23 diciembre 2016

La velocidad a la que circulan los mensajes nos deja indefensos


A veces se hace necesario echar mano del estoicismo para coexistir con todo lo que sucede a nuestro alrededor. Y esto se debe a que, más que otra corriente filosófica, el estoicismo es un modo de existir. Vivimos tiempos preocupantes, muy difíciles de asumir políticamente. La victoria de Donald Trump en EEUU, por ejemplo, casi no se puede digerir porque demuestra que lo importante no es lo que la gente haga, sino no dejar de insistir en los argumentos oportunos, ya sean verdaderos o falsos. Hace no mucho parecía imposible que algo así pudiera llegar a suceder, pero me inquieta que la velocidad de la información sea la última la razón, la que lo determine todo. La velocidad se alimenta del olvido, lo que pasa hoy ya no significa nada dentro de tres días. Nada más llegar al poder, Trump ya consiguió que se dejara de hablar de algunas barbaridades que había prometido en la campaña electoral. La velocidad de las ideas es ya más importante que su profundidad. Y esto nos deja indefensos. Gonçalo Tavares, escritor portugués

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