03 octubre 2022

La belleza cruda

El canon de belleza masculina ha cambiado sustancialmente desde finales del siglo XX hasta nuestros días. En la actualidad, imperan los cuerpos masculinos depilados, tatuados o perforados (cuando no hipermusculados), las cejas delineadas, la piel sobrebronceada. La lengua inglesa, tan capaz para denominar lo novedoso, ha acuñado el híbrido manscaping. Hay, además, un trasfondo exhibicionista/narcisista innegable (algunos se miran y remiran en espejos varios). En playas, gimnasios, saunas o en perfiles de contactos ya apenas se observa la belleza cruda de antaño: hombres naturales de la cabeza a los pies, sin cosmetizar, en armonía con sus atributos. En los años 80 y 90 los varones lucían sus axilas sin afeitar, sus piernas y brazos peludos, la mata del pubis intacta, su vello corporal tal cual. Hoy en día, el modelo de belleza se ha visto transformado/manipulado por la presión grupal y por la homogeneizante insistencia publicitaria, que ha creado cuerpos feminizados, desprovistos de rasgos varoniles. Los depilados parecen zombis de la moda. La única excepción a este desierto piloso son las sensuales barbas recortadas que algunos se dejan crecer. Alguien, con acierto y con retranca, ha llamado a este fenómeno la venganza del travesti. Aunque, a juzgar por lo que muestra el hombre del autorretrato, no todo está perdido. ¡Ojalá pase pronto esta moda tan globalizada como absurda y los hombres vuelvan a parecer hombres! Donde hay pelo hay alegría, y mariconadas, las justas. Saludos peludos. cmg2017


Hombre anónimo autorretratándose en bañador

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Pelo = vida. Los depilados son zombies de la moda, de ahí que les arrebaten la vida como a Sansón. Pelo es igual a vida = natural = reivindica que somos personas, no plásticos brillantes. Hay dos bellezas: la consumista y la real. Una ama lo que hay, la otra ama lo que desea. Amar no es desear, y eso también se traduce en la belleza. No se trata del pelo, se trata de la naturalidad, porque el pelo hoy en día es sinónimo de natural, y porque, al final, de lo que te “enamoras” es de un producto, no de una persona.

Nacho Gutiérrez dijo...

Me ha encantado. Te doy toda la razón. Ya es hora de que alguien defienda la estética natural de los hombres!!

APD dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, hoy en día predomina la falta de naturalidad, el plástico tatuado y sobre todo, y para mí, lo más horrendo, la absoluta uniformidad, parecen clones (mejores o peores) de un muñeco madelman de los años 70.

Anónimo dijo...

Pues como toda la razón que tienes en lo publicado. Puedes usar mi foto. Tienes mi permiso para publicarla.

Pablo Domínguez dijo...

El articulo me ha gustaod mucho, me gusta la frase "la venganza del travesti" . Llevas razón en todo. Me resulta sobre todo curioso, que muchos de los que forman parte del heteropatricardo, que son machistas y, por lo tanto, homofobos, son los primeros en adoptar estas conductas, mal dicho, femeninas, dándose sus mechas, depilando sus cejas...a la vez que criticando a otras personas homosexuales, que fueron "pioneros" en estas prácticas.

Anónimo dijo...

Me gusta lo que has escrito. A ver, a mí basicamente me ponen los tios así, lo que pasa es que para mí no me gusta, jajaja, así que entonces me depilo. Además, a los tíos con los que hablo por el videochat les gusta más verme el pubis depilado.

Anónimo dijo...

Interesante la entrada. Efectivamente, hay que reivindicar la naturalidad del vello masculino. Ya volverá la moda.

Anónimo dijo...

Está muy chulo, lleva mucha razón. A mí donde esté un buen macho con pelo, que se quite uno depilado y musculoso.

Anónimo dijo...

Yo de vez en cuando me depilo las piernas. Es mi decisión. Me veo más cómodo. No es por estilo...

gaebler@us.es dijo...

Ya lo dice el refrán (adaptado): El hombre, como el oso, cuanto más piloso más hermoso. :)

Nodepila2 dijo...

Parece que coincidimos en todos los puntos y comas. Es triste ver a la gente sin personalidad, solo movidos por las marcas y las modas. Pero esto es el capitalismo. Gana el que más manipula con la publicidad.

gaebler@us.es dijo...

El gusto por el vello axilar o púbico tiene nombre y se conoce como "hirsutofilia", palabra que literalmente viene del latín y se traduce como ‘amor por el pelo’.

Anónimo dijo...

A mí me molan los pelos. Un tío con vellos es un plus tanto para mí como para los tíos con quienes quedo, a los que les mola los pelos del culo y les encantan las piernas con pelos. Soy masculino 100%. Como dice en su blog, donde hay pelo hay alegría.

Quim Gutiérrez dijo...

Internet no ayuda a saber cómo uno puede encauzar su vida. Las respuestas, si las hay, están en ti, y consisten en descubrir qué cosas gustan de uno mismo y cuáles mejorar. Pero no es a base de ponerte cremas, ni de gimnasio o depilarte, ni de seguir las tendencias para vestirte de una manera diferente como vas a encontrar la solución.

Leopoldo Alas dijo...

No he conseguido advertir, en ninguno de los gimnasios que he frecuentado, ese equilibrio clásico entre la mente y el cuerpo que suelen invocar los defensores del deporte. No parece, al menos a primera vista que todas esas jóvenes musculocas que vemos triscar en grupo por el ambiente tengan inquietudes culturales más allá del cultivo de su propio cuerpo, que exhiben con el solo propósito de atraer las miradas del prójimo. Lo que sí parece claro es que todos ellos tienen el mismo aspecto: unos músculos extraordinariamente desarrollados, el pelo muy corto, y el cuerpo depilado. Han convertido el gimnasio en una forma de vida que los transforma en seres homogéneos, que los iguala en un narcisismo hueco y sin objeto. Más parecen miembros de una secta que individuos libres y conscientes.
¿A qué van, si sólo se gustan entre sí? El sexo debería ser el fin último de su denodado esfuerzo físico (no digo sacrificio, puesto que tanto disfrutan machacándose); y, sin embargo, no parecen muy dispuestos a practicarlo. Ricardo Llamas y Francisco Javier Vidarte, en su ensayo Homografías, apuntan que "muchas veces, la gimnasia sublima el sexo o lo sustituye". Y algo de eso se adivina en el comportamiento esquivo de las musculocas, en el extraño placer que hallan en gustar sin entregarse. Ni siquiera son conscientes de que, a fuerza de estandarizar su aspecto, resultan cada día menos atractivos. "Me gustan pero no me excitan", comenta a su paso el gay común. Continente sin contenido.

Jesús dijo...

Digan lo que digan, los pelos del culo abrigan.

Anónimo dijo...

Estoy contigo. Dices verdades como puños. Mola que defiendas la estética natural de los hombres.

Anónimo dijo...

Yo tengo que recortarme la mata del pubis porque mi novia me obliga a hacerlo.

Anónimo dijo...

Reconozco que yo también me afeito el pubis porque me lo pide mi chica.

Anónimo dijo...

Hay, además, otro simpático dicho popular (con rima incluida) que recalca la misma idea: "Si hay pelito, no hay delito.

Anónimo dijo...

Leí el artículo y estoy de acuerdo contigo en buena parte de lo que expresas, sin embargo creo que a día de hoy esa situación paradójica en la cual la exaltación de la masculinidad toma una estética metrosexual es algo asimilado en buena parte de los hombres cis, tanto heteros como homosexuales.
Sin embargo, gracias a estos cambios tan asimilados, la posibilidad de una expresión de género más libre está más cerca, ya que abandonar los estereotipos respecto a lo que consideramos visualmente un hombre o una mujer, desde mi punto de vista, hace más flexible que una persona que no se identifique con ese rol de género encuentre menos trabas para expresar su identidad sin miedos ni tapujos.
Por lo tanto, me siento optimista, y quizás de aquí a unos años las formas de expresarse como un hombre o una mujer sean muchas y muy distintas.
PD: no me he depilado nunca ni tengo intención de hacerlo!

Anónimo dijo...

Un artículo buenísimo y muy necesario. Y hay un sitio a donde esa moda que describes parece no haber llegado: entre los argentinos. Es maravilloso poder admirar la esencia masculina. Por fin alguien me entiende. Creía que estaba loco con mis gustos. En una cosa no estoy de acuerdo: las barbas de ahora no dan morbo. Son caricaturas de hombre.

César dijo...

Toooma ya!! Tienes razón en lo que dices. Yo mis pelos no me los quito por nada del mundo. Me gusta tenerlos bajo control, ¿pero depilado? Nunca.

Anónimo dijo...

Sí, lo natural es más sexy.

ALBERTO MIRA dijo...

Tener ahora 20 años tiene que ser muy, pero que muy complicado, porque hay un énfasis en el cuerpo que en mi época no estaba presente. En mi época se nos decía aquello de el hombre y el oso, cuanto más feo, más hermoso. No teníamos ninguna obligación de ser guapos y ahora para hacer cine y televisión hay que serlo, y eso tiene que generar una competitividad muy grande entre los chavales. Ahora, de repente, lo que sucede es que los propios chavales se miran al espejo y hacen sus propios vídeos sobre su propio cuerpo.

Adrián Melo, Página 12 dijo...

Desde su aclamado debut cinematográfico en Plan B (2009), es posible hablar de un estilo Berger. En esa y en otras películas tales como Hawai (2013), Taekwondo (2016), Un rubio (2019),o Los agitadores (2022), la cámara deteniéndose en el llamado plano bulto, en los contornos de las nalgas o en el hueco de las axilas eran recursos del director argentino Marco Berger para narrar historias de amor luminosas entre varones o paraísos concupiscentes de bellezas masculinas hegemónicas.

De manera análoga al Pasolini de la “Trilogía de la vida”, el desfile de cuerpos desnudos y los genitales insinuando su dureza o colgando alegremente en ambientes naturales parecían subversivos, divertidos e infrecuentes en una cinematografía como la argentina, algo renuente al desborde de los sentidos y los placeres homoeróticos.