27 febrero 2025

¿50 años no es nada?

Por MARTA NEBOT

Público, 12 de enero de 2025

24 febrero 2025

Está demostrado: las redes favorecen a los partidos radicales

Seguir pensando que los partidos políticos compiten en igualdad de condiciones en las redes sociales durante una campaña electoral resulta una ingenuidad

Jóvenes consultando noticias en TikTok e Instagram. Foto: Álvaro García

Por CARMELA RÍOS, El País, 24 de febrero de 2025

En marzo de 2024, por necesidades del servicio, tomé prestada durante tres meses una nueva personalidad digital. Abrí una cuenta de TikTok y construí en ella el perfil ficticio de un adolescente. Así nació Manu, un chaval sevillano de 15 años optimista, amante de la música y con un corazón dividido entre los colores del club de sus amores, el Betis, y la devoción por la Semana Santa de su ciudad, que esperaba con ganas durante todo el año. A Manu no le interesaba la política, por lo que en su cuenta de TikTok no seguía ni a partidos ni a políticos, sino a músicos, influencers, cuentas de humor, algún medio regional, perfiles deportivos, así como algunas cuentas dedicadas a la Semana Santa sevillana.


La Unión Europea calentaba entonces motores para la campaña de los comicios al Parlamento Europeo de junio. En ese contexto político, y como parte de un trabajo de campo y observación de las redes sociales, nació el perfil del pequeño Manu. El objetivo era comprender qué tipo de publicaciones recomendaría el algoritmo de TikTok durante el periodo electoral a un menor de edad sin interés por la política.


En menos de una semana empezaron a aterrizar en el menú de contenidos sugeridos para Manu publicaciones de corte político como el extracto de un discurso de Santiago Abascal desde la cuenta oficial de Vox y más tarde el fragmento de una entrevista al mismo dirigente desde la cuenta @yoconsantiagoabascal. Entre los contenidos recomendados sobre la Semana Santa y la Feria de Abril se coló también la publicación de @bygarcia en la que unos amigos regalaban a su “amigo rojo” una tarta con el mensaje “Sánchez, vete ya”. Durante la recta final de la campaña llegó al TikTok de Manu un aluvión de memes de Pedro Sánchez generados con aplicaciones de inteligencia artificial e insistentes mensajes en torno al candidato de Alvise Pérez procedentes de perfiles @tiki_tube. Ni rastro de ningún otro partido político o candidato. Para TikTok parecían no existir.


El exceso de representación del que gozan las formaciones ultras en TikTok en detrimento de los partidos moderados ya empieza a estar bien documentada. A las investigaciones sobre las campañas de Suecia en 2022 y Finlandia en 2023 se une ahora la que han llevado a cabo conjuntamente, el pasado mes de julio, los expertos de la organización sin ánimo de lucro AI Forensics y de Interface, un think tank europeo especializado en tecnologías de la información. Su trabajo ha constatado que, cuando los jóvenes alemanes buscaban información sobre partidos políticos o políticos concretos en TikTok, el algoritmo les presentaba en el 25% de los casos otras sugerencias, que en la mayoría de los casos estaban relacionados con AfD, el partido de la extrema derecha alemana.


Los hallazgos de este estudio concuerdan con otras investigaciones en redes sociales que organizaciones como Global Witness han llevado a cabo recientemente en Alemania y, antes, en otros procesos electorales celebrados en Estados UnidosIrlanda y Rumania. A pesar de la dificultad que para este tipo de trabajos supone la opacidad de las redes sociales, en todos los casos se refuerzan las evidencias de que los algoritmos favorecen y amplifican el discurso político más radical. Ni qué decir tiene que la irrupción de Elon Musk como adalid de los ultras del mundo ha consolidado a su plataforma como un foco propulsor privilegiado de esta tendencia. En estas circunstancias, seguir pensando que los partidos políticos de un país compiten en igualdad de condiciones durante una campaña electoral resulta una ingenuidad.


Así las cosas, Europa tiene ante sí el dilema de seguir mirando hacia otro lado mientras los partidos más extremistas avanzan impulsados por los algoritmos de redes sociales desbocadas y poderosas. O puede mostrar una mayor firmeza a la hora aplicar leyes, que ya existen, en materia de transparencia tecnológica y lucha contra la desinformación. Nos va la democracia en ello.



15 febrero 2025

L'estaca (subtitulada en castellano)

La canción L'estaca, del cantautor catalán Lluís Llach, es un himno de resistencia y esperanza que ha trascendido su contexto original. Escrita en 1968, durante la dictadura de Franco en España, la letra utiliza la metáfora de una estaca a la que todos están atados para representar la opresión y la lucha por la libertad. El abuelo Siset, personaje central de la canción, dialoga con el narrador, instándole a unirse al esfuerzo colectivo para derribar la estaca, símbolo de la represión. La repetición del estribillo 'Si estirem tots, ella caurà' ('Si tiramos todos, ella caerá') refuerza la idea de que la unión hace la fuerza y que la persistencia es clave para superar la adversidad.

A pesar del paso del tiempo y del desgaste físico que representa el esfuerzo constante, la canción transmite un mensaje de resistencia inquebrantable. La estaca, aunque podrida y a punto de caer, sigue en pie debido al peso de la opresión, simbolizada en la dificultad de Siset para mantener la lucha. La canción termina con una nota de continuidad generacional, donde el narrador, a pesar de la ausencia del abuelo Siset, sigue cantando y transmitiendo el mensaje de resistencia a las nuevas generaciones que pasan por el portal.

L'estaca se ha convertido en un símbolo de lucha y esperanza en diversos contextos, no solo en Cataluña o en España, sino en todo el mundo, y forma ya parte de nuestra memoria democrática. La canción ha sido adaptada y cantada en múltiples idiomas y situaciones, convirtiéndose en un himno universal de la lucha contra la opresión y la búsqueda de la libertad. La obra de Llach, con su estilo musical que combina elementos del folk, la canción de autor y la música mediterránea, sigue inspirando a quienes buscan un mundo más justo y libre.

Palau dels Esports de Barcelona, 1976

11 febrero 2025

Tecnopaletismo y cocaína

La proliferación de estímulos y pantallas provoca en el cerebro efectos similares a los de ciertas drogas estimulantes. El ajetreo puede ser placentero y queda bien cuando la prisa, y no el ocio, es lo que da estatus.

Una pantalla de la estación de metro de Sol, en Madrid, desde la que David
Beckham nos invita a comprar unos calzoncillos como los suyos. 

Por SERGIO FANJUL

El País, 11 de febrero de 2025

David Beckham, medio en bolas, repantigado con todos los tatus, tratando de venderme unos calzoncillos. Me apela insistentemente desde las tropecientas pantallas que hay en la estación de Sol. Al parecer, el futuro era esto.

(Todavía no me he comprado los calzoncillos, aunque no lo descarto, porque soy de voluntad débil).

Hace casi un año se anunció a bombo y platillo la creciente “digitalización” del Metro de Madrid. Llegaban unos dispositivos “muy atractivos para los usuarios”, dijo el consejero de la Comunidad, Jorge Rodrigo. “Una imagen vanguardista”, añadió. “Lugares totalmente inmersivos con columnas LED y mupis digitales”, volvió a añadir. “El metropolitano más digitalizado de Europa”, concluyó, triunfal. Qué gran época para estar vivo.

¿Para qué servía ese prodigio? Para poner anuncios. Deslumbrante, pero en el mal sentido.

El prometido provenir era esto: la publicidad masiva. El ciberpunk como profecía autocumplida. El gran progreso eran 500 pantallas más, como si hubiera pocas, como si nos rodearan pocas, para vendernos todo tipo de artículos y experiencias. Como si tuviéramos necesidad de tenerlas, dinero para comprarlas o tiempo para disfrutarlas. La gente quiere irse a currar tranquila, que ya tiene bastante, y que no le coman la cabeza con mierdas en cualquier milímetro de realidad donde pose la vista.

Podríamos definir el tecnopaletismo radical como la furia porque el metro, la plaza de Callao, el salón de tu casa o tu cerebro sean el nuevo Times Square neoyorquino. La percepción de cualquier innovación tecnológica como progreso. Pantallas que nos atacan por doquier, que nos agarran por el cuello y nos atraen con sus cantos de sirena. Mira esto, flipa mucho, esto es épico. Donde podría haber un simple papel, un cartoncillo, una pizarra garabateada con el menú del día, ya hay una pantalla. Un teléfono que es más inteligente que tú y que se ha convertido en un órgano más de tu cuerpo, pero que lo domina entero. Los cíborgs no vienen, somos nosotros. Aquel chip controlador de los conspiranoicos, lo llevamos con gusto. Detrás de cada trémula notificación se esconde la promesa de una vida mejor que nunca llega.

“Vive usted su vida en un estado de excitación que sus antepasados solo conocieron en la batalla”, escribe el autor Mark Helprin, según recoge Stefan Klein en El tiempo. Los secretos de nuestro bien más preciado (Península). Es una sobrecarga de estímulos que, dice Klein, actúa sobre nuestras vías nerviosas de la misma manera que algunas drogas, como la cocaína. Y no es solo que la cocaína sea tan ampliamente denostada como consumida (los restos de droga en los billetes o en los baños de los parlamentos), sino que la sensación general de la población, se ponga o no se ponga, es de estar puesta. “Seguimos los acontecimientos del mundo exterior como un perrito adiestrado que obedece al silbato”, añade Klein.

Quien viene de sitios más plácidos lo dice: es que vais todos como un tiro. Aquí, sin contraste, tampoco nos damos cuenta. Lo paradójico es que esa sensación drogadicta, como saben los consumidores, resulta placentera. Y como todas las drogas, no sale gratis: nuestra atención es puré, nuestro estrés aumenta, pero ni tan mal. El ajetreo y la falta de tiempo se consideran males distinguidos, propios de quien parte el bacalao. La tradicional ociosidad de las clases altas, la indolencia aristócrata, el dolce far niente, ya no están bien vistos en tiempos acelerados.

Probablemente, alguna vez, haya usted sentido cierto regusto aristocrático al decir eso de: “Joder, es que no me da la vida”.

08 febrero 2025

Cine español y plurilingüismo


Por CARLOS MARTÍN GAEBLER

Las películas o series españolas bilingües me devuelven un poco la confianza en este raro y crispado país. La riqueza idiomática de nuestro cine, no siempre apreciada, ya forma parte de la marca España por todo el mundo. Un ejemplo: adentrarse en la excepcional serie “Merlí” y su sequela “Sapere Aude” (Atrévete a saber) nos regala la sensación de vivir y escuchar la Barcelona de nuestro tiempo, moderna, bilingüe y cosmopolita. Una ficción sobre la diversidad humana, escrita, dirigida e interpretada con inteligencia natural, que no artificial.

Todo debió empezar con la elegancia donostiarra de Edurne Ormazabal presentando en tres lenguas el Festival Internacional de Cine de San Sebastián o Donostia Zinemaldia, hábito que se fue repitiendo después año tras año. Continuó la costumbre multilingüe la espléndida Sardá presentando los Goya desde Barcelona. Y debió ser a partir de entonces cuando empezamos a oír a presentadores y a artistas premiados utilizar las cuatro lenguas españolas para saludar o agradecer los galardones: Boas noites, bona nit, gabon, buenas noches, moltes gracies, eskerrik asko, grazas, muchas gracias. 

Los títulos de películas relevantes de nuestro cine (también los nombres propios) nos permiten aprender, casi sin darnos cuenta, sustantivos, adjetivos, artículos o fonemas de otras lenguas españolas, y generar lo que podríamos llamar multiespañol. Así, logramos incorporar a nuestro vocabulario las flores y la desinencia de plural en vasco (Loreak), el pan negro (Pa negre), el verano (Estiu 93), la luna y la conjunción “y” en catalán (La teta i la lluna), el hermano y el posesivo masculino catalán (Pau i el seu germà), un gigante (Handia), la luna roja (Lúa vermella), las bestias y el artículo plural femenino gallego (As bestas), o la pronunciación de una consonante seguida de “s” en final de sílaba (Els dies que vindran), del sonido /ks/ al final de palabra (Unax), o el sonido fricativo /sh/ (kaixo, caixa, Xavi), similar al del inglés (she), como lo es también el sonido de la “s” sonora /z/ en catalán (De nens). Y no se rompe España por ello, sino que se vertebra.

Reconforta observar que cada vez son más los españoles que gustan de oír películas o series en otras lenguas, y en su versión original subtitulada, lo que está contribuyendo a ampliar su reducido abanico fonético (el castellano apenas cuenta con 24 fonemas o sonidos) y a mejorar su pronunciación de otros idiomas. 

Como sentenció Javier Calvo en la ceremonia vallisoletana de los Goya: “Amar el cine español es una de las formas más bonitas de amar nuestro país porque habla de nuestra cultura, de nuestra gente, de nuestros problemas y en nuestros idiomas.” Los españoles deberíamos mirarnos en el espejo de nuestros vecinos franceses y entender nuestra industria del cine como un asunto de Estado. Agur a tothom. cmg2024


05 febrero 2025

En siete años me matarán

Por DAVID UCLÉS

La Vanguardia, 4 de febrero de 2025

Siete años antes de morir, Lorca describió en Fábula y rueda de los tres amigos su propia muerte. ¿Hablaba de tres amigos ausentes o de él mismo? ¿Podía Lorca imaginar desde Nueva York que en unos años lo asesinarían? Acabo de colgar el teléfono; Ian Gibson intuye que el poeta lo presentía, que presagiaba el fatal destino que se cernía sobre él, y sobre el resto del país.

Hasta hace muy poco he mantenido que, si la mar se eriza, Europa sabrá llenar el flotador con sus vertebrados pulmones y se salvará de la ola retrógrada. Quizás Saramago no solo me infundió el iberismo, sino también la convicción de que Europa es una realidad. Pero hoy aguzo la vista y observo a un pelícano picar el pilar fundacional de Norteamérica; la indiferencia política ante Gaza y Ucrania; el fascismo de vuelta en países vecinos…, y a mi padre, que ha sido guardiacivil toda su vida —aparte de aceitunero— suplicándome que no escriba la continuación de La península de las casas vacías, y no porque él sienta apego hacia Franco, sino porque conoce el mundo militar y sabe que parte de este añora al dictador, y teme que se ensañen conmigo. ¿Cómo va a sentir miedo mi padre y yo no? Me erizo cuando me amenazan en redes por decir en un podcast, ojo al insulto, que Franco era “tonto”. Qué pedazo de bujarra eres, so mierda, me escriben. Ten cuidado que cada vez somos más grandes, me regurgitan. ¡Menos mal que no dije que Franco era un ser sin escrúpulos, vil, asqueroso, de moral pútrida y deshonesto con su patria!

David Uclés es autor de la novela La península de las casas vacías (Siruela, 2024), para este bloguero, la revelación literaria del año en España.

04 febrero 2025

arte.tv

El prestigioso canal franco-alemán ARTE, dedicado desde 1991 a promover y difundir cine de calidad, ha lanzado recientemente el sitio
arte.tv, una plataforma de streaming europea en abierto y sin necesidad de registrarse o suscribirse, que ofrece documentales excepcionales narrados en francés o en alemán, con subtítulos en diversos idiomas [cliquear en pestaña Versión] y cortometrajes, que hacen llegar la cultura, de forma gratuita, a todos los rincones del mundo. También es un recurso didáctico formidable para quienes quieren mejorar su francés o su alemán.
Entre el vasto catálogo de arte.tv, recomiendo el documental Breaking Social, un ambicioso proyecto del cineasta sueco Frederik Gretten, filmado en 2023 entre Chile, París, Malta, West Virginia, Países Bajos, Surrey, y Nueva York. Está producido entre Noruega, Suecia, Finlandia y los Países Bajos, y ha contado con el apoyo del programa Creative Media de la UE.  
Todas las sociedades se basan en la idea de un contrato social. Se nos dice que si trabajamos afanosamente, si tratamos a los demás con respeto, si jugamos conforme a las normas, seremos recompensados. Pero después están los rompedores de reglas. Aquellos que utilizan paraísos fiscales y obtienen beneficios sin devolver nada a la sociedad. ¿Podemos permitirnos a los ricos? Breaking Social analiza los patrones globales de cleptocracia y extractivismo. Un periodista de investigación asesinado en Malta. Un río sin agua en Chile. Cuando la gente llega a un punto de inflexión, empiezan a organizarse y a protestar. Vemos a aquellos que ya luchan en los frentes de las revueltas sociales en todo el mundo (como el estallido social chileno). La película explora las posibilidades de superar la injusticia y la corrupción que acechan en cualquier lugar del mundo. 92 min.