28 julio 2024

El Café Oliden, un clásico del Boulevard de San Sebastián

La historia de Café Oliden comenzó con Ignacio Oliden y Josefa Martín Rubio en 1935, aunque Ignacio y Josefa tuvieron una interesante vida, muy alejada del mundo de la hostelería, anterior a la apertura del café.

A principios del siglo XX empezaba la revolución de la automoción y poco a poco se iban popularizando los coches entre la gente adinerada. En 1915 Ignacio comenzó a trabajar como "chauffeur" para José Arana, que tenía un negocio de automóviles en la calle Aldamar.

Se hizo con una buena reputación como chófer, y esto le valió para ser contratado en 1919 por una de las mujeres más singulares de la época, doña Inés Luna Terrero, una rica terrateniente salmantina, mujer independiente y moderna que llevó una azarosa vida escandalizando a la vieja sociedad castellana.

Inés Luna Terrero era asidua del veraneo donostiarra. Venía con su dama de compañía, Josefa Martín Rubio, nacida en Guijuelo, Salamanca, y aquí solicitó los servicios de Ignacio Oliden como chófer. Ignacio se desplazó a Madrid y finalmente fue él quien solicitó la mano de Josefa para casarse en 1920.

La poco convencional Inés de Luna adquirió un coche de carreras que había competido en las 500 millas de Indianápolis, pagando la importante suma de 90.000 pesetas. Su intención era competir y ganar algunos premios con los que resarcirse de la inversión.

En 1924 contrató a Ignacio Oliden para competir en el II Gran Premio de San Sebastián, que se disputaba en el circuito de Lasarte, ya mundialmente conocido. Con este vehículo compitió el 8 de septiembre en la prueba de Biarritz de los 500 metros "con arranque en parada," quedando en segundo lugar.

Cuatro días antes de la prueba de Lasarte, Ignacio estaba entrenando en el circuito cuando sufrió un pequeño accidente del que salió ileso con su copiloto, aunque el vehículo sufrió con ciertos desperfectos, que fueron reparados en 48 horas en el garaje de los hermanos Massé.

El automóvil de Ignacio estaba preparado el día 27 de septiembre para la gran competición, pero los comisarios de la carrera no le dejaron salir, estimando que el vehículo era peligroso para el resto de conductores. Ignacio aseguró que la única razón fue que él era piloto de un coche particular, cuyo triunfo hubiera desprestigiado a las marcas oficiales. Ofendido por el trato sufrido, juró que nunca más correría en San Sebastián.

Tras algunos años más en Madrid como chófer y mecánico, regresaron a Donostia con su hija Pepita Oliden Martín, y abrieron un bar-restaurante en la esquina de la calle Mayor 18.

Pero este pequeño establecimiento no cumplía con las expectativas de la pareja y en enero de 1935 se instalaron definitivamente en el elegante Boulevard, arrendando el local de Alameda nº 5, que había sido hasta entonces el Bar Alaya de Francisco Kutz. Los muebles e instalaciones pertenecían realmente a los hermanos Juan y Teodoro Kutz, quienes se los vendieron por 15.000 pesetas.

El local quedaba junto al prestigioso establecimiento de Arrieta y Garagorri. Tenía dos grandes ventanales con lujosas vidrieras de Maumejean y el clásico mobiliario de los cafés de la época, con veladores de mármol y estanterías repletas de los mejores licores.

En la todavía tranquila Alameda se atendía en verano una amplia terraza con mesas. Era lugar de reunión de artistas, pelotaris, boxeadores y demás gente famosa de aquella época, conservando la familia dedicatorias de Belmonte, Manolete, Manolo Caracol, y Lola Flores, entre otras celebridades.

Ignacio Oliden, siempre con su chaquetilla blanca y su corbata roja, era una figura característica del Boulevard. Apoyaba a revistas tan donostiarras como "Ciaboga" y "San Sebastián," donde sus anuncios ocupaban los mejores lugares. No es de extrañar la popularidad de su establecimiento.

En 1937 llegó desde Salamanca, con tan sólo 14 años, su sobrino Jesús García Martín, que empezó a trabajar en el café. Tras el fallecimiento de Ignacio en 1958, el café Oliden, "el más concurrido por los amantes de la Bella Easo," como rezaban sus anuncios, se cerró en septiembre de 1960. Pepita Oliden y su primo Jesús decidieron dar una nueva orientación al negocio, reabriendo el local tras su remodelación un año después, dedicándolo a papelería y tienda de regalos, para más adelante pasarse a la venta de souvenirs.

En 1988 el local se dividió, albergando la parte mayor la taberna "Museo del Whisky" y, ocupando el resto, la tienda de regalos Oliden, regentada hasta hace pocas fechas por Cristina García, hija de Jesús, que ha dado paso al comercio United Caramels.

En la tienda de regalos, se conservaban las dos magníficas vidrieras de Maumejean que habían pertenecido al café Oliden. Los hermanos Maumejean están considerados como unos de los grandes artistas en la realización de vidrieras del siglo XX. Instalaron su taller en 1908 en San Sebastián, en la calle Pedro Egaña 8, y desarrollaron una gran producción en nuestra ciudad.
Afortunadamente, esas dos vidrieras fueron adquiridas por la Diputación de Guipuzkoa.

Reseña publicada en RevistaSanSebastian.com el 7 de diciembre de 2016


Nota: Josefa Martín Rubio era la hermana de mi abuelo Manuel Martín Rubio, ambos naturales de Guijuelo, Salamanca, y por tanto, mi tía abuela. Su hija Pepita Oliden Martín era mi tía segunda. Hacia 1976 tuve la oportunidad de conocerlas en mi primera, pero breve, visita a Donostia, a donde me llevó mi padrino Carlos Kirn. Ellas representan la conexión vasca de mi familia hispano-alemana.

27 julio 2024

Por qué los españoles no somos felices

Por ALEJANDRO CENCERRADO

El País, 27 de julio de 2024

Sin darnos cuenta, la confianza en los demás permea cada estrato de nuestra sociedad. En los países más felices del mundo la gente confía más en los demás y esto tiene peso en la fortaleza de nuestro estado de bienestar.

Pasé nueve años en Dinamarca tratando de entender por qué era el país más feliz del mundo. No lo entendí. Luego estuve siete años analizándolo de forma científica desde el Instituto de la Felicidad de Copenhague. Tampoco me ayudó demasiado. Finalmente, hace unos años encontré entre los datos una correlación que nunca había visto con tanta claridad entre dos variables subjetivas, la felicidad y la confianza. En los países más felices del mundo la gente dice confiar en los demás, y en los más infelices ocurre justo lo contrario.

En Dinamarca, el 74% de la población contesta afirmativamente cuando se le pregunta si cree que los demás son de fiar; en España ese porcentaje baja al 41%. Y resulta que estos porcentajes concuerdan a la perfección con los valores que ambos países reportan en satisfacción con la vida, según el informe de la Felicidad de las Naciones Unidas. Todos los países del mundo siguen esta misma tendencia.

Pasé mucho tiempo ignorando esta correlación porque no la entendía, ¿cómo va a ser la confianza la razón por la que los daneses son tan felices, con lo solo y aislado que me sentí allí por años? Sin embargo, con el tiempo he ido entendiendo que la confianza en los demás permea cada estrato de nuestra sociedad sin darnos cuenta.

Casi una década después, decidí volver de mi odisea nórdica a España. Nada más llegar a Madrid, la casera que me alquiló el piso me pidió la nómina y no sé cuántos meses de fianza y depósito. Nunca habían desconfiado tanto de mí en ninguno de los pisos que alquilé en Copenhague, y eso que allí yo era “el de fuera”. Un año y medio después, dejé aquel piso y la misma casera no tuvo problema en quitarme 150 euros en concepto de limpieza, aunque el piso había quedado impoluto cuando nos fuimos; hasta nos tomamos hasta la molestia de limpiar los cristales por dentro y por fuera. Por lo que me contaron después, llevarse demasiado dinero de la fianza es algo tan común en España que muchos inquilinos dejan de pagar el alquiler un mes antes para evitar quedarse indefensos si les ocurre.

Este aterrizaje turbulento en España me hizo ver algo de lo que me había olvidado tras tantos años en Dinamarca; que hay que andarse con cuidado. Probablemente, el que tienes al lado en la fila puede que se intente colar y esa comisión del banco seguramente no estaba en el contrato. Esta pillería me ha cambiado un poco el carácter, porque ahora me siento el único tonto que paga impuestos y que no está aprovechándose del sistema de alguna manera.

Durante la segunda ola del coronavirus, una amiga me contaba que en su empresa en Barcelona les habían hecho volver a la oficina, a pesar de que llevaban meses trabajando desde casa, porque los jefes no se fiaban realmente de que la gente estuviera trabajando. Mis colegas en Copenhague no salían de su asombro, ya que el teletrabajo era una práctica habitual allí mucho antes de que la pandemia lo pusiera de moda; e ir al trabajo estando malo ha sido siempre algo muy mal visto entre compañeros y jefes, ya que infectar a los demás con tu virus puede significar serias pérdidas para toda la empresa. ¿Qué sentido tenía hacer volver a la gente a la empresa con el riesgo que había de infectarse? La respuesta, incomprensible para un danés, es la desconfianza.

La desconfianza nos afecta de múltiples maneras, desde los inversores que no invierten en startups que podrían crear riqueza y empleo, pasando por jóvenes que no emprenden por no complicarse la vida, hasta políticos que no se ponen de acuerdo con los de enfrente o instituciones que te piden mil papeles para todo. En Dinamarca, por cierto, hacerse autónomo o divorciarse es tan fácil como abrirse una cuenta en Netflix. ¿Por qué es tan complicado aquí? Porque desconfiamos.

Pero si en algún lugar la confianza tiene peso, es en la fortaleza de nuestro estado de bienestar. Nueve de cada diez daneses dicen estar felices de pagar impuestos. No son más altruistas que nosotros, realmente no lo creo, es simplemente que confían en sus gestores. Gracias a esta buena disposición, los daneses tienen beneficios sociales enormes como universidad gratuita, másteres gratuitos y hasta una paga de 900 euros mensuales a todos los jóvenes hasta que superan la mayoría de edad, algo que alivia la incertidumbre de sus padres sobre si podrán financiar los estudios de sus hijos. A pesar de ser un país pequeño y sin recursos naturales, Dinamarca es muy rico porque ha sabido explotar como nadie su recurso más valioso, el capital humano. Múltiples investigadores han demostrado que la razón por la que los daneses son tan felices es precisamente su estado de bienestar.

Honestamente, no sé cómo podemos hacer los españoles para llegar a ese nivel de confianza. La confianza no es algo que venga solo, es necesario ganársela, y entre todos estamos consiguiendo hundirla. Vivimos en un país maravilloso al que todos los que hemos vivido fuera queremos volver; pero ojalá algún día consigamos esta última pieza que nos falta para lograr la excelencia.

25 julio 2024

Bárbaros digitales: Lo que está pasando, muy bien explicado

La atracción del tecnolibertarismo de Trump o Milei es que no cuestiona directamente la democracia sino sus fundamentos humanistas y liberales

Por JOSÉ MARÍA LASSALLE

El País, 25 de julio de 2024


Spinoza combatió el populismo extremista que destruía la democracia de su época con un panfleto que tituló “Ultimi barbarorum”. Lo hizo porque creía que la denuncia crítica que ejerce la libertad de pensamiento es la última trinchera de la dignidad humana y la mejor arma para defenderla. Algo que hay que invocar de nuevo:cuando las democracias sucumben en todo el mundo ante una nueva barbarie que corroe sus fundamentos liberales para hacerlas populistas. Esto es, democracias que funcionan sin reglas. Gobernadas por emociones y a impulsos de líderes que, como advertía Spinoza, fomentan una barbarie que impone el imperio de una libertad tan absoluta como dirigida y manipulable.

Las elecciones europeas expusieron a la democracia ante una forma ultimísima de bárbaro digitalizado, que combina autoritarismo y libertarismo y campa a sus anchas a lomos de la desinformación de los jóvenes y el malestar de las clases medias. Un fenómeno que no es exclusivamente europeo, sino que se extiende al conjunto de las democracias liberales. Empezó en Estados Unidos, cuando la “derecha alternativa” aupó a Donald Trump a la presidencia. Desde entonces, ha cosechado éxitos en todas partes. Para ello propone una democracia híbrida que balancea dosis de libertad extrema con un autoritarismo selectivo que invisibiliza las críticas, hace impermeables las fronteras y aplica mano dura con los delincuentes.

Aquí radica la fuerza atractiva de su mensaje. En que no cuestiona directamente la democracia, sino sus fundamentos humanistas y liberales. Los considera desfasados por las circunstancias de un siglo que no se piensa desde lo razonable, sino desde la intensidad de la agonía de saber que el futuro no existe ni permite aplazar las cosas. Por eso, la barbarie híbrida que nos sacude con sus triunfos reclama respuestas que atajen los problemas que proliferan en una época asediada por infinidad de urgencias inmediatas. Una forma de acción política que desecha los partidos y los intermediarios porque conecta en tiempo real sucesos analógicos y activismo digital.

Esta circunstancia produce una confusión de planos deliberada que desarrolla una performatividad de experiencias colectivas a través de las redes sociales que desestabiliza la psicología política de la gente más vulnerable emocionalmente en estos momentos: los jóvenes y las clases medias. Esta es la razón por la que el nuevo extremismo alternativo adapta sus mensajes a ellos. Lo hace para atraerlos a su redil. Una estrategia habilidosa que entremezcla realidad y simulacro dentro de una excepcionalidad que justifica el autoritarismo de los liderazgos que propugna como solución práctica. De este modo, se generaliza irresistiblemente un fenómeno extremista de masas que funciona como espectáculo digital. Su objetivo es absorber emociones para proyectarlas con furia sobre la política. Algo que a la larga convierte a la democracia en una cámara de eco de sí misma.

Esta extraordinaria capacidad de impacto mediático que tiene nuestro “ultimi barbarorum”, explica por qué está siendo capaz de debilitar tan rápida y definitivamente la democracia liberal. Al someterla a su presión todos los días, ha conseguido que renuncie a la pedagogía y que funcione en la práctica como un reality show. Este es el motivo por el que ha perdido el respeto de la gente. Hasta el punto de que es víctima del ruido ensordecedor de una guerra cultural que, además de hacer imposible la deliberación tolerante y la racionalidad de los consensos, frustra la negociación que legitima las decisiones de la democracia liberal. Sin acuerdos, la democracia se escurre por el desagüe de la necesidad de liderazgos personalistas que combatan los problemas resolutivamente. De este modo, muere el liberalismo al prevalecer la audacia sobre la reflexión; la sorpresa sobre la previsibilidad; la táctica sobre la estrategia y el oportunismo sobre la responsabilidad.

Se vio durante el asalto al Capitolio estadounidense el 6 de enero de 2021 y se verá en el futuro. Entre otras cosas, porque irá de la mano de un uso de la inteligencia artificial (IA) que hará más eficaz la capacidad desestabilizadora de nuestro último bárbaro. No en balde, podrá atentar impunemente contra la veracidad que sustenta la gestión representativa del conocimiento político que, todavía, define la praxis de la democracia liberal como un sistema de gobierno que afirma verdades contrastables argumentativamente y que las urnas refrendan con los votos.

Esta es la razón que explica por qué la derecha alternativa global hibrida autoritarismo y tecno-libertarismo. Un fenómeno que explica que Donald Trump y Elon Musk se alíen y que el primero anuncie que el segundo será su consejero tecnológico si llega a la Casa Blanca. O que el primer viaje oficial de Javier Milei fuese a Silicon Valley, donde tuvo una calurosa acogida de los líderes del ecosistema de emprendimiento tecnológico vinculado a la IA. Quizá porque ofreció Argentina como laboratorio de entrenamiento para las IA fronterizas. Aquellas que pueden acarrear consecuencias maléficas que pongan en grave riesgo el respeto de los derechos humanos.

La convergencia de intereses entre el libertarismo de Silicon Valley y perfiles populistas como Trump o Milei no es nueva. Revela un denominador común que, además de reverenciar a autores como Ayn Rand o Nick Land, defiende una forma de despotismo tecnoilustrado que cree que ha de corresponder a las elites emprendedoras impulsar la aceleración del cambio digital de la sociedad, sin importar el coste social. El avance técnico lo compensará con la extraordinaria prosperidad que creará en el futuro. Para lograr ambas cosas es necesario orden y liderazgo incontestables. Algo que teoriza Peter Thiel, fundador de PayPal y asesor de Trump, cuando mantiene en La educación de un libertario que la libertad y la democracia son potencialmente incompatibles si no hay un líder que las garantice con su carisma. Reflexión que traduce en defender que Estados Unidos sea gobernado por un consejero delegado tecnológico de éxito, pues, si quiere mantener su hegemonía planetaria frente a China, tendrá que convertirse en una plataforma que acelere la revolución tecnológica del país a hombros de monopolios corporativos. Y es que, según el autor de De cero a uno: cómo inventar el futuro, son la forma natural de favorecer el progreso de la humanidad al premiar el genio de los ganadores, mientras que la competencia y la democracia, con su exceso de reglas y principios éticos, son las limosnas que compensan el fracaso de los mediocres.

Con estos mimbres ideológicos no extraña que la Argentina de Milei quiera convertirse, de la mano de Demian Reidel, su gurú libertario en economía y digitalización, en un laboratorio global de experiencias fronterizas de IA. Empezando por la generativa. Si así fuera, la derecha alternativa global tendrá, también, su espacio de ensayo para llevar la IA hasta donde quiera. Quizá convertirla en el arma letal autónoma con la que el “ultimi barbarorum” acabe con la democracia liberal al sustituirla por otra completamente “fake” que sea indistinguible de la primera.

José María Lassalle fue secretario de Estado de Cultura y de Agenda Digital entre 2016 y 2018, en gobiernos de Mariano Rajoy. Autor de títulos como Contra el populismo o El liberalismo herido, su último libro es el ensayo Civilización artificial (Arpa).

21 julio 2024

La vida sin cuerpo

Las nuevas tecnologías sirven para facilitar la comunicación entre las personas, pero pueden terminar quitándole toda su complejidad y misterio hasta convertirla en un liso intercambio de palabras.

Por JORDI SOLER
El País, 27 de septiembre de 2014

En su viaje poético entre la carne y el espíritu, Jaime Gil de Biedma llegó a una interesante ecuación a la hora de jerarquizar los elementos del amor: “Que sus misterios, como dijo el poeta, son del alma, pero un cuerpo es el libro en que se leen”. La idea no es original pero es bellísima, y tiene que ver con esa otra idea de raigambre presocrática que dice que el cuerpo también piensa, que el pensamiento tiene una dimensión física y que dividirnos en cuerpo y alma es una arbitrariedad pues somos, en realidad, una unidad que siente y piensa y que, abusando de los versos del poeta, el cuerpo es el libro en que se leen, no solo los misterios del amor, sino cualquier capítulo de la historia personal de cada uno.

La idea no es original, como digo, hasta el gran Bob Dylan la dice, a su manera, en una de sus canciones: “Si no crees que este dulce paraíso tiene un precio, recuérdame que te enseñe mis cicatrices”. Pensando en esto, y en aquel momento de la leyenda de Edipo Rey, que está en la misma frecuencia de la canción de Dylan, en que los personajes confirman su identidad observando las cicatrices de su cuerpo (Edipo quiere decir, en griego, “que tiene los tobillos perforados”), asistí antes de la pausa del verano a la Copa Barcelona, un torneo infantil de baloncesto en el que jugaba un equipo mexicano, de Oaxaca, contra uno francés, de Toulouse. Era un partido internacional, que jugaban niños de doce y trece años, en un polideportivo junto al mar, que tenía la particularidad de que la mayoría de los mexicanos jugaban sin zapatos, descalzos, frente a los niños franceses que iban equipados con unas Nike, diseñadas por especialistas en la dinámica del pie humano, específicamente para jugar al baloncesto. Contra todo pronóstico los niños del equipo mexicano ganaron el partido. ¿Cuál es el valor de ese calzado ultra sofisticado, diseñado específicamente para jugar al baloncesto, si te gana el partido un equipo de niños descalzos? Entre el pie descalzo de un equipo y el Nike del otro, hay un recorrido en el que deberíamos reflexionar: de tanto perfeccionar el zapato nos hemos olvidado del pie.

Los niños mexicanos pertenecen a una comunidad paupérrima de Oaxaca, son un equipo que gana todos los torneos internacionales, incluso en Estados Unidos que es la cuna del baloncesto, y van descalzos porque así aprendieron a jugar, los zapatos son un estorbo para ellos, son una prótesis que les resta velocidad, elasticidad y agarre en el momento de disputarse la pelota.

Esto no es, desde luego, una invitación a que nos quitemos los zapatos y nos echemos a andar descalzos por el mundo, más bien se trata de ver, en esos pies descalzos, lo que hemos perdido de vista al entregarnos al aditamento que nos facilita la vida, porque además resulta que, según han comprobado los especialistas en la materia, el confort que provee el calzado deportivo, no necesariamente colabora con los músculos y las articulaciones que están, naturalmente, hechos a la medida, a los movimientos y a los apoyos del pie descalzo.
El Roto
Para poder llevar esta reflexión hasta el punto que desde esta línea veo todavía a lo lejos, estoy pasando por alto la gran enseñanza, muy estimulante para estos tiempos de crisis, que nos han regalado estos niños de Oaxaca, y es tan grande que no me queda más remedio que anotarla, antes de regresar a la reflexión oblicua, que es el verdadero objetivo de estos párrafos: estos niños paupérrimos, que estaban condenados a vivir en una de las zonas más pobres de Latinoamérica (con unos índices de pobreza que un europeo no puede, siquiera, imaginar) sin más armas que su esfuerzo y su deseo de salir adelante, han conseguido revertir el destino de generaciones y generaciones de niños, convirtiéndose en campeones internacionales de baloncesto. La decisión y la fortaleza de carácter de estos niños están representadas en sus pies descalzos; a pesar de que juegan todo el tiempo en canchas profesionales, no renuncian a su forma de ser, a su identidad, a su esencia y esto es, seguramente, uno de los fundamentos de su éxito.

Ahora regreso a la reflexión oblicua, a la cicatrices de Dylan y el rey Edipo, ¿cuál es el valor de ese calzado ultra sofisticado, diseñado específicamente para jugar al baloncesto, si te gana el partido un equipo de niños descalzos?, preguntaba más arriba, pensando en la serie de aditamentos que nos impone el mundo contemporáneo y que usamos quizá solo porque están ahí, no porque los necesitemos.

Cuando se escribe a mano se dejan en la hoja de papel un montón de elementos muy valiosos como, por ejemplo, la calidad del trazo, las dudas que ha tenido quién escribe, los pasos atrás, las correcciones, la forma en que va avanzando por la página el flujo de palabras y el dibujo final de la hoja completamente escrita; todos estos elementos nos hablan de la persona que escribe, son un relato paralelo de lo que el escritor nos va contando, y todo esto se pierde cuando se escribe directamente en el ordenador, que de inmediato establece un orden aparente en la pantalla, un texto cuya limpieza visual no siempre se corresponde con la calidad de lo que está escrito, y en cambio, cuando se escribe a mano, se tiene el efecto contrario: el desorden visual de la escritura en la hoja de papel, nos obliga a redoblar la atención sobre lo que se está diciendo.

Pero en el siglo XXI se escribe así, a través de un vehículo que nos uniforma, nos quita los rasgos distintivos, e inconfundibles, de la escritura de cada quién; nuestro teclado equivale a las Adidas que los niños de Oaxaca no se han querido poner, y si pensamos que la enorme mayoría de las comunicaciones interpersonales se hacen hoy desde un teclado (mail, SMS, whatsapp, hangouts, twitter y un largo etcétera), podremos hacernos una idea de todo lo que del otro nos perdemos, todo un flanco de la expresión escrita, ha sido amputado de la sociedad en favor de la expansión de las nuevas tecnologías.

Esta nueva vía de comunicación no ofrece matices, es demasiado transparente: transmite ideas desnudas sin los velos que ofrece el cuerpo que las dice y, por esto, empobrece las conversaciones; quien se comunica por chat, o por SMS, prescinde de eso que, cuando uno habla con otra persona dice también el cuerpo o, en su caso, dice la carta escrita a mano, que lleva en su caligrafía el rastro, el fantasma, la impronta de quien la ha escrito.

Los ordenadores y los teléfonos, que sirven para facilitar la comunicación entre las personas, también nos simplifican esa comunicación, le restan complejidad y misterio, liman las rugosidades y lo que queda es un intercambio liso de palabras; se trata, desde luego, de un intercambio preciso y eficaz, pero sin temperatura, demasiado expuesto, sin rastro, sin cicatriz, sin cuerpo. “Lo bello no es ni la envoltura ni el objeto encubierto, sino el objeto en su velo”, escribió Walter Benjamin.

¿Prescindimos de ordenadores y teléfonos y nos quitamos los zapatos? Por supuesto que no, el teléfono inteligente y las tabletas son un milagro del cual sería insensato prescindir, pero deberíamos evitar que estos aparatos borren la evolución objetual que los precede, que el teclado no sepulte al lápiz ni el zapato al pie descalzo, hay que dejar un rastro que no se borre con un apagón tecnológico, hay que despojarse de los aditamentos y coleccionar cicatrices, hay que matizar el nuevo platonismo, la vida sin cuerpo que nos impone la tecnología, y convertirnos en ese libro que proponen, al principio de estas líneas, los versos del poeta: el cuerpo en donde el otro pueda leer nuestros misterios. 

Jordi Soler es escritor. @jsolerescritor

17 julio 2024

Deportistas de élite siguen visibilizando la diversidad [Datos actualizados]

Por ENRIC TRIAS

La Vanguardia, 17.07.24

Ralf Schumacher, ex piloto de Fórmula 1 y hermano de Michael Schumacher, se ha sumado esta semana a la lista cada vez más numerosa de deportistas y ex deportistas de élite que salen del armario pese al estigma que todavía supone, especialmente en las categorías masculinas.

Señal de que la sociedad y el deporte avanzan de manera muy dispar y que declararse homosexual en el sistema de deporte masculino sigue siendo un tabú es que cuando un deportista, conocido o no, revela que es gay la noticia causa un impacto mundial.

Ralf Schumacher presentó a su novio en redes sociales y recibió el apoyo público de su hijo. En su mensaje al mundo, Schumacher aseguró que “lo más hermoso de la vida es cuando tienes a tu lado a la pareja adecuada” y los mensajes de apoyo de allegados y fans no tardaron en llegar. Incluso su hijo David, también piloto, fruto de su matrimonio con Cora Brinkmann, felicitó a su padre por sincerarse: “Me alegro mucho de que por fin hayas encontrado a alguien con quien realmente sientas que estás muy cómodo y seguro… Te apoyo al 100% papá, y te deseo todo lo mejor y felicidades”.

Otro síntoma de que la percepción hacia los deportistas masculinos tiene que evolucionar con el tiempo fueron los comentarios homófobos que sufrió el mes pasado Dennis González al proclamarse campeón de Europa en natación artística. El nadador no quiso dejarlos pasar pues “sé que un niño que está empezando en natación artística, si recibe comentarios así, le va a afectar”.

Quizá en el mundo del fútbol sea donde el tabú todavía es más evidente, y más en España, donde hay algunos rostros conocidos que sus motivos tendrán para no promocionarse como futbolistas gays. De momento, ningún jugador de LaLiga ha reconocido ser homosexual. El primer futbolista propiedad de un club español en salir del armario fue el checo Jakub Jankto en febrero del 2023, cuando estaba cedido al Sparta de Praga por el Getafe. Solo participó en quince encuentros en Madrid y al acabar la cesión se fue a Italia tras fichar por el Cagliari Calcio.

El estadounidense Collin Martin, el inglés Jake Daniels, el sueco Anton Hysén o el australiano Josh Cavallo, son también de los pocos jugadores del deporte estrella en activo que han reconocido ser homosexuales. Cavallo fue un paso más allá al pedirle matrimonio a su ahora prometido el pasado mes de marzo en el estadio de su club. “Gracias Adelaide United Football Club por ayudar a preparar esta sorpresa”, agradeció en Instagram el futbolista al anunciar su compromiso..

La semana pasada el atleta estadounidense Trey Cunningham, subcampeón del Mundial de Atletismo de 2022 en la prueba de 110 metros vallas, reconoció que “me gusta besar a chicos” en una entrevista en The New York Times . Aunque a sus 25 años estuvo a punto de dar visibilidad al colectivo en los Juegos Olímpicos de París, finalmente no formará parte del equipo estadounidense tras los resultados de las pruebas olímpicas.

Quien sí estará en la capital francesa a partir del 24 de julio es el veterano clavadista Tom Daley, quien será el primer saltador británico en participar en cinco Juegos Olímpicos. El campeón fue toda una celebridad en los juegos de Londres del 2012 y pasó a ser un referente LGTBI al hablar de su sexualidad un año después.

También olímpico declarado gay fue el waterpolista Víctor Gutiérrez, quien fue el primer deportista español de un deporte en equipo en hablar abiertamente de su homosexualidad. Posicionarse como defensor de los derechos del colectivo le valió un escaño en el Congreso de los Diputados y el puesto de Secretario de Políticas LGTBI del Partido Socialista.

El primer deportista de élite español en declararse homosexual fue Kike Sarasola en 2003 en la portada de la revista Zero. Como contó años después, lo hizo “porque al hijo de una amiga le estaban haciendo un bullying horroroso en el colegio”.

12 julio 2024

Las bicicletas, la salud y el capitalismo feroz

Un ciclista es un desastre para la economía de cualquier país. No compra automóviles y, por consiguiente, no solicita créditos al banco para comprarlo. No paga pólizas de seguro. No compra ni consume combustible, no debe hacer frente al mantenimiento del coche ni a las reparaciones que surjan. No paga por estacionar ni por una plaza de aparcamiento. No causa accidentes graves ni costosos. No requiere carreteras de varios carriles.

Las personas que utilizan la bicicleta como medio de transporte son sanas y están en buen estado físico. Esas personas no compran medicinas. No van a hospitales ni a médicos con tanta frecuencia. No necesitan acudir a nutricionistas ni someterse a costosas dietas.

En resumen, los ciclistas no aportan nada al PIB de un país. Por el contrario, cada nuevo restaurante McDonald’s crea al menos 30 puestos de trabajo, además de dar trabajo indirectamente a 10 cardiólogos, 10 dentistas, 10 expertos en nutrición y, obviamente, los puestos de trabajo para las personas que trabajan en el restaurante.

PD: Caminar es aún peor. Ni siquiera compran bicicleta. 

Félix Talego Vázquez, profesor de Antropología de la Universidad de Sevilla

11 julio 2024

La gran recesión sexual

Por MIQUEL ECHARRI

El País, 02.06.2023

Es sorprendente que esta edad de oro de la sexualidad “intensa” o fetichista que vivimos coincide en el tiempo con lo que algunos expertos describen como “la gran recesión sexual”. Kate Julian, redactora de The Atlantic, lo resume de manera descarnada: “El porcentaje de menores de 30 años que tiene una vida sexual activa no deja de descender en Estados Unidos desde 1991″. Los alumnos de instituto (entre 14 y 18 años) que ya habían tenido relaciones sexuales completas suponían por entonces el 54% del total hace 30 años y hoy son apenas el 40%.

Julian se pregunta por qué esta pérdida de precocidad y de actividad sexual asidua se está produciendo precisamente ahora, en un periodo en que las sociedades occidentales “disponen de medidas anticonceptivas gratuitas y más eficaces que nunca, toleran con naturalidad creciente el sexo informal y recreativo, han reducido la incidencia de las enfermedades de transmisión sexual (empezando por la más dramática, el VIH/SIDA), consumen cantidades crecientes de pornografía, disponen de plataformas online y redes en las que el contenido sexual es hegemónico…”. En otras palabras, que el sexo ha colonizado múltiples espacios y derribado la mayoría de las barreras tradicionales que obstaculizaban su práctica. Y, pese a todo, cada vez se practica menos, o se limita a telepajas anónimas. ¿Analfabetismo sexual?

Jean M. Twenge, psicóloga de la Universidad de San Diego, atribuye esta paradoja a múltiples razones, pero una muy en particular: “Las relaciones entre seres humanos se están virtualizando a marchas forzadas”. Ya en 2016, argumenta Twenge, “se constató que la de los nacidos entre 1980 y 1990 se estaba convirtiendo en una de las generaciones más célibes de la historia, con cifras de abstinencia sexual pasados los 18 años mucho más altas que las que presentaban los llamados baby boomers a su edad”.

La tendencia ha seguido aumentando desde entonces, a medida que los nativos digitales empezaban a acceder a la vida adulta. Un estudio publicado en 2020 por la Universidad de Albany afirma que “las sucesivas promociones de jóvenes adultos llevan décadas practicando menos sexo que las generaciones que les precedieron”, por motivos que no se han identificado con exactitud, pero que cabría atribuir a “una menor tendencia a establecer relaciones sentimentales desde edades tempranas, la caída en el consumo de alcohol entre los jóvenes y la sustitución gradual del ocio presencial por alternativas online”. Es decir, un siniestro cóctel de virtualidad, sobriedad e inhibición emocional estaría conspirando contra el sexo real. 

Artículo relacionado: Recesión sexual: por qué los millennials tienen falta de deseo

09 julio 2024

D'argent et de sang (Dinero y sangre)_serie

 

Acabo de terminar de ver, casi boquiabierto, la segunda y última temporada de la serie francesa D'argent et de sang (Dinero y sangre), una ficción para amantes de emociones fuertes sobre monumentales estafas medioambientales, corrupción a gran escala, optimización fiscal, lujo obsceno, y, primordialmente, sobre la defensa de los valores de la democracia social y el estado de derecho, personificados en el magistrado interpretado por un inmenso Vincent Lyndon, en el que es posiblemente la mejor interpretación de su larga carrera actoral. La trama transcurre trepidante entre el exquisito arrondissement 16 parisino, el banlieue de Belleville (menudo efuemismo) y Tel Aviv. Por su incesante despliegue de emociones, me ha recordado a la excepcional serie danesa Cuando el polvo se asienta, una formidable historia coral y ciudadana en torno a una adversidad diferente, que ya te recomendé en su día. Tiene el sello de calidad de la factoría de ficciones de CANAL PLUS, y puede verse en Filmin. Quien no esté abonado a esta plataforma, la mejor opción para ver los doce episodios es simplemente suscribirse un mes por 9,99€ (el precio de una entrada al cine en Madrid). Crois-moi, ça vaut la peine.


05 julio 2024

Capitanes_cortometraje

Por DAVID IGLESIAS

La Nueva Crónica, 27.06.2024

Parece una satírica casualidad que los partidos de la Eurocopa y de la Copa América coincidan con la celebración del Orgullo. Es irónico también que por estas fechas sean varios los clubes de fútbol que colocan los colores LGTB en sus perfiles –como tantas empresas que lavan su fachada con detergente rosa– abriendo la veda, claro está, a miles de lamentos e insultos homófobos por parte de los hinchas del deporte rey. La falsedad de los clubes no puede ser más evidente, pues no escucharemos en ningún momento el apoyo directo de ningún futbolista al colectivo –que es lo que es– y una salida pública del armario resulta todavía inconcebible en un ámbito que palmea culos, sí, pero desde lo más macho. Realmente es fácil comprender que el 14% de los futbolistas que no son heterosexuales –tirando de estadísticas– prefieran mantenerlo en secreto, pues sólo hace falta recordar lo que ocurrió con Justin Fashanu en los 90 –que además era negro– o cómo han atacado hace unas semanas a Mbappé, simplemente por defender que la ultraderecha resulta un auténtico peligro para un migrante y para cualquiera.  

Con este caldo de cultivo que me trago todos estos días, entre información y fútbol –que a mí también me gusta como todo gran evento deportivo y de entretenimiento– me sorprendió ver que en el Festival de Cine de Valencia han presentado un cortometraje perfecto para remover la conciencia del  hetero que pega al balón, que a veces deja de serlo en según qué vestuarios. Aún sólo se ha hecho público el tráiler, pero ‘Capitanes’ parece reflejar con valor esa opresión del arcoíris vigente aún en el mundo del fútbol, en el que hay más insultos de ‘maricón’ que gritos de ‘guapa’ a la Virgen en Sevilla. El corto hace bailar a los protagonistas entre el estrés por el partido y su tensión sexual no resuelta y lo hace además a ritmo de pasodoble, porque sabido es que el gusto cañí abunda en el colectivo y en ese cine que impulsó el maestro manchego.  

Una vez más, la pantalla va más allá de lo que la sociedad es capaz de afrontar y sirvan estas líneas para agradecer a tantas empresas de comunicación que, aunque se lucren con ello, apuestan por dar voz a los guionistas y directores que quieren hacer ficciones y documentales que de verdad son motivo de orgullo. A las que nos enseñan cómo empezó la lucha en los 70, manteniendo la memoria de las movilizaciones pioneras, y a los que retratan las realidades, miedos y confusiones que disfrutan y padecen hoy las personas LGTB. No creo que sea difícil de entender que es necesario un espejo en el que mirarse, para aprender, madurar y mirar hacia delante con seguridad, como tampoco lo es que un lugar valiente que hace visible la bandera del Orgullo aporta esa confianza que hace falta donde no la hay. Sea un estadio, una casa, un bar o una ciudad. 



Machismo homosexual, el otro lado de la masculinidad tóxica



Por CARLOS MARTÍN GAEBLER

El machismo, que no cesa, adopta múltiples formas en la vida cotidiana. Una de las que menos se escribe o habla es el machismo homosexual. El machista homosexual es aquel que se las ve y se las desea para mantener una apariencia de heterosexualidad. En la red se anuncian como presuntos heterosexuales (“tío hetero con novia buscando similar”), obsesionados por hacerse pasar por lo que no son. Así, en las aplicaciones de contactos o en los videochats, se presentan “decapitados”, sin dar la cara. Se autoengañan creyéndose libres cuando tienen que gestionar la clandestinidad de una doble vida que deben mantener secreta entre su círculo de familiares, amigos y colegas, por lo que no son libres para actuar con naturalidad, léase, por ejemplo, pasear junto a otro homosexual por la calle en la ciudad donde residen.

La visibilidad amenaza su tapadera. Urden mil estratagemas para autoengañarse y no verse expuestos. Las principales víctimas de este montaje de engaños y ocultación son, una vez más, las mujeres, esposas y novias que ignoran la doble vida de su pareja, pero también los gays normalizados que intentan interactuar con ellos. Entre los deportistas homosexuales abundan todavía quienes viven escondidos detrás de la careta machista de un apodo imposible: "HetSport37: Tío con vida hetero deportista busca similar", "Het-bi: fibrado, deportista, fútbol. Solo tíos que lleven vida hetero. Discreción!", "heterobasic", o "hetero y masc". Algunos deberían revisar la definición del sufijo griego "hetero" en el diccionario. Otros buscan a hombres "rollo hetero o casados". Muchos matrimonios y relaciones están basados en la mentira y el engaño porque algunos no tienen lo que hay que tener. El cine occidental ha reflejado este drama familiar en películas como Brokeback Mountain o Freier Fall (Caída libre). 

Como ya expliqué cuando abordé la diferencia entre gays y homosexuales, discreción es el eufemismo que estos últimos usan para referirse a su invisibilidad. Pululan por el ciberarmario que para ellos es internet exigiendo discreción para esconder su orientación sexual, no dan el teléfono (a veces ni siquiera el nombre), suelen proporcionar una dirección falsa o ninguna, habituados a engañar continuamente para mantener la ficción de su doble vida y por el miedo constante a verse expuestos y parecer maricones. Viven en tensión para no desvelar datos o fotografías comprometedoras. Esclavos de sí mismos, algunos no besan ni acarician con tal de mantener una pose de duros o machos que actúe como tapadera de su homosexualidad furtiva. Son individuos de una masculinidad tóxica y supremacista, ajenos a la nueva masculinidad sana e igualitaria que intenta abrirse paso en nuestro tiempo.

El machista homosexual es preso de su ignorancia. Alberga en su mente la idea de que, entre dos hombres, uno adopta el rol “de hombre” y el otro el “de mujer”, de que uno solo da y el otro solo recibe. Alguno incluso se cree más masculino que otros por ser cien por cien activo. Eso tal vez explique que algunos rechacen explorar otros aspectos de su sexualidad. Además, desde su mentalidad primitiva tienden a equiparar heterosexualidad con masculinidad, y homosexualidad con afeminamiento (“plumas no”). Vamos, un cacao mental.

El machismo es lo más opuesto a la ternura de ir cogidos de la mano o abrazados por la cintura. El homosexual machista (“yo no beso”) nunca es tierno, va de duro por la vida (y si, requerido con insistencia, proporciona una imagen de su rostro, esconde los ojos tras unas gafas de sol y cierra los labios para no esbozar una sonrisa). Cuando interactúan con otros hombres, tienden a mostrarse egoístas, inflexibles y mandones (“yo eso no lo hago”). Si la ternura es seña de identidad de la nueva masculinidad, estos tipos aún no se han enterado. Al igual que el machista heterosexual, el machista homosexual reproduce patrones de masculinidad obsoletos. Por su disfuncionalidad, el homosexual armarizado y/o machista sufre un trastorno psicosocial ya que no es, o no ha aprendido a ser, un gay normal.

Dicen las encuestas que el machismo ha prendido entre los jóvenes. En tiempos de crisis, no sólo arraigan el racismo, el nacionalismo o el fanatismo religioso. También se recrudecen las actitudes homófobas y machistas. Erradiquemos la ignorancia para acabar con cualquier forma de machismo. Pásalo. cmg2015

Artículo relacionado: Cómo se manifiesta el machismo en las relaciones homosexuales