11 julio 2024

La gran recesión sexual

Por MIQUEL ECHARRI

El País, 02.06.2023

Es sorprendente que esta edad de oro de la sexualidad “intensa” o fetichista que vivimos coincide en el tiempo con lo que algunos expertos describen como “la gran recesión sexual”. Kate Julian, redactora de The Atlantic, lo resume de manera descarnada: “El porcentaje de menores de 30 años que tiene una vida sexual activa no deja de descender en Estados Unidos desde 1991″. Los alumnos de instituto (entre 14 y 18 años) que ya habían tenido relaciones sexuales completas suponían por entonces el 54% del total hace 30 años y hoy son apenas el 40%.

Julian se pregunta por qué esta pérdida de precocidad y de actividad sexual asidua se está produciendo precisamente ahora, en un periodo en que las sociedades occidentales “disponen de medidas anticonceptivas gratuitas y más eficaces que nunca, toleran con naturalidad creciente el sexo informal y recreativo, han reducido la incidencia de las enfermedades de transmisión sexual (empezando por la más dramática, el VIH/SIDA), consumen cantidades crecientes de pornografía, disponen de plataformas online y redes en las que el contenido sexual es hegemónico…”. En otras palabras, que el sexo ha colonizado múltiples espacios y derribado la mayoría de las barreras tradicionales que obstaculizaban su práctica. Y, pese a todo, cada vez se practica menos, o se limita a telepajas anónimas. ¿Analfabetismo sexual?

Jean M. Twenge, psicóloga de la Universidad de San Diego, atribuye esta paradoja a múltiples razones, pero una muy en particular: “Las relaciones entre seres humanos se están virtualizando a marchas forzadas”. Ya en 2016, argumenta Twenge, “se constató que la de los nacidos entre 1980 y 1990 se estaba convirtiendo en una de las generaciones más célibes de la historia, con cifras de abstinencia sexual pasados los 18 años mucho más altas que las que presentaban los llamados baby boomers a su edad”.

La tendencia ha seguido aumentando desde entonces, a medida que los nativos digitales empezaban a acceder a la vida adulta. Un estudio publicado en 2020 por la Universidad de Albany afirma que “las sucesivas promociones de jóvenes adultos llevan décadas practicando menos sexo que las generaciones que les precedieron”, por motivos que no se han identificado con exactitud, pero que cabría atribuir a “una menor tendencia a establecer relaciones sentimentales desde edades tempranas, la caída en el consumo de alcohol entre los jóvenes y la sustitución gradual del ocio presencial por alternativas online”. Es decir, un siniestro cóctel de virtualidad, sobriedad e inhibición emocional estaría conspirando contra el sexo real. 

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