23 diciembre 2023

Madrid, quién te ha visto y quién te ve

Por Carlos Martín Gaebler

Vecinos funcionarios que retiran placas en el cementerio de la Almudena con los nombres de los represaliados por el franquismo; vecinos universitarios de un colegio mayor que insultan a sus compañeras de la residencia de enfrente al grito de “Sois unas putas”; vecinos homófobos que gritan por las calles “Maricas, fuera de nuestros barrios”; vecinos ultras que le gritan a un ministro “Marlaska, maricón”; vecinos LGTB que ven recortados sus derechos; vecinos pijos que reclaman la libertad de tomarse una cerveza en un bar a la hora que les plazca durante un pandemia mortal; vecinos incultos y rencorosos que no se suman al duelo por la pérdida de la mejor escritora local y española en todo un siglo; vecinos conductores que reclaman su derecho a contaminar circulando por zonas de acceso restringido; vecinos al volante poco o nada amables con los ciclistas; vecinos futboleros que blanden en estadios la bandera nacional contra los aficionados de otro equipo español; racistas madrileños que insultan desde la grada a futbolistas negros por el color de su piel; vecinos integristas que cortan el tráfico de una calle rosario en mano; vecinos nazis que muestran la esvástica en concentraciones de extrema derecha; vecinos militares que acuden a concentraciones políticas con un arma al cinto; vecinos machistas que no condenan la violencia contra las mujeres o se desmarcan de los minutos de silencio por las víctimas; vecinos ultras que, para hacerse oír, increpan a mujeres que van a abortar; y ayer, un vecino concejal agredió a otro concejal con intención intimidatoria durante el pleno del Ayuntamiento, y a esta hora aún no ha dimitido. Madrid, caverna de fascistas impunes, quién te ha visto y quién te ve. cmg2023

Esta columna fue publicada el 9 de enero de 2024 en elDiario.es. Puedes leerla aquí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días intentare pasarlo lo mejor posible con mi familia y olvidarnos de todos a los que van ofendiendo a los demás y olvidarnos de toda l política que hay tan corrupta espero pasar así la navidad y te deseo lo mejor y que lo pases muy bien,

Pepa Blanes dijo...

Sin el Tamayazo, ese suceso terrible y vergonzoso que ocurrió en la Asamblea de Madrid en 2003 y que dio la victoria a Esperanza Aguirre, Madrid y España serían diferentes. Quizá hubiera habido casos de corrupción, también una política urbanística similar, pero habría cosas que hubieran cambiado. "Para empezar, la alternancia de partidos en el poder", dice Guillermo Zapata, escritor y autor de No a todo, novela que forma parte de esos Episodios Nacionales que edita Lengua de Trapo y que emulan a ese retrato galdosiano pero traído a nuestra época.

Lo que hace Zapata es viajar del pasado al presente. Tres décadas de la historia de Madrid y de España que han marcado lo que somos y lo que tendremos para el futuro, salvo que la cosa cambie. La alternancia no se produjo. "El PSOE se hundió moralmente después del Tamayazo", explica en una entrevista en la SER. En 2003 Simancas, del PSOE, iba a pactar un gobierno de coalición con Izquierda Unida, pero dos diputados de su partido, el partido socialista, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez votaron en contra. Detrás estaba la política urbanística y el negocio, la base de la economía madrileña desde aquello. Hubo repetición de elecciones y Esperanza Aguirre, del PP, se convirtió en presidenta. Desde entonces, solo ese partido ha gobernado o, más bien, reinado en la Comunidad de Madrid.

Anónimo dijo...

Con unos partidos de derecha que solo entienden el indulto y la descaligicacion como dialéctica no se puede esperar otra cosa.
Pero a mi me sorprendr que votantes tradicionales del PP acepten tales actuaciones
Es que ya no se puede hacer otra cosa que prohibir o agredir?

Antonio Maestre dijo...

La agresión de Javier Ortega Smith a Eduardo Fernández Rubiño en el pleno del Ayuntamiento de Madrid no es un hecho puntual. Es su manera de hacer política, es su plan ejecutivo de represión sistemática de las minorías. Es un comportamiento aprendido basado en una cultura política violenta que tiene como estructura principal la negación de los derechos de los demás. La reacción de Ortega Smith está basada en un odio cerval, fue emocional, porque no puede tolerar que un “maricón” se atreva a cuestionarle, a él, a un fascista de cuna que en su familia siempre aprendió a despreciar y reprimir a los que siempre ha considerado más débiles. Javier Ortega Smith no va a dimitir porque de lo que se arrepiente no es de haber agredido a Eduardo Fernández Rubiño, se arrepiente de no haberlo hecho con más violencia y haber estampado la cabeza del concejal contra los papeles. Es lo que le hubiera gustado hacer porque es lo que le enseñaron en su casa a hacer.

XOSÉ HERMIDA dijo...

Madrid es la caldera que alimenta la tensión política y mediática en España. El furibundo debate político nacional no tiene correlato en ninguna otra comunidad y la división no había penetrado como ahora en cuerpos del Estado.