28 junio 2023

Machismo homosexual (No hay pelotas)



Por CARLOS MARTÍN GAEBLER

El machismo, que no cesa, adopta múltiples formas en la vida cotidiana. Una de las que menos se escribe o habla es el machismo homosexual. El machista homosexual es aquel que se las ve y se las desea para mantener una apariencia de heterosexualidad. En la red se anuncian como presuntos heterosexuales (“tío hetero con novia buscando similar”), obsesionados por hacerse pasar por lo que no son. Así, en las aplicaciones de contactos o en los videochats, se presentan “decapitados”, sin dar la cara. Se autoengañan creyéndose libres cuando tienen que gestionar la clandestinidad de una doble vida que deben mantener secreta entre su círculo de familiares, amigos y colegas, por lo que no son libres para actuar con naturalidad, léase, por ejemplo, pasear junto a otro homosexual por la calle en la ciudad donde residen.

La visibilidad amenaza su tapadera. Urden mil estratagemas para autoengañarse y no verse expuestos. Las principales víctimas de este montaje de engaños y ocultación son, una vez más, las mujeres, esposas y novias que ignoran la doble vida de su pareja, pero también los gays normalizados que intentan interactuar con ellos. Entre los deportistas homosexuales abundan todavía quienes viven escondidos detrás de la careta machista de un apodo imposible: "HetSport37: Tío con vida hetero deportista busca similar", "Het-bi: fibrado, deportista, fútbol. Solo tíos que lleven vida hetero. Discreción!", "heterobasic", o "hetero y masc". Algunos deberían revisar la definición del sufijo griego "hetero" en el diccionario. Otros buscan a hombres "rollo hetero o casados". Muchos matrimonios y relaciones están basados en la mentira y el engaño porque algunos no tienen lo que hay que tener. El cine occidental ha reflejado este drama familiar en películas como Brokeback Mountain o Freier Fall (Caída libre). 

Como ya expliqué cuando abordé la diferencia entre gays y homosexuales, discreción es el eufemismo que estos últimos usan para referirse a su invisibilidad. Pululan por el ciberarmario que para ellos es internet exigiendo discreción para esconder su orientación sexual, no dan el teléfono (a veces ni siquiera el nombre), suelen proporcionar una dirección falsa o ninguna, habituados a engañar continuamente para mantener la ficción de su doble vida y por el miedo constante a verse expuestos y parecer maricones. Viven en tensión para no desvelar datos o fotografías comprometedoras. Esclavos de sí mismos, algunos no besan ni acarician con tal de mantener una pose de duros o machos que actúe como tapadera de su homosexualidad furtiva. Son individuos de una masculinidad supremacista y tóxica, ajenos a la nueva masculinidad igualitaria y sana que intenta abrirse paso.

El machista homosexual es preso de su ignorancia. Alberga en su mente la idea de que, entre dos hombres, uno adopta el rol “de hombre” y el otro el “de mujer”, de que uno solo da y el otro solo recibe. Alguno incluso se cree más masculino que otros por ser cien por cien activo. Eso tal vez explique que algunos rechacen explorar otros aspectos de su sexualidad. Además, desde su mentalidad primitiva tienden a equiparar heterosexualidad con masculinidad, y homosexualidad con afeminamiento (“plumas no”). Menudo cacao mental.

El machismo es lo más opuesto a la ternura de ir cogidos de la mano o abrazados por la cintura. El homosexual machista (“yo no beso”) nunca es tierno, va de duro por la vida (y si, requerido con insistencia, proporciona una imagen de su rostro, esconde los ojos tras unas gafas de sol y cierra los labios para no esbozar una sonrisa). Cuando interactúan con otros hombres, tienden a mostrarse inflexibles y mandones (“yo eso no lo hago”). Si la ternura es seña de identidad de la nueva masculinidad, estos tipos aún no se han enterado. Al igual que el machista heterosexual, el machista homosexual reproduce patrones de masculinidad obsoletos. Por su disfuncionalidad, el homosexual armarizado y/o machista sufre un trastorno psicosocial ya que no es, o no ha aprendido a ser, un gay normal.

Dicen las encuestas que el machismo ha prendido entre los jóvenes. En tiempos de crisis, no sólo arraigan el racismo, el nacionalismo o el fanatismo religioso. También se recrudecen las actitudes homófobas y machistas. Erradiquemos la ignorancia para acabar con cualquier forma de machismo. Pásalo. cmg2015

Artículo relacionado: Cómo se manifiesta el machismo en las relaciones homosexuales

11 comentarios:

FP dijo...


En mi opinión, sobre este asunto, dejando aparte los tabúes, trabas y problemas "mentales" personales de cada uno, creo que no debemos exigir que todo el mundo evolucione a la misma velocidad: hay gente que sale del armario "en el momento en que nacieron" y otros que necesitan más tiempo por el motivo que sea: personal y / o de su entorno; de tal manera que las "tapaderas" se usan para protegerse y no para hacer daño a los demás (aunque a veces suceda). Si universalmente está claro que no es lo mismo ser gay en Rusia, Uganda o Egipto que en España u Holanda, debería estar también claro que no es igual ser gay en un entorno familiar / profesional que en otro, y por lo tanto, no deberíamos andar con tantas exigencias, puesto que cada uno hace lo que buenamente puede. De hecho, tú mismo, en tu "post" explicando la diferencia entre gay y homosexual (el gay "se hace"), deberías estar de acuerdo conmigo. En cualquier caso, este punto no me parece en absoluto ligado a la condición del "machista". FP

Lucía Etxebarria dijo...

Los llamados "budsexers", o colegas sexuales, son hombres que dicen que tienen relaciones sexuales con otros hombres solo para satisfacer su instinto. ¿Qué coño instinto? Si tu instinto te dirige hacia otro hombre, lo siento cariño, pero tú no eres heterosexual. Presos que practican el sexo con compañeros de celda. Militares y sacerdotes que tienen sexo con hombres en privado y que en público se muestran homófobos. Hombres que viven con mujeres, a veces casados y/o con hijos, que tienen sexo con otro hombre cuando están borrachos o bajo los efectos de drogas. Hombres que tienen sexo con otros hombres pero que no quieren reconocerse a sí mismos sus tendencias homosexuales. Los budsexers son tan homófobos porque todo lo que les suene a homosexual les da pánico. Por eso se inventan ese extraño juego de "tengo sexo con hombres pero en realidad no es sexo". Son machistas porque desprecian lo que entienden como femenino: a los homosexuales que no se avergüenzan de serlo y a las mujeres.

Francisco Goldberg dijo...

El artículo me ha gustado mucho. Organizás bien el discurso sobre una realidad que existe y muchos vemos hace un tiempo. Efectivamente, al igual que el machista heterosexual, el machista homosexual reproduce patrones de masculinidad obsoletos. Lo único que me genera una duda, es si la descripción de ''trastorno psicosocial'' en esta frase (que pego a continuación) se lo adjudicás por tu cuenta o está catalogado así dentro de la Psicología: ''Por su disfuncionalidad, el homosexual armarizado y/o machista sufre un trastorno psicosocial ya que no es, o no ha aprendido a ser, un gay normal.''

Carlos Martín Gaebler, PhD dijo...

Respondiendo a tu pregunta, sí, el diagnóstico de trastorno psicosocial es de mi propia cosecha, pero cualquier psicólogo coincidiría con él, pues un corportamiento tóxico, como es estar armarizado o llevar una doble vida basada en falsas apariencias, afecta al entorno social del individuo en cuestión, léase, su pareja o amigos, que lo toman por quien no es, y por tanto debe entenderse como trastorno psicosocial

Jesús Casado Rodrigo dijo...

Aunque desde el movimiento gay/lésbico se han hecho valiosas aportaciones para la construcción de una nueva masculinidad, gran parte del imaginario gay y de la práctica sexual entre hombres sigue siendo en gran medida una celebración, cuando no una búsqueda permanente y ansiosa, de la virilidad tradicional. Una práctica sexual desgajada de todos esos otros valores (intimidad, comunicación, compromiso, ternura) que los hombres deberíamos incorporar en la construcción de una nueva masculinidad. Así, los hombres gays nos alejamos del modelo de “hombre nuevo o alternativo” y, paradójicamente, nos sometemos a los mismos patrones tradicionales, a la postre esencialmente misóginos y homófobos. En mi opinión, es urgente que los hombres homosexuales hagamos una reflexión seria en cuanto a nuestra identidad masculina, y en eso no somos diferentes de los demás hombres. A pesar de los avances en tolerancia, respeto y visibilidad hacia la homosexualidad, los gays, en cuanto hombres, seguimos sufriendo la presión de un modelo de virilidad que no hemos puesto en cuestión, y que a la postre acaba teniendo un coste personal, social y emocional enorme para los individuos.

Gabriel J. Martín dijo...

El machismo también genera expectativas erróneas en las relaciones de pareja entre chicos, pues crea la ilusión de que solo existe una forma de ser hombre y esa forma corresponde a la virilidad que la sociedad exige al hombre heterosexual. Hay mucha masculinidad tóxica en el mundo gay. Se nos vende (esto es algo que se reproduce continuamente en las aplicaciones de citas) que quienes más triunfan, quienes más consiguen ligar, son quienes tienen unos cuerpos hiper musculados y eso provoca en muchos frustración con el propio cuerpo y presión para conseguir resultados similares. Pero no solo eso, también nos enseña que no tenemos que mostrar nuestros sentimientos, que no tenemos que ser románticos, que no tenemos que llorar, que no podemos desahogarnos por más que lo estemos pasando mal. La masculinidad tóxica nos cercena nuestra vida emocional, la masculinidad tóxica nos convierte en estatuas: llenos de músculos y con el corazón de piedra.

Carlos Martín Gaebler, PhD dijo...

He aquí un ejemplo paradigmático que aporta otro descabezado: "HETsport: hetero buenorro con novia, morbo y colegueo." Haría bien este indiciduo en consultar primeramente el diccionario y revisar su concepto de heterosexual, que no significa lo mismo que bisexual. Por mucho que su novia crea que él es hoterosexual, en realidad no lo es. Para evitar expresar de forma clara que busca sexo con otros hombres como él, recurre al eufemismo "morbo y colegueo." Un individuo con pareja del sexo contrario que busca también intimar con otros de su mismo sexo no es hetero (por mucho que le guste anunciarse así) sino bisexual. Vivimos tiempos peligrosos de noticias falsas, identidades falsas, hombres falsos.

@Angelbaga87 dijo...

Lo bueno de ser gay es que, 12 cervezas después, sigo siendo gay. A diferencia de muchos "heterosexuales" que conozco.

Alfonso Vélez dijo...

Lo de esconderse es muy del siglo XIX.

Anónimo dijo...

La curiosidad mató al pretendido hetero.

Alejandro García dijo...

Buen post, pero no del todo de acuerdo contigo, siento que hablas de la sociedad en la que vives, en como se desarrolla la vida en esta sociedad, pero es diferente en otras sociedades, no pueden andar de la mano dos gay en una ciudad musulmana sabiendo que los castigos son severos. Creo que esta descripción es mas de la cd en la que vives.