24 noviembre 2009
15 octubre 2009
13 septiembre 2009
Restauración paisajística
Limpieza efectuada por un bañista voluntario de los restos de una botellona de playa dejada tras el paso de los nuevos bárbaros por un paraje virgen de Bolonia, en el Parque Natural del Estrecho, junto a Tarifa, Cádiz: 10 kilos de basura en cada bolsa. Los españoles tenemos las mejores playas más sucias de Europa. Contra el analfabetismo social, educación para la ciudadanía (también en la playa).
09 septiembre 2009
06 septiembre 2009
31 agosto 2009
Cómo viajar con los demás (o solo)
Por BORJA VILASECA
El País Semanal, 19/07/2009
Los viajes nos permiten conocer un poquito más el mundo en el que vivimos, pudiendo aprender de culturas con valores diferentes. Expandir la comprensión que tenemos acerca de nosotros mismos y del entorno del que formamos parte. Vayamos donde vayamos, viajar nos da la oportunidad de ver nuestra vida con otra perspectiva y, en ocasiones, también nos ayuda a relativizar nuestros problemas del día a día.
Dado que, por primera vez en la historia de la humanidad, la mayoría vivimos en núcleos urbanos, los viajes nos permiten visitar parajes exóticos y salvajes donde recuperar el contacto con nuestros verdaderos orígenes. Una vez regresamos a casa, en nuestro recuerdo siempre perduran aquellos rincones donde pudimos maravillarnos con la belleza que desprende la naturaleza en estado puro. Es decir, la que todavía no ha sido manipulada por la mano del hombre para convertirla en una atracción turística. Afortunadamente, a veces no hay que ir demasiado lejos para encontrar lo que andamos buscando.
VIAJAR EN GRUPO
“El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad”(Arthur Schopenhauer)
Para disfrutar al máximo de la libertad temporal, hemos de tener muy en cuenta que viajando es precisamente como mejor se conoce a la gente. Se produce una convivencia extrema. Sin ocupaciones laborales. Sin recados cotidianos. Sin distracciones. Sin intimidad. Sin excusas. Cada mañana, tarde y noche. Codo con codo. Desde el inicio hasta el final.
Ya sea con la pareja, con los padres, con los hijos, con los amigos o con personas totalmente desconocidas, viajar supone desvelar aspectos de nosotros mismos que no solemos mostrar a los demás. Más que nada porque la propia dinámica nos impide poder ocultarlos. En este tipo de convivencia afloran nuestras grandezas y nuestras miserias.
De ahí que la calidad de nuestro viaje no tenga tanto que ver con el lugar al que vamos, sino con la relación que mantenemos con las personas que nos acompañan. Si queremos amortizar económica y emocionalmente la inversión realizada, más nos vale saber elegir con quién viajamos. Y aun así, difícilmente podremos evitar los roces. Por esta razón, viajar en grupo siempre acaba siendo una inmejorable oportunidad para practicar el arte de convivir con los demás.
EL DESAFÍO DE LA CONVIVENCIA
“¿Por qué, en general, se rehúye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos” (Carlo Dossi)
Para viajar en grupo de forma pacífica es necesario que cada miembro se comprometa a llevar en su maleta cinco cualidades emocionales, imprescindibles para disfrutar plenamente de la experiencia. La primera es la paciencia, es decir, comprender que cada persona tiene su propio ritmo y que las cosas no siempre salen como esperamos. Basta con pisar un aeropuerto para corroborarlo: parecen espacios expresamente diseñados para quitarnos las ganas de viajar.
La segunda es la flexibilidad. Cada persona tiene prioridades diferentes a las nuestras, por lo que es fundamental saber adaptarnos a las necesidades de los demás. Para lograrlo hemos de limar nuestro egoísmo, que a veces se manifiesta en forma de rigidez. Al adoptar una visión más objetiva y una actitud más altruista, nos mostramos más cuidadosos con la relación que mantenemos con las personas que nos acompañan, lo que armoniza enormemente la convivencia.
La tercera es el respeto. Para incorporar esta competencia emocional en nuestro equipaje, basta con que nos preguntemos qué preferimos: ¿tener la razón o ser felices? ¿Imponer lo que queremos o estar en paz con nosotros mismos y con los demás? ¿Entrar en conflicto con nuestros compañeros de viaje o aprovechar la experiencia para fortalecer nuestro vínculo afectivo? Y es que más allá de lo que podamos ver y hacer, lo que verdaderamente nutre y llena nuestro corazón es lo que compartimos.
La cuarta es el sentido del humor. Saber reírnos de nosotros mismos con nuestros compañeros, así como de los contratiempos, es un antídoto contra cualquier enfado. Si bien nos ayuda a cultivar una sana complicidad con el grupo, también nos previene de la negatividad liberándonos de un vicio muy arraigado: el de amargarnos la vida.
Por encima de la paciencia, la flexibilidad, el respeto y el sentido del humor se encuentra la cualidad más necesaria de todas: la gratitud. Más que nada porque sin ella solemos perder de vista lo que de verdad importa. Cuando no somos del todo conscientes del enorme privilegio que supone viajar, podemos llegar a quejarnos, lamentarnos e incluso enfadarnos por pequeñas tonterías.
VIAJAR ES UN REGALO
“Cuando te enfadas tienes doble trabajo: desenfadarte y pedir perdón” (Pilar Romero de Tejada)
Que si el avión llega tarde. Que si el taxista nos ha intentado tomar el pelo. Que si el hotel es feo. Que si el desayuno no nos gusta. Que si hace demasiado calor. Que si hace demasiado frío. Que si la gente no habla inglés. Que si… Cuando adoptamos este rol tan susceptible y crítico, la lista puede ser interminable. Para evitar estropearnos el viaje a nosotros mismos y a los que nos acompañan, hemos de comprender que todos estos contratiempos forman parte de la experiencia de salir de nuestra rutina habitual.
Viajar no sólo es vivir aquello que deseamos, sino también dejarnos sorprender por aquello que no esperamos. Suceda lo que suceda, no hemos de olvidar nunca que cualquier viaje es en sí mismo un regalo. Lo más importante es tener la oportunidad de experimentarlo. En el año 2007 sólo uno de cada diez viajó al extranjero, según el Instituto de Turismo de España.
Aunque no es una práctica habitual en España, cada vez más personas se animan a viajar solas por el mundo. Y no en plan turista –con todo el paquete organizado por una agencia–, sino como mochileros, sin más compañía que nuestro equipaje, nuestro pasaporte y nuestra sombra. Más allá de descansar y disfrutar, el objetivo de estos viajes en solitario es precisamente aprender a convivir con nosotros mismos. De ahí que sean concebidos como una gran experiencia de aprendizaje y crecimiento personal.
VIAJAR SOLO COMO APRENDIZAJE
“Aprendes a estar solo cuando comprendes que nunca lo estás realmente” (Marc Oromí)
Para que tengan un impacto real, estas aventuras han de durar, como mínimo, entre 15 días y un mes. Se sabe de mochileros que viajan a solas durante meses e incluso años, mayoritariamente menores de 35 años, sin responsabilidades familiares y echando mano de los ahorros de toda una vida. Sin embargo, la simple idea de viajar en soledad incomoda y despierta cierto miedo en muchas personas. Algunos reconocen no comprender cómo alguien puede preferir viajar solo a hacerlo acompañado.
¿Qué voy a hacer solo tantos días? ¿Con quién compartiré esa espectacular puesta de sol en medio de la naturaleza? ¿A quién acudiré si me siento triste y echo de menos a mis seres queridos? ¿Qué haré si me meto en algún lío? Para responder a éstas y otras preguntas es imprescindible vivir la experiencia por nosotros mismos. Sólo así podemos escapar de la prisión en la que suele encerrarnos nuestra mente a través de temores y limitaciones ilusorios.
CONVERTIRTE EN TU MEJOR AMIGO
“Qué importante es en la vida no necesariamente ser fuerte, pero sí sentirte fuerte, midiéndote a ti mismo al menos una vez para saber de lo que eres capaz” (Christopher McCandless)
Desde un punto de vista emocional, los primeros días y semanas pueden llegar a ser duros. Al no estar acostumbrados a estar solos, hablamos con nosotros mismos en voz alta para sentirnos acompañados. De forma natural, nos abrimos más para relacionarnos con viajeros y nativos de la zona. Al tener tanto tiempo libre y nada obligatorio que hacer, poco a poco empezamos a conectar con lo que somos, con lo que hemos ido acumulando en nuestro interior. Durante estos viajes en soledad solemos vomitar estados de ánimo sepultados por distracciones cotidianas. Al vaciarnos por dentro, volvemos a casa como nuevos.
No en vano, la mayoría de las personas que apostamos por viajar en soledad buscamos precisamente eso: crecer y madurar emocionalmente. Más que nada porque al estar solos no nos queda más remedio que aprender a contar con nosotros mismos. Saber que pase lo que pase nos tenemos a nosotros mismos es una de las revelaciones más liberadoras que podemos experimentar. Por eso viajar solo suele potenciar nuestra autoestima y fortalecer la confianza.
Al viajar solos podemos aprender como en ningún otro contexto a ser felices por nosotros mismos. Autoabastecernos emocionalmente, consiguiendo estar a gusto sin necesidad de evadirnos o juntarnos con personas. Así se disfruta plenamente de cada momento. Y este valioso aprendizaje nos resulta muy útil para emprender nuestro verdadero viaje, que siempre comienza cuando volvemos.
31 julio 2009
New Jersey Issues Gay Divorces; Still No Marriage
New Jersey happily recognises same-sex marriages performed out-of-state, but in-state, only civil unions can be issued for gay couples. Well, now a New Jersey couple who married in Canada in 2004 wants a divorce so one half can re-marry. Canada won’t issue a divorce because they aren’t citizens; New Jersey, until now, wouldn’t do it because they could only dissolve gay civil unions, not marriages; and, of course, Canada won’t let the other half re-marry if they don’t get a proper divorce first. What a mess!
Enter Judge Mary Jacobson, who ruled that the couple should be able to get a divorce within New Jersey because the state has a history of divorcing foreign marriages. This ruling comes much to the chagrin of The Attorney General’s Office, which had argued that only civil union dissolutions should be allowed for same-sex couples in-state, even if they were fully married, not civil-unioned. The argument resolved around the idea that allowing same-sex divorce would eventually lead to same-sex marriage.
So, there you go. Civil unions have become entangled in the long tentacles of the law, the state is arguing that divorce leads to gay marriage, and we’re now left with this fun fact: In New Jersey, same-sex couples can’t get married—but they’ll be happy to divorce you!
13 julio 2009
12 julio 2009
Tradiciones bárbaras
Si la gente tuviera tan sólo dos dedos de frente para pensar de manera independiente se daría cuenta de que determinadas tradiciones españolas van en contra del sentido común. Que un joven de 27 años pierda la vida por asta de toro en los encierros de San Fermín sin que ningún organismo oficial se plantee la irracionalidad del asunto deja mucho que desear.
Se impone el carnet por puntos para proteger la vida de conductores insensatos y sus posibles víctimas porque se considera que determinados ciudadanos no son responsables para cuidarse por sí mismos. Sin embargo, se ensalzan y notifican hasta el regodeo las trágicas cogidas de los encierros de los sanfermines, que desde que se corren dede 1922 ¡tan sólo han dejado 15 cadáveres!
¿Es tan onerosa la caja que hace el Reino de Navarra con el negocio de las fiestas que no se cuestiona la peligrosidad de la misma?
Para mí "tradición" es antónimo de "ilustración". Por tradición se hacen las cosas que no tienen una razón racional. Y me sorprendo cuando veo la manera cada vez más fanática con la que nos presentan el Rocío en la TVE internacional, hablando de la "blanca paloma", como si todos debiéramos saber a qué se refieren, mientras una jauría de enajenados salta una valla de hierro para sacar en volandas una imagen.
Me sorprendo cómo se esparcen toneladas de dioxinas al aire en las fiestas de Valencia sin cuestionarse el cambio climático. Y por último me sorprendo de nuevo cómo dejamos que los jóvenes mueran o se queden discapacitados para siempre sin cuestionarnos la inutilidad de la fiesta de San Fermín y de los numerosos encierros que por tradiciones recién inventadas (curiosa paradoja) se celebran durante las fiestas de los pueblos españoles. ROSARIO PELÁEZ, El País, 12/07/2009
03 julio 2009
Definición de laicidad
Definición del maestro politólogo libanés Georges Corm, aportada en su conferencia "Globalización y comunitarización del mundo: ¿Cuál es el futuro de la laicidad", 2006
10 junio 2009
Origen del celibato
ROSA MONTERO
El País, 09/06/2009
El Papa ha aumentado el poder de la Congregación para el Clero con el fin de que castiguen más duramente a los curas que rompen el celibato. Mira que es maniática la Iglesia con esto del sexo, vive Dios. Aunque, en realidad, la obsesión no es estrictamente con el sexo, sino con la coyunda tradicional entre hombre y mujer. Porque están surgiendo por doquier bochornosos incidentes de pederastia y la Iglesia no parece reaccionar con la misma inquina. Vamos, que el Papa no ha dicho nada de aumentar los castigos para los pedófilos. Los curas son seres humanos y, como tales, contradictorios y falibles. No me sorprende que haya pederastas entre los sacerdotes: por desgracia los hay por todas partes. Lo que me indigna es la tibieza con que eso se persigue dentro de la Iglesia oficial. Y mientras tanto, en cambio, atizan de lo lindo al cura que se acuesta con una mujer consentidora y adulta.
El celibato es un invento tardío de la Iglesia. Durante más de un milenio nada impidió que los curas tuvieran esposa. Muchos sacerdotes, bastantes obispos y unos cuantos papas estuvieron casados. Fue Gregorio VI quien se inventó lo del celibato en 1073. Y a la gente le pareció algo tan absurdo que los curas siguieron casándose como si nada. De manera que en el Concilio de Letrán, 50 años más tarde, tuvieron que declarar ilegales esos matrimonios. Algunos historiadores sostienen que esa súbita fobia anticonyugal fue por la herencia. Las propiedades del cura célibe pasaban a la Iglesia, y no a la viuda y los hijos (esto explicaría la tirria vaticana a las relaciones adultas heterosexuales). Los expertos también aseguran algo bastante obvio: que la prohibición del trato con mujeres aumentó la misoginia y el machismo en los países católicos. El celibato sólo puede ser una opción personal; que sea obligatorio es insensato y perverso.
05 junio 2009
Unas palabras que la Iglesia no quiere recordar
El País, 03/06/2009
Una buena parte de la Iglesia católica, concretamente del clero, deja espantados y verdaderamente escandalizados a los fieles que aún creen en dicha confesión religiosa, debido al número cada día mayor de abusos a niños y adolescentes por parte del clero.
Nunca la palabra escándalo ha sido mejor usada. Y lo curioso es que esa palabra fue la usada hace más de 2.000 años por quien, según la Iglesia, fue su fundador y maestro, Jesús, el profeta de Nazareth. Y lo hizo para referirse a los abusos con los niños.
Los exégetas saben muy bien que es muy difícil decidir cuáles de las sentencias importantes que se ponen en boca de Jesús son de su autoría o fueron creadas o manipuladas por los evangelistas.
Suelen existir dos criterios para reconocer cuándo unas palabras pueden ser o no literales, pronunciadas tal cual por Jesús. El primero es que aparezca en más de uno de los Evangelios considerados inspirados por la Iglesia. Si aparece en más de dos, la credibilidad aumenta. Un segundo criterio es que se trate de una frase tan plástica y original, a veces tan compleja o grave, que difícilmente haya podido ser obra de la invención de un evangelista.
Pues bien, existe un texto enormemente fuerte y eficaz de los Evangelios que habla precisamente del escándalo de abusar de los niños. Jesús es tajante. Pide la pena de muerte para quien escandalice a un niño. ¿Y qué mayor escándalo para un niño que abusar de él sexualmente?
El texto aparece nada menos que en los tres Evangelios llamados sinópticos: Mateo 18,5; Marcos, 9,42 y Lucas, 9,46. La Biblia de Jerusalén, traducida directamente del original, le pone como título al episodio en los tres Evangelios la palabra "escándalo".
En el Evangelio de Mateo, tras una discusión de los apóstoles sobre problemas de jerarquía, en la que le preguntan al maestro quién será el "mayor" en el Reino de los Cielos, Jesús desarma sus ambiciones, llama a un niño y les dice que si no cambian de mentalidad y no se hacen como los niños, "no entrarán en el nuevo Reino". Enseguida, Jesús se identifica él mismo con los niños: "Quién recibe a un niño como ése en mi nombre, a mí me recibe". Y enseguida pronuncia la gran sentencia: "Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mt, 18,6 ss). Jesús continúa diciendo que en el mundo siempre habrá escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!
La imagen gráfica de la rueda de molino alrededor del cuello de quien escandalice a un
niño, aparece exactamente igual en el Evangelio de Marcos y en el de Lucas, además de en el de Mateo. Lo que revela que debía de haber creado gran impacto entre los primeros cristianos y que no fue posible silenciarla.
La imagen que sugiere Jesús haría pensar que a quien escandaliza a un niño más le valdría suicidarse. Pero, los tres evangelistas hablan de pena de muerte. Son los otros quienes deben colgarle esa piedra de molino al cuello y arrojarle al mar. ¿Cabe pena más severa?
Ahora bien, ante todo lo que está ocurriendo en la Iglesia, donde se multiplican las noticias sobre escándalos y abusos cometidos contra niños por una parte del clero, tanto bajo como alto, me pregunto por qué el papa Benedicto XVI, los obispos, cardenales y prefectos de las congregaciones romanas, en vez de levantar discusiones bizantinas sobre si es peor la pederastia o el aborto, o intentar silenciar los escándalos, no han obligado a todos los párrocos del mundo a leer en las iglesias y en los seminarios y en las curias episcopales la terrible condena del manso profeta de Nazareth contra quien abusa de un niño y lo escandaliza.
Deberían repartir pancartas con esa frase lapidaria de los Evangelios. Que se trate de suicidio o de pena de muerte no importa. Lo que Jesús quiere decir es que ese individuo no merece seguir viviendo. ¿Les parece esto muy fuerte? ¿Pero no dicen que los Evangelios han sido inspirados por Dios?
Todo el resto es querer recoger agua en un tamiz, es tergiversar, engañar a los fieles sin tener el coraje de enfrentar a los culpables con las palabras de acero de Jesús. Para él el símbolo del niño y de la infancia es una metáfora de transformación, de nueva vida.
Al intelectual fariseo Nicodemo, Jesús le dice que tiene que volver a entrar en el vientre de su madre y renacer como niño para entrar en otra dimensión vital superior.
Todo atropello a un niño es un atropello a la vida misma, de ahí que quien lo comete no merezca, según Jesús, seguir viviendo.
Y, añade, si tu mano o tus pies o tus ojos se convierten en objeto de escándalo, y más si se escandaliza a un niño, es mejor automutilarse. Jesús pronuncia esas palabras inmediatamente después de la imagen de la rueda de molino.
Más de una vez me han preguntado si cuando yo estudiaba en un colegio de religiosos existían abusos con los adolescentes. No lo sé. Lo que recuerdo es que después de haber tomado una ducha con agua helada en pleno invierno en la gélida ciudad de Logroño, uno de los padres profesores obligaba a pasar uno por uno por su cuarto a los alumnos recién duchados para darles, desnudos, friegas de alcohol que según él "revigorizaban el cuerpo". Por la noche, antes de dormir, en la capilla, nos decían que la Virgen lloraba por nuestros "pecados solitarios". Los de ellos no eran pecados, eran simples masajes terapéuticos de alcohol.
La Iglesia sigue queriendo minimizar los abusos de menores que ha consumado su clero. De nada va a servir.
Lo quieran o no, la rueda de molino de la que hablan los evangelistas, colocada sobre el cuello de cada cura pederasta, seguirá siendo la condena inapelable de los ciudadanos y de la sociedad al gran escándalo de abusar de un menor del que ellos deberían ser los mejores guardianes y defensores.
04 junio 2009
Barcelona-Madrid: desencuentro conyugal
El País, 04/06/2009
Recuerdo como si fuera hoy la primera vez que vi a un barcelonés perderse en Madrid. No era un visitante ocasional; había estado, por motivos laborales y sentimentales, cientos de veces en la capital. En su desorientación creí sentir no sólo ignorancia o distracción, sino algo de orgullo y coquetería. Una forma extraña de lealtad. Para mi sorpresa, él no era una excepción. No pocos madrileños a los que les conté el caso, me confesaron que nunca habían viajado a Barcelona. En su defensa alegaban que en París, en Tánger o en Filadelfia, se sentían menos extranjeros que en la Ciudad Condal.
No sé si el AVE ha terminado con esos dos especímenes tan particulares de ciudadanos. Viví en España en la época del Puente Aéreo y sus perpetuos cambios de horarios y tarifas. Por entonces era más fácil y más corto viajar a París desde Madrid o Barcelona, que viajar de Madrid a Barcelona. Dificultad de conexión, que presentía quizás no era sólo logística, sino que tenía que ver con ese complejo tejido de desconfianzas y malentendidos que jalonan la historia de estas dos ciudades. Desconfianzas y malentendidos que explotan en el fútbol y el encuentro de sus dos equipos símbolo, pero que sigue flotando en el día a día como una delgada niebla que no les permite mirarse y admirarse mutuamente.
¿Cuál de las dos ciudades es más europea, cosmopolita, vivible, bonita, divertida? ¿Dónde vas a instalarte si vienes a vivir a España, cuál de las dos vas a abandonar cuando te vayas a vivir a la otra? Te preguntan insistentemente los fanáticos de ambos bandos. Por supuesto, hay barceloneses que aman Madrid y madrileños que admiran Barcelona, pero incluso los más tolerantes, los más cosmopolitas, sienten la tentación de comparar siempre las dos ciudades a propósito de cualquier cosa. O es Madrid o es Barcelona, nunca las dos, menos, las dos al mismo tiempo. Una maldición secular nos hace pensar a los hispanoparlantes que debemos amar y creer en una sola idea, una sola religión, una sola familia, patria o literatura porque la pluralidad en nuestras sociedades, en nuestras geografías, en nuestras historias plurales, es sinónimo de heterodoxia. Heterodoxia es decir herejía, san Benito, hoguera e Inquisición.
Eso, de partida, tienen en común ambas ciudades, el culto a sí misma en contra de la otra. El miedo a esa otra que piensan que puede desdibujar su identidad en vez de afirmarla. De alguna forma resulta inconcebible para la mayor parte de los madrileños y de los barceloneses que te puedan gustar igualmente dos ciudades tan diametralmente diferentes. Distintas incluso hasta en el clima, el color de sus muros, el ritmo de sus días, el tipo físico de sus habitantes. Más allá de la obvia distancia entre una ciudad que habla catalán y otra que lo desconoce completamente, son distintas también en el uso mismo del castellano. Completamente diferentes en su humor, su trazado urbano, sus horarios, sus travestis, sus fines de semana, sus panaderías, sus héroes y sus bandidos.
Curiosamente, es justamente esa diferencia total la que hace que Madrid y Barcelona sean profundamente compatibles. Porque mientras sus habitantes compiten, las ciudades no lo hacen. El barrio gótico o el Born no tiene equivalentes en un Madrid casi sin Edad Media. Las olas de tejas pardas entre las cúpulas barrocas de La Latina no compiten con una Barcelona a la que los Habsburgos parecen apenas haber tocado. El mar que, completamente apaciguado, baña Barcelona es justo el que le falta a un Madrid que gobierna una meseta muy lejos de cualquier playa posible. La sierra que refresca el aire de la capital templaría de manera eficaz la siempre húmeda Barcelona expulsando todo virus y contagio.
A no pocos intelectuales barceloneses no les vendría mal una temporada en la rugosa Madrid donde todo el mundo viene de lejos, y cambia de nombre y de identidad sin que nadie les culpe por ello. A no pocos madrileños algo del rigor, algo de la plasticidad, de la luminosidad de Barcelona les daría otra dimensión a sus trabajos. Lo supo hasta Cervantes que mandó a sus dos manchegos a dar sus últimos combates en Barcelona. Para el artista de cualquiera de las dos ciudades, la otra debería ser una asignatura obligatoria sin la cual la comprensión de lo que es su país, no sólo es incompleta sino falsa y deforme. Una comprensión falsa y parcial que es muchas veces la de los políticos de ambas comarcas, cuando resaltan las diferencias obvias y olvidan las menos obvias semejanzas.
Conocer las dos ciudades es tan importante como comprender la relación que las anima y distancia. Esa relación, más que una u otra ciudad, está en el centro de lo que España es y ha sido. Sólo a medianoche, sólo a media voz, los madrileños y los barceloneses admiten que los liga algo más que la costumbre, las leyes o el comercio. Más que rivales, enemigos o socios, estas dos ciudades son marido y mujer, de esas parejas que se amenazan todos los meses con el divorcio pero que no se separan nunca. Una pareja que se complementa en la diferencia y se necesita porque no se parecen. El gamberro madrileño que trabaja a escondidas, que bromea, que se ríe, necesita a la gran dama del Mediterráneo, que vende y compra libros, muebles, afiches, cuadros, colores. La señora Barcelona, en la que la seducción, el color, la apariencia lo es casi todo, pero como tantas damas quiere ser recordada como seria, callada, alemana. Gran señora que se complementa, no sin conflicto, con la apurada Madrid en que la estética nunca importa demasiado, en que todo se resuelve en cantidad y casi nunca en calidad, en la que todo es ruido y chismes y comidas con infinidad de platos y una cierta sabiduría de tierra adentro que comprende el tiempo de una manera a veces más eficaz que su contraparte.
Los conflictos entre las dos ciudades tienen así la virulencia, la urgencia, la insubstancialidad de las peleas conyugales. "Tú me dijiste esto, tú esto otro, tu mamá es insoportable. No me gusta cómo hablas, cómo te vistes, la cara que pones o no pones cuando vienen visitas a la casa". Una pareja en que ambos cónyuges recuerdan de distintas formas el noviazgo y la boda. "Tú me obligaste, la familia me apuró, y yo quería mucho más a este otro, ese de más allá era el hombre o la mujer para mí". Una pareja que siempre juega con el posible quiebre de su relación, que coquetea cada cierto tiempo con el divorcio, pero que cuando se le ofrece el divorcio retrocede, se disculpa, se reconcilia, para volver a pelear apenas consumada la reconciliación. Una pareja que sueña con un amante, otro que disuelva la tensión, pero que sabe que con nadie más que con el otro puede pelear, distanciarse, volver a encontrarse con tanta paz, con tanta intimidad, con tan secreta complicidad.
Un antiguo matrimonio que confiesa seguir juntos sólo por los hijos, pero que de tarde en tarde, cuando nadie los ve, confiesa que hay amor en esa costumbre, que donde las cenizas arden tibiamente, hubo antes fuego. Matrimonio en eterno tironeo, que se da el lujo de dudar y no creer pero que a la hora de los verdaderos conflictos, en el momento de los más temidos dolores, están milagrosamente juntas. Así en el frente de Madrid y en el de Barcelona en la Guerra Civil, viviendo ambos una resistencia paralela, y paralelos bombardeos, hambrunas, fusilamientos, como recuerda el ciclo Defensar Madrid es defensar Catalunya, cuya tercera cita tiene lugar hoy en el Círculo de Bellas Artes. Por más que lo intenten, ni una ni otra ciudad puede echarle en cara la guerra a la otra. La Edad Media, el Renacimiento, la Edad Barroca fueron para Madrid y Barcelona experiencias diferentes, el siglo XIX los obligó a mirarse la cara, pero fue el siglo XX, su guerra, su tiranía, los que los sorprendió entrelazados, sufriendo el mismo dolor, celebrando el mismo olvido.
"No nos une el amor sino el espanto", le dijo alguna vez Borges a Buenos Aires. Puede ser que este sea el núcleo central de cualquier pareja que se respete, unida tanto por el amor como por el espanto ante la soledad y la muerte. A esta pareja, la que forman Barcelona y Madrid, el verso de Borges les sienta a la maravilla. A estas dos formidables ciudades no las une el amor sino el espanto, es por eso -parafraseando nuevamente al poeta argentino- que se quieren tanto.
Rafael Gumucio es escritor chileno.
10 mayo 2009
22 marzo 2009
23 febrero 2009
Footbal vs Pride?_¿Fútbol contra Orgullo?
Tolerance United’s objective is dialogue between gays and straights, individuals and groups. Diversity only works when people learn to listen, to sympathise and to accept their differences. Diversity should be a source of inspiration. It’s all about respect.
07 febrero 2009
Andrómeda
09 enero 2009
La no vida de Roberto Saviano
Ya no es un hombre, es "un equipo". Desde que la Camorra le amenazó de muerte por su libro Gomorra, vive escoltado las 24 horas. No puede pasear, comprar o usar la tarjeta de crédito. Pasamos un día con el escritor y le acompañamos de viaje a Nápoles.
No sé si estoy medio muerto o medio vivo. Lo que sé es que la amenaza de los Casaleses me ha convertido en peor persona. Más desconfiado, más egoísta. Siento odio por los amigos que me abandonaron cuando salió el libro, entre una partida de Playstation y una de la Liga Fantástica. Apenas salgo de casa. No puedo usar tarjeta de crédito. Vivo escoltado 24 horas al día. Ya no soy un hombre, soy un equipo. Los muchachos son fantásticos, son napolitanos como yo, hacemos deporte juntos, boxeamos en el gimnasio... Pero echo de menos Nápoles, aquellos retrasos eternos del tren en la estación... El tiempo se ha deformado, los minutos son extraños, cada movimiento banal requiere un día entero. Y no puedo hacer las cosas mínimas: pasear, tomar algo en un bar, comprar una nevera. Ayer fuimos al supermercado y fue patético. Los carabineros alrededor del carrito, todos opinando sobre la pasta que debía coger. La gente se asustó, nos abrieron paso en la caja para que nos fuéramos rápido. Cuando salimos les dije a los chicos: 'No volvemos"...
(Para leer el resto del reportaje y ver un breve vídeo subtitulado de la entrevista, pinchar en este enlace.)