23 noviembre 2018

¿Cuál es la marca Andalucía?

Por AGUSTÍN RIVERA
El confidencial, 22/11/2018

Antropólogos y especialistas en la imagen de la comunidad andaluza explican 
por qué persisten estos tópicos y estereotipos dos siglos después 

¿La Rioja? Bodega. ¿Baleares? Islas alquiladas a Alemania. ¿Andalucía? ¿Qué era Andalucía en ese chiste que circulaba en los primeros años del milenio en los 'e-mails' de la época? Pues sí: ¿Andalucía? Patio de recreo.

Madrileños que toman el AVE en Atocha rumbo a Sevilla a pasar unos días en la Feria de Abril y ellas se ponen el traje de faralaes (no, no: se dice de flamenca o gitana: de faralaes, nunca). Catalanes de origen charnego que van a la tierra de sus padres en Semana Santa y de paso se toman unos espetos de sardinas en Pedregalejo o una tortillitas de camarones en Sanlúcar de Barrameda.

Extranjeros y nacionales saben que Andalucía es un buen sitio para vivir. Los andaluces más chovinistas aseguran que es el mejor, incluso. Lo que todos saben (locales y foráneos) es que la fiesta, el Rocío, la Semana Santa, la Feria de Abril (o la de Málaga o Jerez), el pescaíto frito… y también la Andalucía subvencionada, el PER y “lo vagos que son los andaluces” son marca Andalucía. ¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?

Viajes románticos y Ortega y Gasset

Viajeros románticos del siglo XIX como Merimée, Bizet, Washington Irving y Richard Ford fijaron el estereotipo. Una tierra admirable no para trabajar, sino para disfrutarla ya jubilado. También tierra abonada para la hipérbole y el engaño. “Aunque no hay quien los gane a exagerar, su credibilidad es proporcional y acaban creyéndose sus propios embustes. Con ellos todo es superlativo o diminutivo”.

Ortega y Gasset sentó las bases modernas del estereotipo en su ‘Teoría de Andalucía’, publicada en 1927 en ‘El Sol’ de Madrid. “Permanece fiel a un ideal paradisiaco de la vida”. La experta María del Carmen Lasso de la Vega, profesora de la Universidad de Cádiz, recuerda que los Tartessos convirtieron Andalucía en la primera civilización de Occidente. "La caída de las ciudades del Medievo no tuvo lugar en esta tierra y, sin embargo, la autonomía llegó por la puerta de atrás, con el café para todos. Son cuestiones cegadas en las aguas estereotípicas porque Andalucía interesa".

España se convirtió en el siglo XVI en el imperio donde no se ponía el sol. El resto de los países crearon sus estados y no veían con buenos ojos a España. Ya desde ese momento, la imagen exterior de España se asocia a la de Andalucía. La comunidad entera, y más en concreto la Bética de los romanos y la capital andaluza, representa a España más que ningún otro lugar. Esta 'tierra de María Santísima', con el flamenco y los toros como elementos identitarios.
“Esta situación es rentable desde el punto de vista político, sobre todo para Cataluña, que siempre ve a Andalucía como su antagonista. Ellos son los buenos y los andaluces los malos”, subraya Lasso de la Vega, tras apuntar en otra dirección: la de que el PSOE “conoce muy bien” Andalucía y el PP “no tiene ni idea y por eso difícilmente podrá gobernar”.

Esta experta, que pertenece al Instituto Universitario de Investigación para el Desarrollo Sostenible (Indess) de la universidad gaditana, tiene muy claro que el PSOE sabe que Andalucía “no solo es charanga y pandereta”, pero que el partido hegemónico en la comunidad andaluza podría haber cambiado la imagen de Andalucía y no se dedicó en profundidad a ello. Política de corto plazo. “Susana Díaz debe ser consciente de afrontar este reto por encima de los intereses partidistas”. Los más susanistas consideran que la candidata socialista ha sido, junto al expresidente Rafael Escuredo, la máxima mandataria de la Junta más andalucista.

"No interesa una mirada crítica"

Isidoro Moreno, catedrático de Antropología Social de la Universidad de Sevilla, tachó al PSOE de una especie de PRI mexicano, el partido que pilotó aquel país durante décadas sin alternancia de Gobierno, y “que mantiene una clientela política y potencia, de manera falsa, una autoidentificación con lo andaluz. Y es falsa porque silencia o deja fuera valores importantes de nuestra identidad. No interesa una mirada crítica sobre nosotros mismos. En los planes de estudios, Andalucía apenas representa tres párrafos en determinados capítulos. Nos ven solo como vivero de votos”.

¿Y qué medidas son necesarias? 1) Para eliminar el tópico, los expertos plantean que hay que asumirlo y luego eliminarlo. ¿Cómo? 2) Explicando qué ha sido Andalucía y no “incidir en lo buenos que fuimos", sostiene Lasso de la Vega. Una mirada más hacia el futuro, el camino que queda por recorrer. 3) Abundar en el concepto andaluz y no en los localismos que no favorecen nada el sentimiento de unidad. Se trata de evitar que en Andalucía la mayoría o al menos gran parte se sienta más de su ciudad o su pueblo que de la comunidad.

Moreno señala el hecho de que en Sevilla, la ciudad con más habitantes de la comunidad (689.434, según el padrón de 2017), solo suponga un 13% de la población. “En Andalucía no existe lo que ocurre en el conjunto del Estado español: que el gigantismo de una urbe, como pasa con Madrid, París o Berlín, anule al resto del territorio”.

Lasso de la Vega recuerda que Ortega también dijo que los andaluces “no tenemos más remedio que ser flojos porque lo tenemos todo”. El profesor Alberto González Troyano prepara la publicación de un monográfico encargado por el Centro de Estudios Andaluces sobre ‘La cara oculta de la imagen de Andalucía: estereotipo y mitos’.

¿La pereza como identidad?

Troyano vuelve a Ortega. Parece inevitable. “De todas las connotaciones que pueden deducirse de la exposición de Ortega acerca del ideal vegetativo de los andaluces, apenas se han entresacado las interesantes notas de epicureísmo, felicidad, hedonismo, exaltación del goce y de la sensualidad, que subyacen tras ese planteamiento. Y solo se ha destacado una tendencia negativa: la pereza”.

El catedrático sevillano lamenta cómo rasgos y expresiones de la cultura andaluza se han vaciado hasta suprimirles su significado interno, tratando de presentar Andalucía “de una forma unilateral, sesgada e incluso como caricatura”. Moreno adopta el discurso del caribeño Frantz Fanon, que estudió el “síndrome del colonizado”, el que padece la región “desde la mitad del siglo XIX, como una especie de colonia interior dentro de España”.

Sostiene Moreno que existen intereses no solo políticos y económicos para ofrecer una imagen “reduccionista y folclorizada” de Andalucía. “Basta caer en la tentación de ver Canal Sur TV, donde abundan los programas que fomentan el tópico andaluz. No hay que olvidar que ciertos elementos de la cultura popular andaluza fueron tomados para el propio maniquí de la cultura andaluza”.

Mujeres muy guapas y hombres informales

"El estereotipo andaluz es doble: las mujeres son muy guapas y los hombres, informales. Además del matiz machista, se trata de una imposible categorización que, sin embargo, ha resurgido con mucha fuerza en los últimos años, fundamentalmente en la propaganda catalana, que utiliza la imagen de Andalucía para construir su propia identidad, como ya ocurriera en el siglo XX con la inmigración andaluza", indica Lasso de la Vega.

“El pueblo andaluz lleva siglos sometido a una desvirtuación identitaria, muy útil políticamente y nefasta para los intereses andaluces. Andalucía, ‘la que divierte’, que diría el cantautor Pepe Suero, sigue cumpliendo esa misma función. La deuda histórica a Andalucía es mucho mayor de lo que se dice incluso en campaña electoral”.

Mercedes de Pablos fue, en la segunda década de los noventa, la primera mujer directora de Canal Sur Radio, entre 1996 y 2000. Ahora capitanea el Centro de Estudios Andaluces, dependiente de la Junta de Andalucía. Su familia procede de la sierra de Aracena (Huelva). Su niñez, adolescencia y primera juventud las pasó en Madrid, pero lo andaluz siempre estaba presente en su casa. Llegó a Sevilla en plena Transición y se quedó en el sur. Solo su acento muestra que no es sevillana.

“Mi padre era un gran lector, un andaluz raro, muy ocurrente, pero de los siesos, no de los graciosos. Mi idea de Andalucía es más próxima a Ganivet y Lorca que a los clásicos estereotipos”, cuenta. “Hay muchas Andalucías. Está la de Luis Cernuda, pero también la del cineasta Alberto Rodríguez y la de las películas de ‘El mundo es nuestro’. Lo que sí creo es que confundimos la alegría con la falta de seriedad. La capacidad de alegría es lo que te mantiene vivo. El pueblo que mantiene la curiosidad intelectual y es capaz de organizar fiesta y subvertir la vida cotidiana”.

Comunidad pobre, comunidad rica. Para Moreno, si los pobres andaluces siempre han mirado a Barcelona y los ricos andaluces a Madrid, ¿quién ha mirado a Andalucía? De Pablos critica que la imagen que se exhibe de Andalucía sea en realidad de una guerra de pobres. El contrato en Navantia de la Bahía de Cádiz es una buena prueba. “Hay mucho clasismo con Andalucía y no reconocer su capacidad de vanguardia. El problema también radica en que hace 40 años, con pueblos con bajos niveles de escolarización, sus clases dirigentes eran ágrafas y no muy productivas. La burguesía también ha alimentado esa imagen”.

La exdirectiva de la RTVA no entiende cómo en Andalucía “viene un madrileño con faroles y enseguida se lo compramos”. Mercedes de Pablo no entra en si el canal autonómico fomenta los tópicos. “Todos los medios, no solo Canal Sur, deberíamos hacer un examen sobre la calidad de los contenidos. Tienen que existir programas de entretenimiento y yo prefiero ver a los mayores en un programa así [el de Juan y Medio, que se emite todas las tardes de lunes de viernes] en vez de que estén entristecidos". En Canal Sur TV abundan los programas de folclore y copla. Apenas hay programas educativos y culturales.

La leyenda negra andaluza

Alberto Egea es profesor de literatura comparada de inglés y español en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Ha vivido 12 años en Estados Unidos. Estudió el doctorado en la Universidad de Miami y enseñó en la Universidad de Minnesota (Indianápolis). “Una vez que se consolida el estereotipo, es difícil cambiarlo. Es más, se anquilosa y fosiliza. Y a cambiar esta imagen no colaboran ni la Junta ni Canal Sur. ¿Por qué no se ha reimaginado una Andalucía posmoderna como sí ha ocurrido en Cataluña o la Comunidad de Madrid?”.

La malagueña María Elvira Roca Barea, autora del superventas ‘Imperofobia y leyenda negra’ (Siruela), disecciona cómo el mundo funciona “con estereotipos” y que eso “forma parte del sistema de construcción mental del conocimiento”. “Lo que extraña”, explica, “es la permanencia de determinados clichés. En Andalucía, estos son una creencia del siglo XIX y vienen a quedarse en lo referente a lo exótico, lo raro, lo africano, y corresponde totalmente a la versión de la leyenda negra que manufactura el liberalismo”.

Según Barea, Andalucía se ha considerado un territorio no enmarcado dentro de la cultura occidental, y sí con “falta de iniciativa y talento para la gestión económica; una sociedad atrasada y ruralizada. Se busca en la realidad aquello que se adecua a la imagen ya concebida y aprendida; y se elimina aquello que no cuadra”.

Ejemplifica Roca el caso de Málaga, asociada a la imagen de sol, playa, boquerones y chiringuitos, y en la que no se la considera como líder europeo en turismo de salud. “¿Quién piensa que Alicante es una potencia en robótica e inteligencia artificial? Hemos aprendido a visualizar lo que culturalmente nos han enseñado. Eso es un problema grave”.

Sobre la Junta de Andalucía, resalta: “En líneas generales, las comunidades cultivan el ombliguismo folclórico, narcisista y endogámico, y eso no es bueno para nadie. Y las cadenas de televisión autonómicas han traído más problemas que beneficios”.

Satisfacción y comodidad

Y es que en este sur que es tan grande como Portugal, bañado por un océano y un mar a 14 kilómetros de África, sigue funcionando lo que el sociólogo Manuel Pérez Yruela acuñó como “la paradoja de la satisfacción”. Otro estereotipo más. Satisfacción por el desarrollo de Andalucía si se compara con el resto de España. Satisfacción por el Estado de bienestar o la propia satisfacción personal.

Ya en 1972 lo advertía Antonio Burgos en su ‘Andalucía, ¿tercer mundo?': “Creerse que Andalucía es lo mejor del mundo, lo más perfecto y bello, el ombligo del universo, será lo que por los siglos mantendrá a los andaluces en su atraso”. Y claro, con fiesta, pescaíto, Feria, Semana Santa, ¿hay que irse a vivir a otra parte? Es el drama.


El estrés, los atascos, las jornadas duras de trabajo también son realidad cotidiana de Andalucía, pero se remarca (dentro y fuera) lo lúdico, las horas de sol, la 'cervesita' del aperitivo. Una más, por favor. Que sean dos. Y risas, guasa, gracia, chistes. Andalucía sigue anclada en ese estereotipo del patio de recreo que sin duda es veraz y el más visible, pero acaso no es el más aproximado. Estos tópicos que lastran su despegue e incluso su credibilidad y fortaleza.

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