata. Los amantes de la belleza más intimista deben leer los sublimes Sonetos del amor oscuro, de Federico García Lorca, cumbre de la poesía homoerótica en lengua española.

Y como guindas deportivas sobre el pastel, deseo mencionar a varios deportistas que hoy en día son un referente de tesón y lucha para los jóvenes de todo el mundo: el saltador Greg Louganis, el deportista gay más laureado de la historia olímpica, y la tenista Martina Navratilova, la más grande de todos los tiempos, ganadora de 18 títulos (individuales y mixtos) en Wimbledon. Ambos tuvieron que luchar denodadamente contra la homofobia y el machismo enquistados en el deporte de alta competición y en al actualidad son un modelo a seguir por muchos y muchas atletas gays y lesbianas en su esfuerzo por visibilizarse y salir del armario. Ellos abrieron la puerta para que grandes deportistas contemporáneos dieran la cara transmitiendo valores como el respeto por la diversidad y facilitar así la visibilidad de deportistas gays, como hicieron el waterpolista español Víctor Gutiérrez o el saltador británico Tom Daley (saliendo del armario mediante un vídeo en YouTube).

La contemporaneidad nos ofrece compañías de danza tan innovadoras como la neoyorquina Madboots Dance, una compañía de hombres que celebran la identidad masculina en todos sus bailes. Fragmentos de sus hermosísimas piezas de danza contemporánea se pueden visionar en su sitio web. Puro gozo.

The Boys in the Band (Los chicos de la banda), la obra teatral de Mart Crowley y la posterior película de William Friedkin, es una obra seminal dentro de la ficción sobre la homosexualidad, pues plantea una catarsis colectiva, al estilo de la tragedia griega, que pone al espectador frente a distintos prototipos humanos que pululan por la sociedad homosexual: el católico atormentado por la culpa, el judío cínico, el afeminado ingenioso, el gay normal, el negro gay, el chulazo ignorante, la pareja de amantes en crisis, y el homosexual reprimido que se cree heterosexual. La pieza teatral de 1968 se estrenó tan solo meses antes del estallido de Stonewall, que inauguró el movimiento de liberación de gays y lesbianas en junio de 1969, y medio siglo después mantiene toda su vigencia. The Boys in the Band es una ficción para ser apreciada especialmente por personas leídas y cultas, capaces de mantener la atención durante dos horas sin sucumbir a distracciones tecnológicas. Verla es redescubrir un clásico del cine y del teatro norteamericanos del pasado siglo.

Man in an Orange Shirt (El hombre de la camisa naranja) es una de las ficciones más elegantes y hermosas que he visto jamás en una pantalla. Escrita por el novelista británico Patrick Gale, narra (en sendos episodios de una hora producidos por la BBC) dos historias de amor entre hombres en dos tiempos, que permanecerán en la memoria imaginaria del espectador de por vida. Disponible en Filmin. 
Es imprescindible ver la película de 2015 Stonewall, que narra, a través de un joven forzado al sexilio, los acontecimientos que desembocaron en la histórica revuelta en el Greenwich Village neoyorquino el 28 de junio de 1969, cuando un grupo de homosexuales se cansaron de sufrir las constantes humillaciones y redadas de la policía y devolvieron el golpe, dando origen al movimiento de liberación gay. 

La miniserie norteamericana FELLOW TRAVELERS (Compañeros de viaje), narra de forma minuciosa y sobrecogedora la persecución de homosexuales y comunistas instigada por el funesto senador McCarthy, quien promovió una caza de brujas institucionalizada durante los años 50 en EEUU. Contemplamos un friso de la política norteamericana, y en concreto de este periodo negro de su historia, precursor, sin duda, del neofascismo actual de medio país, y por la historia de gays y lesbianas desde 1952 hasta 1986. A lo largo de más de tres décadas, la serie navega entre amoríos clandestinos, Vietnam, los Kennedy, el catolicismo, la hipocresía sexual, el periodismo de investigación, los derechos civiles recién conquistados, el asesinato de Harvey Milk, el hedonismo de la cultura disco setentera, Fire Island, y la crisis del sida. Enormemente instructiva para las jóvenes generaciones. CMG