Por JORGE LOSER, xataca.com
La serie alemana ‘Dark’ (26 episodios en tres temporadas) ha ido creciendo en popularidad lentamente hasta llegar a ser considerada la mejor serie original de Netflix, superando a ‘Stranger Things’ en una encuesta de Rotten Tomatoes; hasta el 80% eligieron el título como mejor producción del catálogo internacional.
No deja de sorprender que la primera serie original en alemán de Netflix, un producto extranjero y en su idioma local, que lidia con la física cuántica, los viajes en el tiempo y las paradojas, haya superado su condición de apuesta de riesgo para llegar a ser la número uno en el top 10 de la plataforma en numerosos países. Además, 'Dark' es compleja, con muchas implicaciones en sus giros. No es el clásico caso de éxito seguro y se ha convertido en una suerte de fenómeno cultural, quizá por algunos de los siguientes factores.
‘Dark’ no es una serie norteamericana y se nota en su ritmo diferente, más lento, lleno de pausas y con una construcción narrativa que exige atención para entender su juego temporal. Su trama del espacio-tiempo desafía al espectador que va descubriendo todo a la vez que los personajes, con espesas disertaciones del cómo, cuándo y por qué.
Hay algunos puntos en común con Stranger Things, como ciertas subtramas románticas entre adolescentes, pero no es una serie en la que sus personajes jueguen con sus poderes o maten monstruos. El estilo narrativo también es muy diferente. El director Baran bo Odar crea planos sostenidos, montajes con mucha información visual sin palabras, cambiando los puntos de vista entre muchos personajes, épocas y bandos.
‘Dark’ expone temas relacionados con el período de posguerra, la energía nuclear, las secuelas de Chernobyl, la literatura clásica alemana, el cristianismo, y, sobre todo, la mitología griega. La presencia del hilo de Ariadne, dentro del episodio mitológico del laberinto de Creta, establece una similitud entre Martha y Ariadne, que ayuda a Teseo, Jonas, a vencer al Minotauro y luego a salir del laberinto, usando un ovillo para marcar el camino de regreso. Algo que no solo no oculta sino a lo que se hacen guiños con obras de teatro y libros.
Muchos ingredientes han hecho atractiva la serie para millones de personas, pero puede que no haya más gancho que la trama misma. Escrita por Jantje Friese, la serie pasa del misterio de desapariciones, más presente en su primera temporada, hasta dibujar una trama que se mueve entre tres líneas de tiempo explotadas en una historia compleja que implica a Jonas y Martha como personajes principales y un conflicto infinito conducido con viajes en el tiempo.
Los personajes viajan entre distintos periodos del pueblo de Winden y sus acciones en cada visita, deliberadas o no, tienen efectos colaterales que dejan eco a lo largo de las décadas, con algunas complicaciones de impacto. Sin embargo, fue la segunda temporada la que realmente picó a sus espectadores, al complicar aún más la trama, introduciendo parentescos inesperados e impactantes e introdujo una mitología aún más establecida con la rivalidad entre un anciano llamado Adam y otra llamada Claudia, doblando los personajes e hilos de trama hasta tal punto que es realmente difícil seguir a cada uno de ellos sin perder de vista a otros.
Máquinas del tiempo, partículas de Dios y algunos conceptos cuánticos se implementaron con el final de la segunda temporada, cuando se introdujeron realidades paralelas, construyendo una mitología que añadía alternativas a sus ya complicadas paradojas. En un tiempo en el que toda ficción viene mascada y simplificada, puede que el éxito de ‘Dark’ sea una llamada de atención sobre un público eternamente subestimado por muchas multinacionales del entretenimiento.
Uno de los distintivos de ‘Dark’ sobre otras series de es su soberbia fotografía. El trabajo de Nikolaus Summerer no solo ofrece un uso impresionante de la nitidez digital sin perder profundidad y textura, sino que crea una una paleta oscura que añade peso a su atmósfera agobiante, a menudo puntualizada por siniestros golpes de sonido que, especialmente en su primera temporada, acercaban la ficción al lenguaje cinematográfico del horror. ‘Dark’ se guía por el determinismo y la falta de albedrío, lo que conecta con su aspecto árido y crudo.
Todo ello contrasta con las motivaciones de los personajes, normalmente guiados por el amor romántico, paterno o fraternal. Amores no correspondidos, prohibidos y con turbias relaciones familiares entre los Kahnwalds, Dopplers, Nielsens y Tiedemanns. Clanes que proporcionan un culebrón de matices bíblicos que explora la mortalidad, la naturaleza humana, el dolor y la pérdida.
Detalles de cultura popular como la música, el idioma exótico y las actitudes con la que lo expresan los personajes resultan un componente atractivo más eficiente para enganchar a públicos de otros países que los mejores efectos especiales. Hoy las series son un elemento clave de lo global, que une a personas de diferentes edades e intereses con acceso a producciones audiovisuales de muchos países, tradicionalmente más restringidas a un público más conectado con la cinefilia de pequeños circuitos, festivales y exposiciones internacionales. Pero no es solo ese factor, hay temas profundos de la serie que hablan del libre albedrío, que aluden a la mentalidad filosófica teutónica.
Las pistas para el desenlace de ‘Dark’ están integradas en el propio lema de la secta. El fin es el principio, el principio es el fin. Si en las dos primeras temporadas, la serie se dedica a explicar las conexiones de las cuatro familias y su relación en el espacio y el tiempo, la tercera abre las posibilidades con versiones alternativas. Durante los primeros 16 episodios, se insiste en frases como "todo está conectado" pero su conclusión trata de explicar esas conexiones surgidas en las tres temporadas de la serie.
La trama tiene en común, desde el principio, el hilo de Ariadne. Al comienzo vemos a Martha Nielsen interpretando una obra en la que ella es Ariadne, por lo que la temporada final aumenta su importancia en la resolución del problema del laberinto temporal creado por el viaje en el tiempo, y se resuelve si la secta creada por el misterioso Adam, Sic Mundus, tiene sentido. La tercera y última temporada de ‘Dark’ juega en paralelo a la primera, incluso con los mismos diálogos y eventos repetidos en el mundo especular adquiriendo un nuevo significado mientras se encamina a una conclusión que deja gran cantidad de cabos sueltos.
Los episodios, tratan de llenar los vacíos del pasado, pero es difícil satisfacer tantas cuestiones abiertas. Sin embargo, su final es suficientemente definitivo y completo para ofrecer la gran culminación a la historia general que promete. Los ocho últimos episodios son grandes y diferentes y conducen a una solución que opta por simplificar toda la complejidad que ha ido alimentando con cierta coherencia. Pese a que puede decepcionar, hay una visión de un gran plan cuyos creadores han tenido la inteligencia de no alargar, por lo que cada pieza encaja con precisión. Pero el elemento diferencial de ‘Dark’ es que tiene una factura por encima de la media de muchas otras series fantásticas que, si bien están cargadas de efectos especiales, cuando implican elementos de drama juvenil tienden a ser planas e intercambiables, por lo que, salvo casos como ‘Stranger Things’, el nivel a batir es flojo.
Entre toda la cantidad de producción hay de todo, pero muchas series recientes de Netflix son ejercicios rutinarios que hacen que ‘Dark’ destaque sin demasiada dificultad y, esto, hoy por hoy, con más de 180 millones de suscripciones, hace que contenidos de calidad amplifiquen su importancia y resonancia crítica, porque la ubicuidad también crea una nueva necesidad de posicionarse, comentar y participar en el fenómeno. El tiempo dirá si se confirma su condición de clásico de la televisión.
2 comentarios:
Es una de las series que más he esperado ansiosamente. Es desafiante, hasta tal punto que puedes explicársela a alguien con todo lujo de detalles y " spoilers " que no se entera de nada. Increíble.
Te desafía, te reta a seguirla, a encajar todo. No es sencilla. Y eso se agradece.
Empiezas pensando que es una copia de Stranger Things, y de golpe y porrazo te demuestra que ésta no es más que una comedia de niños pequeños a su lado.
Los creadores han sido impecables. Han dejado un montón de guiños, un montón de referencias constantes, se han documentado hasta tal punto que todo lo que han añadido en la serie de forma sutil o de forma directa es imposible que el espectador lo controle. Es enfermizo el nivel de detalle que han puesto en la serie a poco que busques por internet sus referencias.
Y han hecho lo que se debe de hacer: NO alargar el invento para que no resulte estirado y vacío. Bravo.
Por último: el final es bueno, que ya es mucho decir.
Puede gustarte o no, pero es bueno y cierra todas las cuestiones. Cierto es que a medida que avanza la tercera temporada te van empujando a que lo sepas; sorprendente no resulta la verdad.
Pero es efectivo y sobre todo: dada la complejidad absoluta de la serie es un auténtico logro que cierre todas las cuestiones planteadas y no tenga errores de guión por ningún lado. Muchas series con una simpleza mayúscula cometen errores por todas partes de guión e incoherencias. DARK ninguna. Y esto es digno de un premio a sus creadores, y quien la ha visto sabe de lo que hablo.
Para mí es un clásico.
Cuando se estrenó la segunda temporada, volvimos a ver la primera, ahora con la tercera volvimos a ver las 2 anteriores y aún así, siempre pegados al televisor, impresionante esto de Dark!!!! La tercera temporada comenzó un poco "simple" a mi gusto, ya luego vi por qué y todo tuvo sentido. Simplemente genial!!!
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