Con su pelo ingobernable y su rompedor estilo, fue el rostro más representativo de la Movida madrileña. Era Paloma Chamorro, la periodista que presentó La edad de oro, un programa que no estuvo en antena más de dos años pero que resumió de forma gloriosa el espíritu festivo y desenfadado del movimiento cultural más importante de la España democrática. Paloma Chamorro falleció este domingo a los 68 años, según han confirmado fuentes de su familia.
La presentadora comenzó a trabajar en Televisión Española a principios de los años setenta, en espacios de divulgación cultural, artística y literaria como Galería, Cultura 2 o Imágenes, que le permitieron entrevistar a Salvador Dalí o Joan Miró. Pero su carrera cambió cuando se puso al frente de La edad de oro, que entre 1983 y 1985 sirvió en TVE de escaparate de la movida madrileña y difundió las corrientes musicales y culturales emergentes.
Hoy cuesta imaginarlo, con una televisión pública que niega esta clase de programas musicales y entregada de forma vergonzante al espectáculo de Operación Triunfo y variedades similares: hubo un tiempo en el que Lou Reed, Tom Verlaine, Marc Almond o The Smiths tocaban en directo en TVE. Fue en La edad de oro, el programa más influyente y transgresor de los ochenta. En él lo imprevisible era la norma característica. Sin embargo, como contaba la propia Paloma Chamorro, su idea era reflejar lo que estaba ocurriendo musical y artísticamente en España y, sobre todo, hacer un programa de música con sonido directo. El anterior programa televisivo, Aplauso, no lo hacía. La presentadora recordaba cómo le indignó ver a Ramones, una de sus bandas de cabecera, hacer playback en un plató de televisión.
Con gran amor al arte, La edad de oro nació con la reunión de Kaka de Luxe y suspiró por última vez con la transmisión en directo del histórico concierto de The Smiths en el paseo de Camoens de Madrid. Si en la madrileña sala Rock-Ola se concentraba el ambiente cultural por las noches, La edad de oro fue concebido como la cita semanal con las cámaras de esa bohemia. En horario prime time, el programa se hizo rápidamente un referente de vanguardia generacional, aunque a la presentadora le cayeron algunas críticas por su falta de experiencia. Sin embargo, nadie podía haber dado tanto magnetismo en antena como ella, que, aparte de hacer buenas entrevistas y presentaciones muy certeras, simbolizaba ese éxtasis caótico y fresco de la escena musical de aquellos inocentes y libres ochenta.
Durante este tiempo, Paloma Chamorro fue procesada por ofensas a la religión católica después de que en un programa de 1984 apareció un crucifijo rematado por la cabeza de un cerdo. Con el cierre del programa, volvería a TVE con programas dedicado a las artes plásticas: La estación de Perpiñán (1987) y La realidad inventada (1988). Y, a partir de ahí, poco a poco, fue desapareciendo de la vida pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario