28 febrero 2023

BOA MISTURA, poesía callejera para mejorar el mundo

Por Carlos Martín Gaebler

Boa Mistura (boamistura.com) es un equipo multidisciplinar de artistas urbanos que empezaron expresándose como grafiteros a finales de 2001 en Madrid. Su trabajo consiste principalmente en intervenciones artísticas en espacios públicos y zonas deprimidas de distintas zonas del mundo para humanizarlas aportando optimismo y felicidad al entorno mediante pintadas textuales en muros, fachadas, suelos o azoteas. Entienden su trabajo como una herramienta para transformar la ciudad y crear vínculos entre las personas porque sienten una responsabilidad para con la ciudad y el tiempo en el que viven. Han llevado a cabo proyectos en más de 30 países alrededor del mundo, colaborando con organizaciones como la ONU, Amnistía Internacional, PNUD, Greenpeace, Acción contra el Hambre o Cruz Roja. 

Los miembros de Boa Mistura son:

  • Javier Serrano Guerra: Arquitecto por la ETSAG, especializado en paisaje por la IUAV de Venecia.
  • Juan Jaume Fernández: Licenciado en Bellas Artes por la rama de Artes de la Imagen, en la Universität Der Künste de Berlín.
  • Pablo Ferreiro Mederos: Licenciado en Bellas Artes por la especialidad de Diseño Gráfico en la Aalto School of Design de Helsinki.
  • Pablo Purón Carrillo: Ilustrador y Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la URJC de Madrid.
  • Rubén Martín de Lucas: Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la UPM de Madrid. Actualmente desarrolla su trabajo en solitario como Artista Plástico.
Me topé con la obra de Boa Mistura por primera vez en la galería madrileña Ponce+Robles (Alameda 5) en julio de 2016 (había acudido ese año al Orgullo con un amigo norteamericano). Tenían expuesto una versión del mural Mis raíces son profundas, que por entonces estaban pintando en La Habana. Quedé asombrado por la fuerza expresiva de aquellos latones oxidados de barriles de petróleo sobre los que aparecía pintado en rojo el enunciado inconcluso y minimalista Mi raíz es,  que ocupaban toda una pared de la galería. 


Desde un principio me pregunté por la razón de su nombre, una expresión tanto gallega como portuguesa que significa buena mezcla. Habían decidido no llamarse con un nombre anglosajón, sino echar mano de una lengua española y otra ibérica, ambas lenguas hermanas. Mestizaje global con todas las letras. Como filólogo y políglota, me sentí fascinado por el uso poético del lenguaje que hacen en sus palabras/enunciados minimalistas y multilingües. Acuerdan sus mensajes con el vecindario donde actúan con la intención de empoderarlo y reivindicar la felicidad humana. Digamos que usan la palabra donde Bansky usa la imagen gráfica para un mismo fin. Sus palabras o fragmentos, a veces en mayúsculas, otras veces en minúsculas, alcanzan la categoría de poesía impresa en muros o sobre el asfalto: JUNTOS SOMOS BARRIO; TE COMERÍA A VERSOS; IMAGINATION MAKES US INFINITE; SOMOS LUZ; THE FUTURE NEVER HAPPENS; MADRID, TE QUIERO EN COLORES; FELICIDAD; CALMA; BELEZA; DOÇURA; ORGULHO; HOPE; ALEGRÍA. También usan el formato de letras sobrepuestas todas a la vez formando una sola, como con las letras que componen el vocablo DESTINO, u optan por dos palabras superpuestas una sobre la otra, como REALIDAD y MAGIA. Las variantes son inmensas.


Pablo Purón, quien ejerce de portavoz entusiasta del grupo, en una entrevista en 2017, narra cómo se gestó el grupo y cuáles fueron sus primeras intervenciones urbanas: Los cinco chicos que pintábamos en principio lo hacíamos porque nos llevábamos muy bien y esa amistad, tan fortalecida con el intercambio de opiniones y formas de mirar, se convirtió en el germen de lo que hoy es Boa Mistura. Cuando llegaba el viernes nos reuníamos para pintar y disfrutar. Cada uno estudió una carrera distinta, nunca pensada para ser volcada luego en la creación de un colectivo de artistas urbanos, aunque sí que de alguna manera nuestros estudios estaban relacionados con el trabajo en la calle. Indudablemente, todos teníamos mucho que aportar. Digamos que nuestras especialidades profesionales se fueron volcando en nuestro trabajo en la calle y eso hizo que tomara una dimensión distinta. En 2010 terminamos nuestras respectivas carreras y fue entonces cuando nos encontramos con que teníamos que tomar una decisión: especializarnos por separado o intentar aunar nuestras fuerzas en eso en lo que éramos tan felices y que, además a esas alturas, ya tenía cierta “solidez”. Decidimos escuchar a nuestro corazón y profesionalizarnos.


Nuestra filosofía es “hacer ciudad”; humanizar la ciudad. A partir de ahí nos movemos a un lado o al otro de la frontera en función de los que nos pida el proyecto. Salir fuera es difícil y ahí está esa valentía que genera el grafiti y que ayuda muchísimo. No esperamos sentados en nuestro estudio a que nos llamaran. La primera ocasión fue en Berlín. En esa ciudad tan alucinante teníamos claro que queríamos hacer algo, así que encontramos un muro (la fachada del hotel East Side) y le pedimos permiso al dueño, que al principio no podía creer que lo quisiéramos hacer gratis, pero le encantó nuestro atrevimiento y nos ofreció alojamiento y comida a cambio del mural. Alquilamos las grúas y empezamos a pintar 20 horas al día haciendo turnos para poder terminar en el menor tiempo posible porque las grúas costaban “un huevo”.  Así fue nuestro bautismo en el extranjero: 30 metros en 5 días. Cuando terminamos el mural, la última mañana desayunando en el hotel, fue cuando decidimos convertirnos en Boa Mistura.


En 2012 hicimos un proyecto en las favelas de Río que tuvo posteriormente mucha repercusión y donde la palabra por fin se convertía en la protagonista absoluta del trabajo. Igual que en Ciudad del Cabo, en las favelas de Brasil tomamos conciencia del poder transformador que nuestra obra podía llegar a tener porque de pronto estos sitios se nos ofrecían en muchos sentidos como lugares vírgenes en los que los proyectos tenían un calado con una increíble capacidad de amplificación. También allí aprendimos que la manera de trabajar en la calle tenía que ser en comunidad;  dirigiéndonos a los líderes locales que son la primera frontera y los que nos validan ante la comunidad y después, con unas pautas más o menos claras y siempre respetando las reglas de convivencia, hablando con la gente, pero sobre todo escuchándolos; observando su medio de vida, viviendo un tiempo entre ellos para finalmente ser capaces de crear algo que de alguna manera transforme su paisaje aportando valor.

En una entrevista en 2016, Pablo Purón remacha: ¿La experiencia más satisfactoria de nuestro trabajo? Poder vivir de lo que más nos gusta hacer es un privilegio. Al final es un hobby. Le ponemos la etiqueta de trabajo porque es lo que nos da de comer, pero es lo mismo que haríamos en nuestro tiempo libre. De cara al público, lo que más nos apasiona es poder transformar comunidades y barrios. Cuando trabajas en la calle, el proyecto se va nutriendo a cada instante de las energías del entorno. Una obra al aire libre la puede contemplar todo el mundo. Se produce una gran agitación que puede servir de inspiración y ser susceptible de tener un poder transformador. Provocar un cambio positivo en el lugar es una experiencia verdaderamente gratificante.

Todos sus proyectos pueden verse y disfrutarse en este enlace al espectacular sitio web del colectivo. cmg2023

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente entrada.