13 enero 2025

Dena Asmatuta Dago_cortometraje


Dena Asmatuta Dago (Todo está inventado) (2023) es un cortometraje de Jone Arriola. Un cuarto de baño con estética antigua y de color rosa. En medio del baño hay una bañera donde dos jóvenes, Lur (Xanti Agirrezabala) y Martín (Jon Ander Urresti), se relajan mientras se fuman un porro. A medida que el porro va haciendo su efecto, comienzan a filosofar sobre el origen y la creación de los elementos, hasta que la conversación, en un alarde de honestidad, deriva a asuntos más personales. (En vasco con subtítulos en castellano.) 12 min.

Recomiendo leer esta entrevista con la directora Jone Arriola, solo después de ver su cortometraje.

12 enero 2025

Los secretos del guionista (de ‘Querer’)

Eduard Solà reflexiona sobre la relación bidireccional entre la ficción y la realidad en el mundo audiovisual, y cómo se construye la sociedad en este sentido.

Aunque solo sea por una serie tan perturbadora y perfecta como Querer y una película tan calculadamente ambigua como Casa en flames, dirigida la primera por Alauda Ruiz de Azúa y la segunda por Dani de la Orden, Eduard Solà se ha consagrado como uno de los nombres mayores del cine español de los últimos tiempos. Su enigmático tempo narrativo, su sutileza verbal, su don para la elipsis y su aptitud para la alusión sin señalamiento nos invitaron a preguntarle por alguno de sus secretos como profesional, y este espléndido y franco cuento es lo que nos ha contado el guionista. (El País, 12 de enero de 2024)


Me preguntan cómo hago lo que hago y no tengo respuesta alguna que ofrecer. Hace años que me dedico a esto de escribir guiones para cine y televisión y todavía no sé cómo se hace. Quizás nunca lo sepa. Al parecer, cuando era crío no me contaban historias para irme a dormir, sino para despertarme. La diferencia es interesante. Las historias no me acompañaban en el sueño sino en la vida. Dice mi padre que de hacerlo como todos —para dormirme— conseguía lo contrario, tenerme en vela. Dice que, al empezar él el cuento a las siete y pico de la mañana notaba cómo mis oídos se despertaban primero y yo tras ellos, casi como una víctima de mi propio interés por lo narrado. Cree mi padre que yo tenía “algo especial”, pero la verdad es que ese “algo” lo tienen las historias. Todavía no éramos humanos que ya nos las contábamos y aquí seguimos, miles de años después, fascinados ante ellas. Ante tal evidencia incuestionable me pregunto cuándo descubrimos que la mentira también valía como historia, que la fantasía también nos cuenta, que la ficción es también una forma de contarnos la verdad.


Hace años que me obsesiona el concepto de ficcialidad. La ficcialidad es la relación entre la ficción y la realidad y lo maravilloso de esta relación es que es bidireccional: la ficción vive de la realidad para construirse, pero la realidad también se construye mediante la ficción. ¿Serían las monarquías europeas tan aceptadas entre el pueblo si no existieran las princesas Disney? La ficción nos enseña a mirar el mundo, a comprenderlo, a interpretarlo. Funciona como guía. Por eso, a mi entender, esto de contar historias tiene cierta trascendencia. Es cierto que quienes las contamos no salvamos vidas, pero sí tenemos que ir con cuidado con lo que decimos y dejamos de decir. En uno de los últimos informes ODA del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales se indica que el 92,4% de los personajes de la ficción española son blancos. Parece que desde el cine y la tele estamos obstinados en decirle al mundo que lo normal y habitual es ser blanco. Cuando salgo a la calle, sin embargo, veo muchísima más diversidad. Que en nuestra ficción casi solo haya blancos tiene una incidencia directa en la vida de las personas racializadas, que son automáticamente interpretadas como una anomalía, a pesar de no ser así —tampoco— a nivel cuantitativo. Creo necesario que los creadores generen sus historias libres de cualquier responsabilidad para con el mundo, pero me parece una insensatez crear de espaldas a él, pensando que lo que hacemos no tiene incidencia alguna sobre nada. Hagamos lo que nos dé la gana en nuestras mentiras, pero admitamos que con ellas estamos articulando las verdades que nos rodean. Un servidor este año ha estrenado la serie Querer (dirigida por Alauda Ruiz de Azúa, coescrita junto a ella y Júlia de Paz) y me consta que con ella hemos motivado cientos de conversaciones sobre el consentimiento. No sé exactamente qué pasará con estas conversaciones, pero no es una locura pensar que habrán cambiado la forma de relacionarse sexualmente de —al menos— algunas parejas que conozco. En un ámbito muy distinto, después del estreno de Casa en flames (dirigida por Dani de la Orden) me ha escrito mucha gente diciendo que, al salir del cine, han llamado a sus madres para preguntarles cómo están. Montse, interpretada por Emma Vilarasau, es un personaje de ficción, no existe, no es de verdad… pero esas llamadas a esas madres sí lo son.


Estos últimos meses me he hartado de decir por activa y por pasiva que tan solo soy un artesano. Lo creo de verdad. Estoy lejos de ser un artista. No tengo la más mínima intención de serlo. A mí me llaman, me cuentan una idea, quizás me prestan algún libro, y me preguntan si querría desarrollarla o adaptarlo. Y qué maravilla de trabajo. Cuál carpintero, con sus maderas y sus sierras, yo trabajo con acciones y diálogos, con tramas, con personajes, con emociones, al fin y al cabo. El símil con el carpintero me gusta especialmente por aquello de hacer mesas: todo el mundo come en una mesa y todo el mundo se siente capaz de hacerse la suya. Al fin y al cabo no es tan difícil; una tabla y cuatro patas. La gente se va al Leroy Merlin, compra cuatro maderas y se hace su mesa para la terraza sin demasiada dificultad. Los problemas vienen después, cuando al cabo de tres días la mesa baila, cuando el sol escarcha la tabla, cuando la lluvia pudre cada una de las patas. Y esto, a un carpintero, no le pasa. Todo el mundo se cree que sabe hacer mesas, igual que todo el mundo se cree que sabe escribir guiones. Estamos rodeados de tantas ficciones que no debe ser tan difícil escribir una, ¿no? No sé si un servidor sabe escribir un buen guion, pero me esfuerzo en conocer mi oficio y mis herramientas para hacer la mejor mesa posible.


Algunos piensan que esta condición de artesano, de guionista de encargo, me distancia de lo que escribo. Pudiera parecer que el carpintero toma sus decisiones en función única y exclusivamente de las necesidades de su cliente, pero ese carpintero es indisociable de su propio gusto, de sus valores, de su experiencia… y eso es algo innegablemente subjetivo. Todos y cada uno de los guiones que he escrito están atravesados por mi propia existencia. Es absurdo pensar lo contrario. No sabría cómo hacerlo para construir una madre como la de Casa en flames sin que fuera mi madre. Tampoco una madre como la que interpreta Najwa Nimri en La virgen roja, aunque sean muy distantes entre sí.


Esta ineludible relación entre las historias que escribimos y las personas que las escriben se traslada, también, a la forma de los escritos. Es sabido que los guiones tienen una forma muy concreta (os invito a buscar alguno por internet si no la conocéis). La escritura de los guiones está regida por unas fórmulas que intentan hacer más sencilla la producción. Con este objetivo existen los encabezados que indican noche o día o, por ejemplo, ponemos el nombre de los personajes en mayúsculas (así es más fácil saber qué personajes están en cada escena con un simple vistazo). Aun así, y recuperando la idea que antes defendía, es interesante comprobar cómo —a pesar de las rígidas convenciones— cada guion emana el espíritu de su autor. Los hay más poéticos, más racionales, más progres, más clásicos… Cuando estudiaba guion creía que esconder nuestra personalidad formaba parte de nuestro trabajo. A día de hoy, sé que es imposible.

Decía al comienzo de estas líneas que no sé cómo hago lo que hago. Lo que sí sé es que sigo queriendo dormirme en silencio y despertarme a golpe de historias.

10 enero 2025

Casablanca at the Cameo


Casablanca en el cine Cameo, es un magnífico lienzo al óleo (102 x 122 cm) pintado por el artista británico Henry Kondracki (1953) en 2023. El centenario Cameo Cinema (38, Home Street) es una de las instituciones culturales más importantes de Edimburgo, y templo de los cinéfilos locales.

08 enero 2025

50 años sin Franco

La democracia española no solo tiene el derecho sino la obligación de explicar a los jóvenes qué fue el franquismo



Este miércoles el Gobierno pone en marcha el programa de actos destinado a conmemorar los 50 años de la muerte de Francisco Franco en noviembre de 1975 y el reestreno de las libertades en nuestro país. Acertarán los organizadores si las actividades conmemorativas ponen en valor la trascendencia de nuestra democracia y la desgraciada condición histórica previa: la desaparición de un general del Ejército que ejerció el poder dictatorial hasta el final, incluidas cinco penas de muerte firmadas dos meses antes de morir. Errarán si los actos del aniversario se utilizan para la lucha partidista o para acrecentar la polarización.


Desde la victoria en la Guerra Civil, en 1939, Franco mantuvo bajo sus manos la dirección del poder ejecutivo, legislativo y judicial ajeno a cualquier forma de control político o democrático de las instituciones del Estado: una dictadura unipersonal con la existencia de un único partido tolerado, el de los vencedores de la guerra: primero Falange, después renombrado como Movimiento Nacional. Esa fue toda la libertad política de la que disfrutaron los españoles durante las cuatro décadas del franquismo. Un régimen que aprendió a adaptarse a las circunstancias históricas cambiantes y apenas se vio dañado por las actividades clandestinas de los distintos grupos de la oposición política y el exilio, pese a la perseverancia en la lucha de muchos de ellos a lo largo de décadas, sin rendirse ante la persecución sufrida con el ensañamiento propio de dictaduras militares y con una prensa literalmente amordazada.


Recordar medio siglo después de la muerte del dictador cosas tan obvias no es una redundancia ni debería provocar división alguna entre los españoles, que son hoy, muy mayoritaria y felizmente, conscientes de su ciudadanía democrática. Recordarlo constituye un deber democrático en particular hacia aquellas generaciones que ni conocieron ni tienen por qué conocer el origen complejísimo de la democracia que hoy habitan. Los inquietantes datos de las últimas encuestas, tanto del CIS como la de 40dB., muestran una creciente tolerancia de los jóvenes a regímenes autoritarios —como lo fue la dictadura aquí— y una cierta banalización de lo que significó el franquismo.


Entre los jóvenes, más del 20% tiene como opción preferible a Vox, un partido político que definió en las Cortes al franquismo como una etapa de progreso y reconciliación. El régimen que impuso Franco a partir 1939 y hasta su muerte en 1975 extinguió la libertad de prensa y la libertad de expresión —prohibidas por ley—, situó a la mujer en un lugar subsidiario en la sociedad, asfixió cultural y lingüísticamente a las comunidades con una lengua distinta del español, persiguió con ferocidad cualquier alternativa a la heterosexualidad, canceló la vida civil y profesional de los derrotados que sobrevivieron a la victoria franquista en el interior y mantuvo en el exilio a decenas de miles de españoles bajo la acusación de ser antiespañoles, mientras la enseñanza estuvo monopolizada por el catolicismo más preilustrado de la Europa contemporánea.


Ante la corriente autoritaria que vuelve a recorrer el mundo occidental usando las reglas de la democracia para dinamitarla desde dentro, es una obligación propiamente democrática la explicación veraz de las condiciones de existencia bajo la dictadura franquista. La añoranza que expresan los líderes de Vox o el blanqueamiento tentativo que otras derechas operan sobre el franquismo constituye una carcoma civil que desdibuja a un régimen que puso por encima de cualquier cosa su perpetuación a través de la persecución, el encarcelamiento y el asesinato de quienes aspiraban a restituir en España unas libertades homologables con la Europa que surgió de la posguerra mundial y como las que hoy disfrutamos.


Las críticas iracundas a una conmemoración tan redonda en cifra, y tan desgraciadamente necesaria dado el contexto global, son puro oportunismo partidista. Recordar el franquismo les viene mal ahora a los aspirantes a La Moncloa y a sus sherpas mediáticos porque los resultados electorales y todas las encuestas anticipan que el PP necesitará de Vox para gobernar, y Vox no condena el franquismo. Editorial de El País, miércoles 8 de enero de 2024

05 enero 2025

La belleza cruda

Por CARLOS MARTÍN GAEBLER

El canon de belleza masculina ha cambiado sustancialmente desde finales del siglo XX hasta nuestros días. En la actualidad, imperan los cuerpos masculinos depilados, tatuados o perforados (cuando no hipermusculados), las cejas delineadas, la piel sobrebronceada. La lengua inglesa, tan capaz para denominar lo novedoso, ha acuñado el híbrido manscaping. Hay, además, un trasfondo exhibicionista/narcisista innegable (algunos se miran y remiran en espejos varios). En playas, gimnasios, saunas o en perfiles de contactos ya apenas se observa la belleza cruda de antaño: hombres naturales de la cabeza a los pies, sin cosmetizar, en armonía con sus atributos. En los años 80 y 90 los varones lucían sus axilas sin afeitar, sus piernas y brazos peludos, la mata del pubis intacta, su vello corporal tal cual. Hoy en día, el modelo de belleza se ha visto transformado/manipulado por la presión grupal y por la homogeneizante insistencia publicitaria, que ha creado cuerpos feminizados, desprovistos de rasgos varoniles. Los depilados parecen zombis de la moda. La única excepción a este desierto piloso son las sensuales barbas recortadas que algunos se dejan crecer. Alguien, con acierto y con retranca, ha llamado a este fenómeno la venganza del travesti. Aunque, a juzgar por lo que muestra el hombre del autorretrato, no todo está perdido. ¡Ojalá pase pronto esta moda tan globalizada como absurda y los hombres vuelvan a parecer hombres! Donde hay pelo hay alegría, y mariconadas, las justas. Saludos peludos. cmg2017


Hombre anónimo autorretratándose en bañador

06 diciembre 2024

Ética de la ficción

Por Najat El Hachmi

Las obras “basadas en hechos reales” tiene hoy una dimensión industrial. Tanto en literatura como en el entorno audiovisual parece que tal etiqueta constituya un sello de autenticidad y, sin embargo, resulta poco verosímil que los autores del presente podamos tener un conocimiento omnipotente sobre hechos que no hemos vivido directamente. Diría que incluso la propia experiencia pasa por un proceso de elaboración a través de los elementos de la narración y el lenguaje que hacen arriesgada la consideración de que un texto sea pura autobiografía. La transformación a la que sometemos los hechos cuando nos ponemos delante de la página en blanco con intención literaria es por fuerza una manipulación al servicio de nuestros propios objetivos creadores más que de la copia fidedigna de “la realidad”. Desconfíen del escritor que no albergue duda alguna sobre la veracidad de lo que cuenta, una veracidad que además es secundaria cuando de lo que se trata es de contar una historia y que el lector se la crea. A menudo, hay que mentir mucho para llegar a alguna certeza, y ese tipo de mentiras son buenas y deseables, porque la ordenación narrativa puede ser más útil que la simple observación del mundo.


A pesar de que haya sido desterrada a la inutilidad del puro entretenimiento espectacular, la ficción sigue vertebrando nuestro imaginario colectivo, y el proceso de reelaboración del pasado mediante novelas históricas o biografías que encajan en el molde de lo comercial tiene muchos peligros. Uno de ellos es leer todo lo que nos precede con la sensibilidad del presente, empañando así la posibilidad de conocer nuestras raíces reales, sumiéndonos en una especie de nebulosa llena de engaños y distorsiones. Como autora, puedo hacer suposiciones, imaginar, añadir y quitar elementos, pero no puedo decir que no estoy mintiendo en nada. No es ético hacer pasar por verdadero lo que es ficción solo para conseguir esa validación del “basado en hechos reales”, que está más al servicio de las ventas que de la creación en sí misma. Hay disciplinas que indagan con rigor en el pasado siguiendo unas directrices claras basadas en datos demostrables. Los escritores y los guionistas no somos historiadores, y si viajamos en el tiempo debería ser para desplegar las alas de la imaginación. Para mí, defender a ultranza que un texto es solamente real es renunciar a la ficción, hoy más necesaria que nunca por tratarse de una forma de comprensión del mundo compleja y matizada, mucho más reconfortante, quizás más auténtica, que la realidad pura y dura.

El País, 6 de diciembre de 2024

30 noviembre 2024

Roberto Pérez Toledo: Filmar la ternura

Roberto Pérez Toledo dirigiendo a sus actores en su último corto.

Por CARLOS MARTÍN GAEBLER

Roberto Pérez Toledo (robertopereztoledo.com) es un creador de ficciones sobre la diversidad afectiva, que indaga en las emociones que nos humanizan, en los miedos que nos atrapan. En sus cortometrajes logra filmar, con abundantes primeros planos, la ternura, la búsqueda dialogada del amor en sus diversas formas, o, como él diría, la poliafectividad de nuestro tiempo. Concibe sus piezas como un cara a cara conversacional, mayormente entre hombres, pero también entre un hombre y una mujer o entre dos mujeres. 

Apuesta por los formatos breves para tiempos apresurados. Sus cortometrajes emocionan porque no son chorradas tiktokeras para ver andando en la palma de la mano, sino piezas profundamente argumentativas, de una honestidad contundente, que se deben ver sentados y escuchar concentrados para saborearlos y pensarlos, porque Pérez Toledo rueda desde el humanismo, del que brota todo su imaginario. Crea retratos serenamente hedonistas de una España moderna.

Cineasta prolífico y laureado con multitud de premios, domina la narración fílmica y la técnica del suspense. Todos sus cortos finalizan cuando tienen que finalizar, ni un segundo antes, ni un segundo después. Que los actores y actrices (magníficamente dirigidos) que interpretan sus diálogos sean desconocidos para el gran público aporta mayor verosimilitud a sus microhistorias. Tras los créditos, la mayor parte de sus cortos aparecen fechados y geolocalizados en Madrid, la ciudad inclusiva, donde todos y todas pueden abrazarse, cogerse de la mano, besarse en las calles, hacer visible la ternura, rasgo de la nueva masculinidad. cmg2021

Todos los cortometrajes escritos y dirigidos por Roberto Pérez Toledo pueden verse en alta definición (algunos subtitulados en distintos idiomas) en su canal de YouTube. Cualquiera de ellos es una deliciosa joyita audiovisual; subrayo los más recomendados:

Brújula / Admirador secreto / Chicos que lloran / El amor mola / Sí a todo / La cuarta cita / Siempre que lo digo / Taras / Lo que ocurre en Cap Vermell / 40 años contigo / Motes de amor / Tu efecto en mí / Flechazos / Cada día / Los que odian la Navidad / Amor de autor / Pancarta / El poliamor explicado para madres y abuelas / Hola mamá, hola papá / Equis o corazón / Chica pidiendo matrimonio a su novio / Doce o trece tequieros al mes / El club de la L / Only us / Bajo la sábana / Todo lo que viene / Estriptis / Hidroalcohólico / La peli que vamos a ver / Fugaces / Eurofán / La teoría de la pluma / Cucharita triple / The Future AwaitsEngagement / Antes de la erupción.

Fotograma de "Siempre que lo digo", con Albert Suárez y Manuel Moya.

24 noviembre 2024

Los ángeles siguen siendo ángeles


En 2013 visité con unos amigos malagueños una espléndida exposición del escultor británico Richard Deacon en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. Pero el CAC me tenía reservada una sorpresa en otra sala: una exposición de fotografías (La mirada subjetiva) realizadas por alumnos/as salientes de la Escuela de Arte San Telmo de la capital malagueña. Una obra me llamó poderosamente la atención. Titulada por su autora, Lourdes Mellado, "Los ángeles siguen siendo ángeles" (Técnica: color digital. 54x40cm, 2012), podría haber sido hecha en nuestro tiempo por el propio Caravaggio si le hubieran puesto una cámara digital en la mano. El fondo y la forma de la misma me recordaban al maestro del claroscuro italiano y me remitían a los Sonetos del Amor Oscuro que Federico García Lorca compuso para su amante Juan Ramírez de Lucas (recomiendo la lectura de la apasionante novelización de su amor publicada por Manuel Francisco Reina bajo el título Los amores oscuros [Temas de Hoy, 2012]). Nunca antes había contemplado la plasmación de un momento íntimo de amor entre dos varones con tanta elegancia. La he colgado aquí, junto a una foto de su autora, para compartirla con mis lectores y difundirla por la red. cmg2013


12 noviembre 2024

Se llama Festival DE CINE EUROPEO de Sevilla

Por CARLOS MARTÍN GAEBLER 

De la noche a la mañana, el Festival de Cine Europeo de Sevilla ha cambiado su nombre y ha pasado a llamarse simplemente Festival de Sevilla, para sorpresa de cinéfilos, ilustrados y europeístas de pro. Y no solo eso. El acrónimo SEFF, una marca ya incorporada a la nomenclatura cultural de la ciudad y al circuito internacional de festivales, ha desaparecido en esta vigésimo primera edición de toda la cartelería relativa al festival.

El mismo día de la inauguración tuve ocasión de toparme con Manuel Cristobal, director de la presente edición del certamen, en el vestíbulo del hotel Plaza de Armas y de preguntarle sobre esta cuestión, argumentándole que, el festival de cine europeo aporta cada año nueve días de cosmopolitismo y multilingüismo a una ciudad rancia y provinciana como es Sevilla. Le recordé que, mientras que el festival de Málaga está especializado en programar cine español, el de Sevilla tiene vocación de exhibir cine producido en Europa o por europeos, y que ambos festivales se complementan perfectamente. 

Aunque mi interlocutor, que insistía una y otra vez en que le tuteara, decía entender lo legítimo de mi razonamiento, me explicó, poniendo el dedo sobre la portada del programa de mano en la palabra Sevilla, que al nuevo equipo organizador del festival le interesaba, sobre todo, "promocionar la ciudad." Literal. ¿Pretende este Ayuntamiento utilizar el festival de cine para incrementar la turistificación que ya padece la ciudad? ¿Realmente necesita Sevilla más promoción aún? Saque el lector sus conclusiones.

En este punto debo reivindicar a tantos profesores y profesoras que en estos últimos veinte años hemos aprovechado la existencia del Seville European Film Festival (SEFF) y su carácter plurilingüe para promover la afición al cine en versión original entre nuestras alumnas y alumnos de lenguas extranjeras. Esta exposición al multilingüismo no debe caer en saco roto precisamente en una sociedad poco dada a hablar idiomas distintos del castellano. Demos la batalla por que nuestro festival siga mostrando sin complejos ficciones creadas por cineastas europeos o producidas por entidades europeas en cualquier lugar del mundo (el festival, además, está cofinanciado por la UE) para que las podamos visionar y escuchar en el próximo Festival de Cine Europeo de Sevilla 2025. cmg2024



08 noviembre 2024

Por qué la cocaína favorece la violencia sexual

Por GUILLERMO LAHERA

El País, 8 de noviembre de 2024

La cocaína desata los instintos primarios, de la mano de la verborrea, la grandiosidad y el deseo de dominancia. Prevenir su consumo reduciría la exposición a experiencias traumáticas que son un factor de riesgo de graves trastornos mentales.


Es un clásico de las guardias hospitalarias de fin de semana: el paciente es llevado de madrugada por sus compañeros de farra, algunos asustados y otros infantilmente risueños. El chico presenta unas pupilas como dos agujeros negros, está sudoroso, taquicárdico y no para de moverse. Conductualmente, se muestra retador, desafiante, buscando pelea. En un momento dado, ante una mínima frustración —una leve espera en ser atendido, una petición de análisis de tóxicos en orina, por ejemplo—, eleva el tono de voz, insulta, denigra a todos los presentes y pega una brutal patada a un monitor de constantes vitales. Ni sabe su coste, ni le importa. Se le acerca algún enfermero para calmarle y entra en escalada, a veces haciéndose el ofendido: “¡Que no me toques!”, repite. Uno que recuerdo se fijó en la joven residente que me acompañaba y le dedicó varios comentarios soeces y machistas. A mí me dijo: “Te voy a arrancar la cabeza”.


Estas escenas nocturnas no son agradables y requieren del personal sanitario mucha paciencia, dedicación y templanza de espíritu. Pero lo más chocante es visitar al enfermo a la mañana siguiente y encontrar a un desvalido corderito. Envuelto en sábanas, aturdido por haber dormido poco, sollozante y arrepentido.


La cocaína es, de lejos, el psicoestimulante ilegal más usado en el mundo, con aproximadamente 23 millones de consumidores, cifra que va ascendiendo. Esta sustancia dispara en el cerebro las concentraciones extracelulares de dopamina, noradrenalina y serotonina, actuando especialmente sobre las vías de la recompensa. Por eso, inicialmente, produce aumento de la energía, las emociones positivas y la confianza. Es altamente adictiva y puede tener graves consecuencias médicas, psicosociales y psiquiátricas. Nada menos que la mitad de los consumidores desarrolla síntomas psicóticos a lo largo de su vida, incluyendo reacciones paranoides, delirios o aterradoras alucinaciones visuales o táctiles.


Se asocia también a crisis de pánico, depresión y desregulación emocional. Pero otro efecto de la cocaína es especialmente relevante para la convivencia y la salud de las víctimas: se asocia robustamente a irritabilidad, agresividad, conductas de dominación y delitos. En estado de intoxicación se desatan los instintos primarios, de la mano de la verborrea, la grandiosidad y el deseo de dominancia, y se pueden aplicar ferozmente contra la persona que está más cerca.


La violencia en el ámbito doméstico es aterradoramente frecuente: una de cada cinco mujeres estadounidenses la ha sufrido. Y algunos estudios indican que el 92% de los hombres que agredieron a su pareja femenina había consumido sustancias el día de la agresión, de los cuales el 67% había consumido la explosiva mezcla de cocaína y alcohol. Una deriva son las agresiones facilitadas por drogas administradas a la víctima, normalmente altas cantidades de alcohol.


En un estudio español entre 1.600 mujeres jóvenes, la mitad reportó haber sido víctimas de actos, comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, que van desde el acoso verbal hasta la penetración forzada, con sustancias tóxicas de por medio. El riesgo aumenta en mujeres extranjeras, de bajo nivel educativo y no heterosexuales. La foto del estudio nos muestra que el consumo de alcohol en la víctima y de alcohol y cocaína en el agresor suponen un caldo de cultivo propicio para la violencia sexual. Por supuesto, no se trata exclusivamente de un efecto químico. Los contextos asociados al tráfico de drogas, la pobreza, la exclusión social y la falta de oportunidades aumentan la probabilidad de violencia. Piensen en el estremecedor cóctel de cocaína y prostitución, donde las mujeres son consideradas objetos sexuales y donde la violencia contra ellas está normalizada.


El uso de alcohol, cannabis y cocaína está dramáticamente arraigado en nuestra sociedad. Alguien me tiene que dar muchos argumentos para aceptar que tolerar o fomentar las drogas es de izquierdas: arruina la vida de los más vulnerables. En los años ochenta el viejo profesor Tierno Galván —admirable, por lo que dicen, en todo lo demás— alentó a las masas con su “el que no esté colocado, que se coloque”. La devastadora epidemia de heroína y delincuencia ya había estallado en los barrios populares, para desgracia de las sufridoras madres. El boom de la cocaína iba a seguir a continuación, con el ilusorio marchamo de droga de ganadores, y porque generaba esa hiperactivación tan propicia para el ritmo frenético de nuestros días. Con el cannabis, aún tenemos partidos políticos que minimizan sus daños, contra la evidencia científica disponible, y es consumido por el 28 % de los adolescentes españoles; todos ellos, con cerebros en desarrollo. Socialmente, tomar sustancias tóxicas parece un signo de ser enrollado, saber divertirse y sentirse parte de un grupo.

El discurso antidrogas, en cambio, suena puritano, retrógrado y punitivo. Pues que siga la fiesta, ¿no? Depende de lo que nos importen, por ejemplo, los problemas de salud mental, el fenómeno de la violencia machista o el maltrato infantil, en los que el alcohol y la cocaína parecen ser relevantes. Prevenir el consumo de estas sustancias reduciría la exposición a experiencias traumáticas, que son un factor de riesgo de desarrollar graves trastornos mentales. Si como sociedad apostamos realmente por la prevención, uno de los objetivos tiene que ser tratar de revertir esta distorsionada percepción social de las drogas, informar abiertamente a los ciudadanos sobre sus efectos neurobiológicos o las consecuencias a largo plazo de su consumo y ofrecer tratamiento y ayuda a las personas adictas.

02 noviembre 2024

11 octubre 2024

¿Por qué los jóvenes españoles son de derechas?

La brecha ideológica entre hombres y mujeres menores de 27 años se agrava debido a que los mensajes extremistas campan a sus anchas en las redes.

Por JOSÉ NICOLÁS 

El País, 11 de octubre de 2024

La encuesta monográfica sobre inmigración de 40dB., publicada este martes en EL PAÍS y la Cadena SER, sacó a la luz unos datos demoledores sobre la percepción de la inmigración. Si bien este sondeo no la mostraba como primer problema —lo hacía el barómetro de septiembre del CIS—, evidenciaba que es una de las principales preocupaciones de los españoles, pues el 41% de los encuestados afirmaba tener “mucha inquietud” por este asunto. El dato que más impactaba era el de la brecha sobre la percepción de la inmigración entre hombres y mujeres de la generación Z, entre 18 y 27 años. Frente al 44% de las mujeres, el 61% de los hombres dice que los inmigrantes hacen aumentar la delincuencia, y frente al 56% de las mujeres, el 75% de los hombres menores de 27 años cree que los inmigrantes reciben “demasiadas ayudas públicas”. “De nuevo, la brecha generacional entre los jóvenes Z y el resto de grupos. De nuevo, las mujeres Z más progresistas que cualquier otra generación”, tuiteó @X_Calafat.

Según los datos de 40dB., los jóvenes españoles son más conservadores que las mujeres de su misma edad —más de la mitad de ellos votaría a partidos de derecha o extrema derecha (el 26,7% a Vox, el 18,1% al PP y el 8% a Se Acabó la Fiesta) frente al 32% de ellas—. No solo ocurre en España: la brecha entre los miembros de la generación Z también se da en países como EE UU, Alemania o el Reino Unido, según datos recogidos por el Financial Times. De la encuesta se extrae también que el 52,7% de la generación Z recibe noticias sobre la inmigración a través de las redes sociales y un 10,3% consume este tipo de información de influencers youtubers. ¿Y qué está pasando en estas plataformas?

Desde que Elon Musk manda en X, la verificación en la plataforma no se consigue por prestigio, sino pagando, y las publicaciones de los usuarios verificados tienen más alcance. A su vez, pueden obtener réditos económicos si sus tuits tienen muchas interacciones. El resultado es que buscan alcanzar gran impacto soltando la mayor burrada que se les ocurre: “Celebran crueldades, aplauden delitos, recomiendan tratamientos pseudocientíficos, insultan a las minorías, se ríen de los desfavorecidos... procederes que, por un lado, recibirán aplausos del nuevo sector malista que se considera rebelde por ser malote, pero, por otro, también conseguirán reprobaciones de personas indignadas que, quizás con buena voluntad, señalen los abusos”, como resume bien Mauro Entrialgo en su libro Malismo (Capitán Swing). “Ahora mismo, un gran porcentaje de las cuentas con simbolito azul de X se dedican a idear meadas fuera de tiesto que puedan indignar al mayor número de personas para poder recolectar la mayor cantidad de dinero mensual”, añade.

La consecuencia de esto es que muchos usuarios progresistas estén abandonando las redes cansados del escaso freno o moderación a los contenidos extremos e insultantes y, por tanto, que los jóvenes solo tengan acceso a publicaciones racistas, machistas y cargadas de odio. Esto desemboca en el inicio de esta columna: los menores de 27 años —sobre todo los varones— tienen una percepción atrofiada de la inmigración, pues solamente reciben la información negativa que se vierte en X, en canales racistas de Telegram como el de Alvise Pérez o en los de falsos gurús de internet con pódcast difundidos a cachos en TikTok.

En asuntos tan sensibles como la inmigración es importante saber valorar si la información que nos llega es verídica o no, y a esto ayuda tener acceso a diferentes puntos de vista. Algo aparentemente escaso entre los jóvenes.