18 agosto 2025

‘Nuestras costumbres’ son aprender a convivir con el otro

Una de las lecciones que se pueden sacar de la historia de Europa es que clasificar a las poblaciones por su etnia, su lengua o su religión siempre lleva a la tragedia.

Por GUILLERMO ALTARES

El País, 17 de agosto de 2025

Uno de los muchos misterios que esconde la prehistoria son las venus, pequeñas esculturas que han aparecido en yacimientos desde los Pirineos hasta Siberia. Se trata de tallas de mujeres desnudas, de apenas unos centímetros, la mayoría de ellas sin rostro. La intriga no está tanto en su significado —nunca podremos saber lo que querían decir con sus dibujos o signos aquellos seres humanos--, sino en la comunicación. ¿Cómo es posible que pueblos separados por miles de kilómetros, en plena Edad de Hielo, compartieran los mismos símbolos hace decenas de miles de años? ¿Qué tipo de transmisión cultural existía? ¿Cómo viajaba la información?

La más famosa de ellas es la de Willendorf, una estatuilla de unos 28.000 años (muy anterior, por ejemplo, a los bisontes de Altamira, que tienen unos 14.000 años), que se expone en el museo de Historia Natural de Viena. A solo una hora y media en tren, en la ciudad checa de Brno se puede contemplar otra figura, la Venus de Dolní Věstonice, una de las esculturas de terracota más antiguas del mundo (unos 29.000 años). el parecido entre las dos es muy sorprendente.

Brno, una plácida ciudad que cada mañana alberga un mercado en su plaza principal desde la Edad Media, es uno de esos lugares por los que pasan muchos ejes de la historia de Europa. A 10 kilómetros se produjo en 1805 la batalla de Austerlitz, una de las grandes victorias de Napoleón; y allí Gregor Mendel se dedicó a investigar las leyes de la herencia con guisantes. Capital de Moravia, Brno es también la ciudad natal de Milan Kundera, y alberga el legado del autor de La insoportable levedad del ser. Y allí construyó en los años veinte Mies van der Rohe la Villa Tugendhat, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La ciudad, como tantos otros lugares del continente, tiene también un pasado terrible: las deportaciones y el terror durante la ocupación nazi; y la invasión soviética de 1968 para reprimir un movimiento democrático en Checoslovaquia. Y fue también el escenario de la Marcha de la Muerte, a la que fueron sometidos los 60.000 alemanes, expulsados en masa después de la Segunda Guerra Mundial. La protección de los alemanes de Checoslovaquia fue el pretexto que utilizó Hitler para anexionarse estos territorios, con permiso de la comunidad internacional tras el vergonzoso Acuerdo de Munich. Cientos o miles de civiles de Brno murieron en su camino a pie hacia Austria: siglos de historia, incluso el dialecto local que mezclaba el alemán y el checo, fueron borrados en unos días.

Una de las lecciones que se pueden sacar de la historia de Brno --y de toda Europa-- es que calificar a las poblaciones por su etnia, su lengua o su religión siempre conduce a la tragedia, siempre es un error. Estigmatizar a los musulmanes, como trata de hacer la ultraderecha con indisimulada xenofobia --y la colaboración de partidos conservadores, como ha hecho el Partido Popular con los ultras de Vox en Murcia-- solo puede llevar al conflicto y a la división. 

Desde mucho antes de que existiese algo parecido a una conciencia europea, desde las venus de la Edad de Hielo, Europa ha sido una tierra de intercambios y viajes, un territorio de diversidad en el que se mezclan las culturas, las religiones y las lenguas. Nuestras tan cacareadas costumbres son precisamente esas: aprender a convivir con el otro, respetando las mismas leyes. Lo demás es un error, un peligro y el anuncio de que pueden venir tiempos oscuros.

14 agosto 2025

El verdadero poder de las caricias

El verdadero poder de las caricias frente al auge de las relaciones sexuales robotizadas y utilitaristas

Estos mensajes codificados de intimidad no solo potencian las relaciones sexuales y el placer, sino que establecen una sutil y profunda comunicación con uno mismo y con el otro. Pero no todo el mundo está dispuesto a abrirse y mostrarse vulnerable

Caricias frente al auge de las relaciones sexuales robotizadas y utilitaristas

Las piezas del puzzle de una buena relación sexual son siempre las caricias, porque son las que desatan o aumentan el deseo, al mismo tiempo que crean complicidad y un vínculo. Son una danza silenciosa de pasión, ternura, erotismo, sexualidad, afecto y conexión que trasciende las limitaciones del lenguaje hablado. Cada caricia es un mensaje codificado de intimidad más allá de las palabras, que no siempre son suficientes para transmitir la profundidad de los sentimientos. Estos gestos hablan por sí solos y no solo estimulan el cuerpo, sino también el alma.

No hay que creer que las caricias son cosa menor, simples muestras de afecto. Hay todo un vasto territorio por descubrir respecto a la relación entre la piel, que nos aísla del mundo y nos conecta con él, y el sistema nervioso, las sensaciones, las emociones y, en definitiva, la manera personal de percibir e interpretar las señales que llegan del exterior.

Investigadores de las universidades de Gotemburgo (Suecia) y Carolina del Norte (EE UU), junto a personal de la empresa Unilever, realizaron un estudio que tenía como objetivo descubrir los mecanismos del placer en el ser humano y que publicó la revista Nature Neuroscience en 2002. Para ello examinaron cómo las personas respondían a caricias sobre la piel del antebrazo a diferentes velocidades e identificaron a las fibras nerviosas, llamadas C-táctiles, que las registran y que solo están presentes en la piel con vellosidades.

En el estudio se descubrió que estas fibras nerviosas solo se activan cuando la caricia se produce a una velocidad y en un espacio determinados. Concretamente, entre cuatro y cinco centímetros por segundo. Si la caricia se hace más deprisa o más despacio, el tejido no la registra. Esto parece estar “diseñado a propósito”, explicaba el profesor Francis McGlone, que representaba a la empresa en el estudio. “Creemos que puede ser la manera en que la madre naturaleza se asegura que no se envíen mensajes cruzados al cerebro como cuando la mano se utiliza como una herramienta funcional”, expresó. También recalcó que la velocidad con la que las caricias del antebrazo son placenteras es la misma que utiliza una madre para consolar a su bebé o la que las parejas usan para demostrar afecto.

Si el órgano sexual, por excelencia, es el cerebro; el sensual y más extenso es la piel”, cuenta Francisca Molero, ginecóloga, sexóloga clínica y terapeuta del centro Máxima, en Barcelona. “El estudio anterior es la demostración empírica de que lo más importante en una caricia es la intención con la que se hace y que esa intención que tiene el emisor llega siempre al receptor. Eso es patente en los masajes eróticos, en la focalización sensorial que los sexólogos prescribimos a nuestros pacientes y en todo lo relacionado con el sentido del tacto”, explica la también directora del Instituto Iberoamericano de Sexología, miembro de la Academia Internacional de Sexología Médica (AISM) y presidenta de honor de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).

Las caricias liberan oxitocina y endorfinas, refuerzan los vínculos de confianza, reducen el estrés, hacen que respiremos más despacio, bajan las pulsaciones y la presión sanguínea.

Las caricias no se quedan solo en meras señales, son una terapia que libera oxitocina (conocida popularmente como la “hormona del amor”), refuerza los vínculos de confianza, reduce el estrés, hace que respiremos más despacio, baja las pulsaciones y la presión sanguínea, y libera endorfinas, que reducen el dolor y el malestar. Visto así parece algo a lo que nadie podría resistirse, pero las caricias no siempre abundan en las relaciones sexuales (como el porno se encarga de mostrar), y no todos son capaces de aceptarlas porque, en ocasiones, la mente censura lo que el cuerpo más necesita.

La dificultad de aceptar caricias

Como explica Bárbara Montes Saiz, especialista en sexología clínica y terapia de pareja: “Algunas personas pueden reprimir las ganas de acariciar o tocar al otro porque todavía existe la idea de que si empiezas este juego tienes que llegar hasta el final [el coito] y, si se ha decidido por cualquier razón que hoy no toca, creen que es mejor no echar leña al fuego”. La también directora de marketing y comunicación de la tienda de erótica online Diversual añade: “En mi consulta, muchas veces propongo el ejercicio de acariciar el cuerpo de la pareja sin llegar más lejos. Simplemente por el placer de tocar y ser tocado. Erotizar sin expectativas de ningún tipo, porque el deseo surge cuando no estás esperando nada”.

Las caricias sin ánimo de lucro, sin perseguir la rentabilidad, son, según Gloria Arancibia Clavel, psicóloga y sexóloga con consulta en Madrid, “una excelente manera de erotizar el día a día, de trabajar el deseo y la sensualidad, que son la base de la sexualidad. Porque si no trabajamos la erótica, luego es más difícil pasar de cero a cien. Si estamos abiertos a la sensualidad, la práctica sexual será más intensa y placentera. Por eso no debemos renunciar a los besos, a los gestos de cariño, a las caricias porque son preliminares (aunque no me gusta mucho usar esa palabra) que podemos hacer durante el día y en público”.

Un ejemplo de caricias desinteresadas son las que se hacen justo después de la relación sexual. Como apunta la sexóloga clínica Francisca Molero: “Son fundamentales para consolidar la relación, afianzar la confianza, crear intimidad y abrirse al otro".

Otro ejemplo de caricias desinteresadas son las que se hacen justo después de la relación sexual: “Son fundamentales para consolidar la relación, afianzar la confianza, crear intimidad y abrirse al otro. En este punto hay que aclarar que la tendencia al sueño, generalmente en los hombres, es algo fisiológico, producto de la relajación, que no hay que interpretar necesariamente como falta de interés”, apunta Molero.

Para algunas personas abandonarse al placer de las caricias puede ser algo cursi, y si se está en una relación ni definida ni estable, como puede ser una situationship o follamigos (nótese que se llaman ‘amigos con derecho a roce’, no con derecho a caricias), profundizar o tomarse la libertad de ser más cariñoso puede llegar a ser inconveniente o malinterpretado por el otro.

Abrirse al lenguaje del amor

Las caricias son, como cuenta Montes, uno de los cinco lenguajes del amor. “Es la forma de comunicación más sencilla y directa para decirle a alguien que lo queremos”. Pero la experiencia piel con piel también desencadena cambios en la manera en que nuestro cuerpo segrega hormonas, especialmente aquellas ligadas a la satisfacción, la relajación y la confianza en el otro.

Para algunos de los que están en una relación ni definida ni estable, profundizar o tomarse la libertad de ser más cariñoso puede llegar a ser inconveniente o malinterpretado por el otro.

Desgraciadamente, no siempre hay tiempo para el tacto con intención. En muchos casos, la aceleración de la vida ha robotizado no solo las relaciones, sino también las manos, que se han convertido en pinzas o interruptores con el único objetivo de accionar las teclas indicadas para llegar más rápido al éxtasis. Las caricias pueden haber quedado en la nostalgia, pueden incluso suponer un reto o algo intimidante, porque verdaderamente conectan con la intimidad y vulnerabilidad, y no todo el mundo está dispuesto a desnudarse emocionalmente. Ni siquiera con uno mismo. ¿Cuántos se recrean con las caricias durante la masturbación y cuántos van directos al grano?

No hay que olvidar que el cuerpo es muy agradecido y cualquier cosa que hagamos a su favor la aprovechará al máximo en nuestro beneficio. Las caricias mejoran la consciencia corporal, propia y ajena, lo que es muy útil para vivir el placer de manera más presente y precisa, recreándose en las sensaciones, sintiéndose más seguro en la propia piel y, por lo tanto, abandonándose durante el encuentro con el otro. En el caso de los hombres, son bastante eróticas las caricias en el cuello, tórax, estómago y zona lumbar porque se despierta en estos lugares una sensualidad que magnetiza el cuerpo entero. Para ellas lo más indicado son las caricias de la periferia hacia dentro.

En el caso de los hombres, son bastante eróticas las caricias en el cuello, tórax, estómago y zona lumbar.

La tendencia sexual conocida como cuddlegasm —la experiencia de placer y bienestar a través de abrazos y caricias, especialmente al inicio de una relación o encuentro íntimo— puede ser interpretada como una necesidad de reivindicar la importancia del contacto físico en las relaciones íntimas, para fortalecer la conexión emocional y la intimidad. Como subraya Montes: “En este momento de relaciones tan rápidas y líquidas, las caricias son una forma de resistencia, un ancla a nuestra dimensión corporal y una manera de estar presentes y volver a reconectarnos”.

01 agosto 2025

Una foto que es el espejo de nuestra vergüenza

La historia detrás de una foto que simboliza el hambre en Gaza: “La tomé mientras yo mismo pasaba hambre”

El fotógrafo gazatí Ahmed al Arini relata el dolor y el agotamiento con los que lidia a diario para documentar la catástrofe humanitaria que azota el enclave

Fotografía hambre en Gaza

Ahmed al Arini tuvo que caminar un buen rato con la cámara al hombro para llegar a la tienda de campaña donde malvive el pequeño Mohamed con su familia. Una más en medio de un océano de lonas que abarrotan el campo de desplazados situado al este de Ciudad de Gaza. Mohamed Zakariya Ayyoub al Matouq tiene un año y medio y pesa apenas seis kilos. La imagen de su cuerpo esquelético, en los brazos de su madre, ha dado la vuelta al mundo como símbolo de la catástrofe humanitaria que asola la Franja tras más de cuatro meses de bloqueo impuesto por Israel a la entrada de ayuda humanitaria y más de 60.200 muertos.

Lleva una bolsa de plástico negra en lugar del pañal, un producto que escasea y que ya se ha convertido en un lujo inalcanzable para la mayoría de los gazatíes, ya que uno de ellos puede llegar a costar 10 shekels, alrededor de tres dólares. Las familias se ven así obligadas a suplirlos como pueden, con viejos trapos o bolsas de plástico.

Al Arini retrató al pequeño Mohamed para mostrar al resto del mundo el hambre extremo que afecta a los niños gazatíes. Entre un disparo y otro, tenía que parar y respirar profundamente. “Lo fotografié en el interior de una tienda de campaña para familias desplazadas, en medio del hambre, el dolor y una grave escasez de leche de fórmula y pañales”, recuerda este fotógrafo de 25 años. “Decidí documentar su historia —y la de otros niños— porque los signos del hambre eran claramente visibles en él. Había visto sus fotos anteriores, cuando estaba sano y lleno de vida, y luego vi el desgarrador estado en el que se encuentra ahora”, añade en conversación con este periódico a través de un servicio de mensajería instantánea. Mohamed había pasado de nueve a seis kilos, alrededor de la mitad de lo que suele pesar un niño de su edad. “Me sobrecogió el dolor al ver lo demacrado que estaba. Hice estas fotos mientras yo mismo pasaba hambre”, explica.
El fotógrafo gazatí Ahmed Jihad Ibrahim Al Arini, el 25 de julio.

La historia de Mohamed no es un caso aislado. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que más de 320.000 menores de cinco años en Gaza se enfrentan al riesgo de desnutrición aguda. Alrededor de 90 menores han fallecido por esta causa desde el 7 de octubre de 2023, según el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás.

Gaza vive, actualmente, el peor escenario posible de hambruna. Así lo alertó el pasado martes la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), el principal sistema internacional para monitorear el hambre. Los últimos datos, recopilados por la organización a través de entrevistas telefónicas en julio, evidencian que el 81% de los hogares atravesaban días en los que no tenían ningún alimento que comer. Un 96% de los hogares encuestados, además, declararon haber pasado hambre varias veces al día en el último mes. Nueve de cada 10 hogares, incluso, asumieron riesgos para obtener alimentos o los buscaban entre la basura. “El acceso de la población a los alimentos en toda Gaza es ahora alarmantemente irregular y extremadamente peligroso”, dice el IPC en un documento de alerta difundido en su página web. De acuerdo con sus cifras, entre abril y mediados de julio, más de 20.000 niños han sido ingresados para recibir tratamiento por desnutrición. La única solución, advierte el IPC, es un cese de hostilidades que permita el acceso sostenido y seguro de ayuda humanitaria.

El ejército israelí anunció el domingo algunas medidas para garantizar un mínimo alivio del bloqueo y permitir más entrada de ayuda a través de “rutas seguras”. Naciones Unidas, sin embargo, sigue insistiendo en que es insuficiente para evitar una hambruna y una crisis sanitaria catastrófica y denuncia obstáculos “burocráticos y de seguridad” al ingreso de suministros por parte de Israel.

“La gente vive en condiciones desesperadas, en tiendas improvisadas instaladas en las calles y entre los escombros de sus casas destruidas. Se enfrentan a una grave crisis. Los precios están por las nubes, faltan todos los alimentos y suministros básicos, no hay gas para cocinar”, enumera el fotógrafo.

Trabajar como fotoperiodista en este contexto me llena de dolor y me agota
Ahmed al Arini, fotógrafo gazatí

Los periodistas gazatíes son los únicos narradores de lo que ocurre en la Franja, ya que el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha vetado la entrada a la prensa internacional desde el comienzo de la ofensiva. Desde entonces, más de 230 informadores han fallecido a manos del ejército israelí, según el Sindicato de Periodistas Palestinos.

Al Arini, quien actualmente colabora con varias agencias de noticias internacionales, tuvo que huir de Yabalia, en el norte del enclave, después de que el hogar de su familia resultara destruido como consecuencia de un ataque israelí. Desde entonces, vive en la capital, Ciudad de Gaza. “Trabajar como fotoperiodista en este contexto me llena de dolor y me agota. Cubres la guerra y el asedio mientras estás hambriento, agotado e incapaz de proporcionar alimentos a tu propia familia e hijos. Quizá el mundo se haya acostumbrado a estas escenas. Llevamos casi dos años conviviendo con la muerte, la destrucción y el asedio. A nadie parece importarle lo que están soportando los civiles y la gente inocente de Gaza”, lamenta. Sin embargo, sigue esperando que esas imágenes “puedan ayudar a detener el genocidio y a poner fin a esta dolorosa guerra”.