No sé si será predicar en el desierto, o si ya llegamos tarde, pero estimo que ver y escuchar en catalán subtitulado en castellano la formidable serie televisiva Merlí por parte de espectadores castellano-parlantes contribuiría a asentar en todos los territorios del Estado español el respeto a nuestro rico plurilingüismo, y ayudaría a construir una España mejor y en concordia consigo misma.
La ficción creada por Héctor Lozano para TV3 en torno a un heterodoxo profesor de filosofía y sus alumnos en un instituto de Barcelona (una Barcelona que luce ufana sin caer en el postalismo) atesora valores democráticos, hace pensar a nuestros jóvenes alejándoles del ruido tóxico de las redes, y siembra la empatía donde tantos hoy se empeñan en sembrar el odio. Atrévanse a verla. cmg2021
Disponible gratis en rtve.es hasta junio de 2022.
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2 comentarios:
Cual Robin Williams en El club de los poetas muertos pero infinitamente mejor y más convincente, Merlí contagia a sus alumnos el carpe diem, ese disfrutar de cada día como si fuera el último; de hecho, en cada temporada la muerte tiene un papel importante. Les enseña a dudar de todo, a cuestionarlo todo y a no dar por hecho nada, a ser contestatarios frente a un sistema que pretende lobotomizarnos para controlarnos y llevar a cabo sus malas prácticas con mayor impunidad. Les llama Los peripatéticos en honor a la corriente de la Grecia antigua que lideraba Aristóteles y que se cuestionaba la existencia y la verdad de todo lo que nos rodea. Merlí enseña a pensar libremente, a cuestionar nuestro sistema político, la religión, la moral imperante, el destino y las relaciones personales, con especial hincapié en la amistad, con tu pareja, con tus padres, con tus compañeros, con todos y todas. Pero también les ayuda en sus problemas coyunturales, sus miedos y traumas. Les enseña en definitiva a ser mejores personas y a comulgar sólo y exclusivamente con la vida, esa para la que tienen que estar preparados y preparadas, a disfrutarla y exprimirla al límite de las posibilidades de cada cual. Pero no se trata de un hombre perfecto, no es ninguno de esos héroes intachables e inatacables a los que nos tiene acostumbrados el cine americano, ese portador de grandes mentiras domesticantes. Merlí tiene defectos, perceptibles desde el capítulo uno; es arrogante, mujeriego, en cierto sentido incluso prepotente y chulesco, pero su trabajo pedagógico y humano con su alumnado no tiene precio, y Lozano lo deja muy bien reflejado en un guión sin fisuras, sin defectos, sin imposturas ni giros ridículos, escrito con tanta naturalidad como sofisticación. Un prodigio de libreto que pone el resultado en bandeja a su realizador, Eduard Cortés, de quien hemos visto en la gran pantalla títulos como La vida de nadie, Pelayos o ¡Cerca de tu casa! y cuyo elenco borda de manera brillante, empezando por el veterano Francesc Orella, que da vida al controvertido profesor, y siguiendo con cada uno y una de los alumnos, especialmente Carlos Cuevas, que se come cada secuencia en la que aparece...
Que Merlí fuera la primera serie con un protagonista bisexual en España es para estar orgulloso. Siempre lo hemos dicho, y también sin querer abanderarme personalmente de nada, me siento orgulloso de ser canal y de poder ayudar. Merlí ayudó a mucha gente. Mucha gente nos paraba por la calle y nos decía que había salido del armario en casa. O padres que nos decían que gracias a un capítulo se había generado una conversación en la cena y había hablado con su hijo. Fue una serie muy importante en ese sentido y yo estoy muy contento de derribar puertas y de acompañar discursos. Pero siempre de acompañar, no de apropiármelos.
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