Investigadores de la
Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) lideran, junto con la Universidad
de Deusto, el primer trabajo instrumental en español sobre nomofobia.
Existe en la sociedad un
miedo creciente, impulsado por contenidos culturales como la serie Black
Mirror, de que el mal uso de la tecnología pueda provocar que ésta
controle cada aspecto de nuestra vida. Esta representación ficticia de una
sociedad futura pone el foco en uno de los problemas relacionados con el uso de
las tecnologías que más preocupan. En un contexto de navegación permanente
y mensajería instantánea, una nueva psicopatología ha cobrado mucha fuerza: la
nomofobia (de la expresión en inglés no mobile phone phobia) es
el temor a ser incapaz de comunicarse a través del teléfono móvil o de otros
aparatos tecnológicos.
Los comportamientos más
frecuentes que presentan los afectados son la obsesión por tener el teléfono
siempre cargado y la ansiedad ante
el pensamiento de no poder utilizarlo por cualquier motivo (datos, cobertura…),
evitando a toda costa situaciones en las que vaya a vivir esta circunstancia y
dificultando, por tanto, el desarrollo de una vida normal.
Las estadísticas muestran
que los adolescentes y los jóvenes son el sector más vulnerable, como indica Joaquín
Manuel González-Cabrera, director del grupo de investigación Cyberbullying-OUT de
la UNIR y primer autor del trabajo. El estudio, publicado en Actas
Españolas de Psiquiatría, supone la primera herramienta en nuestro
país que cumple ciertos indicadores de fiabilidad y validez para la evaluación
del problema.
Aunque existe una amplia
literatura sobre aspectos relativos a un uso problemático de Internet, la
nomofobia pone el foco en el miedo que desencadena perder el acceso a la información
y a la red de contactos sociales. Es necesaria, por tanto, la elaboración de
estudios específicos que recojan el amplio abanico de situaciones relacionadas
con la necesidad de control del individuo sobre su autonomía y conectividad.
Para analizar el patrón
de uso problemático nomofóbico, los investigadores han adaptado y validado un
cuestionario para evaluar 4 dimensiones y 20 ítems. A través de ellos se han
establecido los perfiles de usuario ocasional, usuario en riesgo y usuarios con
problemas. “Un dato de gran interés es que casi el 25% podría considerarse usuario de riesgo, y ello creemos puede tener consecuencias a medio-largo
plazo. Serán necesarios más estudios, especialmente de seguimiento temporal,
para evaluar su impacto en nuestros adolescentes”, afirma González-Cabrera. El
investigador también destaca que la franja de edad con mayor prevalencia está
comprendida entre los 14 y 16 años, y que las chicas, al igual que en el resto
de la literatura al respecto, presentan puntuaciones más altas que los chicos.
Los investigadores han
contado con la dificultad añadida de la complejidad del término, aun no
incorporado en los manuales de diagnóstico, como el DSM-V. Para ellos, la
nomofobia podría situarse dentro de las fobias específicas, que, según el
DSM-V, son el miedo excesivo e irracional a una determinada situación u objeto,
como es no poder utilizar un teléfono móvil. Esta opción sería posible asumirla
siempre que no pueda explicarse con síntomas de otro trastorno como la ansiedad
social.
El equipo de
investigación de la UNIR está llevando a cabo también el desarrollo y
validación instrumental de otros problemas como el MAPA (miedo a perderse
algo), también intrínseco a un estilo de vida hiperconectado, o el estudio del
posible uso patológico de los videojuegos (Internet Gaming Disorder), sobre
todo de juegos tipo MOBA (Multiplayer Online Battle Arena, o campo
de batalla multijugador), como el League of Legends.
El uso del teléfono inteligente no es
de por sí negativo, pero los expertos de la UNIR están convencidos de que no es
inocuo, por lo que es necesario abordar una educación integral de las personas
que las prepare para ser ciudadanos digitales. Beneficiarnos de las infinitas posibilidades que
nos ofrece la tecnología y ser capaces de afrontar los riesgos debe ser un
objetivo social y educativo primordial para que Black Mirror no
llegue a nuestra vida.
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