Por Xavier Vidal-Folch
Europa ha ganado. El
próximo presidente de la República Francesa será Emmanuel Macron, el único
candidato verdaderamente europeísta entre los cuatro en liza. El único que
sintonizaba con la amplia mayoría —superior a dos tercios— de los ciudadanos
franceses partidaria de permanecer en la Unión.
Hay que subrayarlo.
Macron era en este equilibrado catch a cuatro el europeísta,
frente a la eurohostil Marine Le Pen, que pretende desmantelar la UE; frente al
eurorreticente François Fillon, más soberanista a la antigua usanza que otra
cosa; frente al euroincoherente Jean-Luc Mélenchon, que pretendía poner patas
arriba toda la construccción comunitaria.
Macron será presidente (salvo catástrofe inimaginable) porque esta primera vuelta constituye de facto (no de iure) la segunda y definitiva vuelta. Antes, las primeras rondas servían para descartar a los candidatos menos queridos. Con la ultraderechista xenófoba en el podio a dos, quienquiera que se clasifique en la primera gana la final, porque funcionará el frente republicano.
Sucedió ya en 2002
con su padre Jean Marie —atención, más hosco y torpe que Marine—, en favor de
Jacques Chirac. El conservador Chirac
logró entonces récord de votos, la izquierda se volcó en su favor. Y ahora el
centroizquierdista Macron es el que menos molesta a los electores rivales: con
todos tiene zonas afines. Por eso las encuestas le atribuyen el mejor resultado
frente a Le Pen entre los candidatos demócratas.
Con la victoria
europea, ganan también otras causas: la de una sociedad abierta contra una
comunidad cerrada; la de la causa euroatlántica frente a los manejos
autoritarios de Vladímir Putin, santo de la devoción de los demás candidatos; la
del mundo cosmopolita frente al submundo nacionalista; la de las democracias
avanzadas frente a los autoritarismos; la de una combinación de liberalismo y
socialdemocracia frente al neoliberalismo desigualadaor y al proteccionismo
liberticida.
Los quejicas, las
plañideras, los masoquistas, los casandras, los terruñeros, los falsos
profetas, los enterradores del progreso, los sepultureros del Estado del
bienestar podrán seguir denigrando de Europa. Porque sale viva y
fortificada. On a gané! (El País, 24.04.17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario