Por DAVID UCLÉS
La Vanguardia, 4 de febrero de 2025
Siete años antes de morir, Lorca describió en Fábula y rueda de los tres amigos su propia muerte. ¿Hablaba de tres amigos ausentes o de él mismo? ¿Podía Lorca imaginar desde Nueva York que en unos años lo asesinarían? Acabo de colgar el teléfono; Ian Gibson intuye que el poeta lo presentía, que presagiaba el fatal destino que se cernía sobre él, y sobre el resto del país.
Hasta hace muy poco he mantenido que, si la mar se eriza, Europa sabrá llenar el flotador con sus vertebrados pulmones y se salvará de la ola retrógrada. Quizás Saramago no solo me infundió el iberismo, sino también la convicción de que Europa es una realidad. Pero hoy aguzo la vista y observo a un pelícano picar el pilar fundacional de Norteamérica; la indiferencia política ante Gaza y Ucrania; el fascismo de vuelta en países vecinos…, y a mi padre, que ha sido guardiacivil toda su vida —aparte de aceitunero— suplicándome que no escriba la continuación de La península de las casas vacías, y no porque él sienta apego hacia Franco, sino porque conoce el mundo militar y sabe que parte de este añora al dictador, y teme que se ensañen conmigo. ¿Cómo va a sentir miedo mi padre y yo no? Me erizo cuando me amenazan en redes por decir en un podcast, ojo al insulto, que Franco era “tonto”. Qué pedazo de bujarra eres, so mierda, me escriben. Ten cuidado que cada vez somos más grandes, me regurgitan. ¡Menos mal que no dije que Franco era un ser sin escrúpulos, vil, asqueroso, de moral pútrida y deshonesto con su patria!
David Uclés es autor de la novela La península de las casas vacías (Siruela, 2024), para este bloguero, la revelación literaria del año en España.
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